A Opinión. Esperando a los bárbaros
En Esperando a los bárbaros, J. M. Coetzee cuenta el momento en que Imperio decide que los bárbaros en su frontera es el enemigo a vencer, que ponen en riesgo la seguridad de la ciudadanía, el coronel Joseph Coll está al frente de la Guardia Nacional y tiene la encomienda de ir a perseguir a los bárbaros; lo sigue un viejo magistrado, cuya única ambición es lograr tres o cuatro líneas en los anales de la historia como un hombre que siempre defendió la civilización. La Guardia Nacional llega a la frontera del Imperio y comienza a atacar a todos los que son distintos, a todos los que son diferentes, los tortura y asesina; el viejo magistrado, que va como cronista, es capturado acusado de colaborar con los otros.Esta novela de Coetzee tiene como base un poema de Cavafis que se llama también Esperando a los bárbaros, el poema de Cavafis finaliza así:
¿Por qué tan rápido los ciudadanos vacían las plazas y las calles, y regresan a sus casas pensativos? Porque cayó la noche y los bárbaros no llegaron y gente que viene de la frontera asegura que ya no existen los bárbaros. Y ahora, ¿qué sucederá sin los bárbaros? Estos hombres al menos ofrecían una solución.
En la vida política, como el Imperio, hemos decidido que los bárbaros son los otros, el adversario, el desconocido, esta polarización (más profunda que el fifi y conservadores) es ver al otro como enemigo y no reconocer la posibilidad de diálogo, un obstáculo para la participación ciudadana. Cuando dejemos de ver en el otro al bárbaro, al contrincante, al enemigo que se tiene que tiene acabar, vencer, acabar, matar, anular y veamos la posibilidad de caminar juntos hacia una solución, hacia la búsqueda de políticas públicas: participación pública, veremos que el camino es diferente.
Published on August 24, 2019 18:40
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