Crítica: EL GORDO Y EL FLACO (STAN & OLLIE)

Un buen biopic es de agradecer cuando muestra no solo el éxito de las personas que aparecen en él, sino también su lucha, ahondando en las dificultades. Este es el caso de una pareja muy especial. Stan & Ollie fueron un dúo cómico cuya luz nunca dejó de brillar. Esta semana hemos visto: EL GORDO Y EL FLACO (STAN & OLLIE). Stan & Ollie está dirigida por Jon S. Baird y tiene como principales protagonistas a John C. Reily (Ollie) y Steve Coogan (Stan). Sus mejores tiempos han pasado, sin embargo, y decididos a lanzar su última película, deciden emprender una gira por Gran Bretaña que les llevará a reencontrarse con su público. Su ingenio y complicidad les llevarán de vulgares teatros a los mejores en tan solo unos meses, algo que no entraba en la previsión de los más optimistas. Una sincronía casi perfecta que les llevo a lo más alto. EL GORDO Y EL FLACO ahonda en su éxito, pero también en sus diferencias. Y es que ambos tuvieron muchas; una crisis importante que casi acaba con el dúo marcó su relación, pero supieron rehacerse y, como si de un matrimonio se tratara, dejaron aparte sus diferencias y trabajaron para brindar al público y a la historia del cine, uno de los mejores dúos cómicos que jamás se recordarán. John C. Reily y Steve Coogan interpretan con brillantez la genuidad de ambos, su manera de entender el mundo y también el humor. Es una película que homenajea a lo grande a Stan Laurel y Oliver Hardy. En definitiva, EL GORDO Y EL FLACO es más que un digno homenaje a dos grandes del cine mudo y en blanco y negro. Es emotiva y recrea a la perfección el mundo del éxito su gestión. John C. Reily y Steve Coogan se mimetizan a la perfección, por lo que se convierte en un filme que no podéis dejar pasar. Ni se os ocurra perdérosla.