Fatal flaws | Writing Wednesdays

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Muchas veces me preguntan en mi CuriousCat qué son los fatal flaws, por qué son importantes y cómo utilizarlos. Creo que muchos escritores (y mi yo del pasado definitivamente se encuentra entre ellos) están un poco confundidos sobre lo que es y lo que no es un fatal flaw y qué función tiene en la trama.


En pocas palabras, el fatal flaw es el defecto fatal que impedirá que el personaje consiga aquello que desea. El fatal flaw es siempre algo interno, inherente a la personalidad, nunca una situación externa (como, por ejemplo, una enfermedad). El fatal flaw es una fuente de conflicto, no el conflicto en sí. 


Por ejemplo, en la saga de Harry Potter el fatal flaw de Harry es su impulsividad. Esa impulsividad no es un factor externo como podrían serlo su orfandad o los abusos de los Dursley, sino un defecto de Harry presente a lo largo de la saga, difícil de controlar y que lo mete en problemas. Esta impulsividad es la que lo empujó a inflar a su tía Marge en El prisionero de Azkaban (aquí vemos como un fatal flaw puede no solo generar conflicto y tensión sino también avanzar la trama). Más trágicamente, esta impulsividad es la que le hizo creer que Sirius estaba en peligro al final de La Orden del Fénix, por lo que Harry y el resto de miembros del Ejército de Dumbledore van al Ministerio y acaban enfrentándose a los mortífagos, que les habían tendido una trampa (aquí el fatal flaw se interpone entre Harry y lo que más aprecia: la figura paterna de su padrino).


No solo eso, sino que el fatal flaw de Harry le genera problemas con otros personajes. Además de meterse en líos con sus profesores debido a su (maravillosa) insolencia (No es necesario llamarme “señor”, profesor), Harry a menudo se enfada con Ron y Hermione debido a su genio. En lugar de explicar con calma que él no puso su nombre en el cáliz de fuego, Harry se enfrenta con Ron y le dice cosas de las que luego se arrepiente. Algo similar ocurre en Las reliquias de la muerte, cuando Harry pierde la paciencia y los estribos cuando Ron tiene problemas al lidiar con el horrocrux.


 


Vale, esta es una manera correcta de utilizar los fatal flaws, ¿pero cómo no utilizarlos? Para simplificar: no intentes enmascarar de fatal flaw lo que en realidad es una virtud. Me explico: un fatal flaw debe ser visto como tal por otros personajes y debe ser una fuente de problemas, obstáculos y conflicto para el protagonista. Un ejemplo muy bestia de cómo no utilizar un fatal flaw lo tenemos en Bajo la misma estrella de John Green. A lo largo de toda la novela se nos machaca con que el fatal flaw de Augustus es su presuntuosidad (pro tip: no es necesario dárselo todo masticado al lector y comunicarle cuál es el fatal flaw de tu protagonista; si no resulta evidente hay un problema). Sin embargo, este fatal flaw no causa ningún conflicto (de hecho, la carta ultra pretenciosa que le escribe a Peter Van Houten acaba teniendo efecto). De hecho, ningún personaje identifica este defecto como tal. Solo hay dos veces en las que esta presuntuosidad es reconocida por otros personajes: primero por Isaac, pero de broma y dejando claro que forma parte del encanto de Augustus, y después por Peter Van Houten, que lo critica por ello (pero no cuenta porque Van Houten es retratado como un villano que, para colmo, luego se arrepiente de lo que ha dicho. Y todo en la trama apoya la interpretación de que es algo bueno que Van Houten haya cambiado y ahora sea el fan número uno de Hazel y Augustus).


 


En definitiva: crea un fatal flaw que sea un rasgo de la personalidad. Asegúrate de que sea, de hecho, algo negativo. Asegúrate además de que se interponga entre tu personaje y aquello que quiere conseguir en la novela. Asegúrate de que controlar o superar este fatal flaw sea extremadamente complicado. Asegúrate de que tenga sentido en la trama, que genere tensión y que avance el argumento. 

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Published on July 25, 2018 09:30
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