Un poema de Mark Wunderlich



El Dios de la Nada
Mi padre se cayó del bote.Su equilibrio había estado fallando por un tiempo.Había ido en el bote con su perrocazador de patos a un pantano, cerca de Trempealau, Wisconsin.No había nadie cerca,excepto por el nervioso granjero que limpiaba el desagüe en el establo–sordo de un oído por culpa de años junto a las máquinas–,y que estaba casi a un kilómetro de distancia.Mi padre se cayó del botey el agua se arremolinó a su alrededor, llenósus vadeadores y lo arrastró hasta el fondo.Descendió en un agua rala como un mal café.El perro se lanzó al agua,creyendo quizás que era un juego.Debo corregirme –los perros no piensan como nosotros–,ellos reaccionan, y la reacción del perrofue nadar alrededor de la cabeza de mi padre.Esta no es una historia tranquilizadorasobre un perro que ladra para pedir ayuda,o que chupetea la cara de mi padre para animarloa mantenerse a flote. El perro finalmente se cansó y nadó a la orillapara olfatear entre la hierba, disfrutar su nueva libertadde los cuidados de su amo,indiferente a la situación de mi padre.El agua estaba fría, eso lo sé,y mi padre siempre había sido friolento.Que él estaba muy frío es una certeza, aunquenunca le he preguntado sobre este suceso.No sé cómo logró salir del agua.Creo que el granjero salió a buscarlodespués de que mi madre lo llamara apurada y condujerahasta la granja después de que mi padre no regresara a casa.Mi madre me contó de este suceso en voz baja,tapando con su mano el teléfono e intercalandodivertidos non sequiturs para no ser escuchada.Admitir la enfermedad de mi padrehabría provocado la ira del Dios de la Nada,que llega corriendo cuando escucha una voz temblorosapara barrer al débil con su aliento sin amor, helado.Pero ese dios había sido llamado antes,durante una época en la cual plantó una semilla en el cerebro de mi padre,que creció, congeló su lengua,le robó su equilibrio.El dios estaba ahí cuando mi padre cayó del bote,susurrando desde una madriguera en su cerebro,y fue ahí cuando mi madre, percatándose del momento,supo que algo estaba mal. Este dios es un dios frío,un dios hambriento, egoísta y con mala vista.Este dios tiene la cabeza de un perro.

Texto original: “The God of Nothingness”Traducción: Gustavo Solórzano-Alfaro, 2017,aparecida por primera vez en Círculo de Poesía


Mark Wunderlich(Minnesota, 1968) obtuvo el Lambda Literary Award por su primer poemario, The Anchorage (1999), y es autor, entre otros libros, de The Earth Avails(2014). Es profesor en Bennington College. Actualmente vive en New York.
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Published on October 13, 2017 16:38
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