Crítica: NO SÉ DECIR ADIÓS
Debut de Lino Escalera con una película incómoda sobre cómo afrontar la inminente muerte de un padre (Juan Diego), y cómo las viejas rencillas renacen entre dos hermanas (Lola Dueñas y Nathalie Poza) que viven en Almería y Barcelona cuando al padre le diagnostican un cáncer terminal. Negación frente a resignación en un filme en el que predomina la tristeza. Esta semana hemos visto: NO SÉ DECIR ADIÓS.
Buen estreno de la ópera prima de Lino Escalera, que se hizo con cuatro estatuillas en el Festival de Málaga y que basa su éxito en la deprimente escala de colores grises y sensación de agobio constante, habitaciones cerradas y situaciones incómodas que afronta José Luis (Juan Diego) y sus hijas (Lola Dueñas y Nathalie Poza). NO SÉ DECIR ADIÓS es una película de actores, y los tres sostienen el drama con unas interpretaciones de altura. El duelo sobrevuela en todo momento el filme, y los tres protagonistas lo afrontan como pueden.
En caso de José Luis, que tiene cáncer terminal, la procesión va por dentro, una interpretación brillante que quizás pueda valerle una nominación al Goya, aunque todavía queda mucho. Nathalie Poza interpreta a una mujer llena de adicciones, sin marido e hijos pero con un trabajo de éxito en Barcelona, sin embargo, al verse superada por los acontecimientos opta por la negación, la ira y la frustración. Un personaje que roza el extremo pero que no acaba perdiéndose, y eso es gracias a Nathalie Poza y su estupendo trabajo. Finalmente queda la otra hermana, que se quedó con el negocio de la autoescuela junto a su padre, con marido e hija. Ella opta por la resignación, por aceptar lo que sucede mientras se ve arrastrada por la misma vida, esa que tantos sueños le ha arrebatado y pretende recuperar.
Un guión simple, directo y muy efectivo sobre las relaciones que se establecen entre el ámbito familiar. Cómo se encajan golpes de ese tipo y de qué manera es capaz cada uno de asumir dicha noticia, una preparación del duelo que, como veremos, no es para nada fácil en el personaje de Nathalie Poza, que decide hacer caso omiso y buscar alternativas, dejándose llevar por la ira y pisando todo lo que encuentra a su paso. NO SÉ DECIR ADIÓS podría también recompensar el gran trabajo como director novel de Lino Escalera en los Goya, aunque la espera será larga.
En definitiva, NO SÉ DECIR ADIÓS no es una película apta para todos los públicos, es incómoda pero muy interesante para comprender un proceso tan difícil y natural como es la muerte de un familiar querido. Los tonos grises y las habitaciones cerradas ayudan a crear una atmósfera deprimente que acompaña al filme de principio a fin, aunque el humor negro tampoco falta. Al fin y al cabo, no todo en la vida va a ser sufrimiento. No os la perdáis.


Un guión simple, directo y muy efectivo sobre las relaciones que se establecen entre el ámbito familiar. Cómo se encajan golpes de ese tipo y de qué manera es capaz cada uno de asumir dicha noticia, una preparación del duelo que, como veremos, no es para nada fácil en el personaje de Nathalie Poza, que decide hacer caso omiso y buscar alternativas, dejándose llevar por la ira y pisando todo lo que encuentra a su paso. NO SÉ DECIR ADIÓS podría también recompensar el gran trabajo como director novel de Lino Escalera en los Goya, aunque la espera será larga.

Published on June 02, 2017 12:47
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