Crítica: GUARDIÁN Y VERDUGO
Basada en una historia real, en 1987, en Sudáfrica, más de 160 personas fueron ejecutadas en el corredor de la muerte de Pretoria. El abogado, Jon Weber, defiende a un ex-trabajador de la prisión de máxima seguridad traumatizado por todo lo que ha vivido allí. Una película que narra un cambio de política en cuanto a la pena de muerte en Sudáfrica. Esta semana hemos visto: GUARDIÁN Y VERDUGO.
Shepherds and Butchers es una película de juicios, últimamente en boga tras Negación, lo que no suele ser demasiado normal en la gran pantalla. En ambas películas, quizás en esta algo más, al espectador se le golpea con imágenes duras. En el caso de GUARDIÁN Y VERDUGO, Leon (Garion Dowds) ha asesinado a 7 personas de color tras perseguirlos con un coche y llevarlos a una cantera. Hasta ahí todo está claro, sin embargo, ese mismo día dejó de trabajar en la prisión de máxima seguridad, tras pasar dos años con los presos del corredor de la muerte.
Lo que le llevó a cometer tal asesinato es lo que mueve a Jon Weber (Steve Coogan) a investigar e interrogar a su defendido sobre todo lo que sucedió en el corredor de la muerte mientras trabajaba. Quizás la parte más interesante del filme, la más desgarradora e impactante, que por desgracia cae en picado cuando vuelven al juicio en sí, puesto que se crea misterio cuando en realidad no lo hay. Por lo tanto, pasamos de una fase de drama impactante, con imágenes potentes y una narración profunda, a momentos de tedio que nos devuelven a la clásica película de juicios sin sorpresa.
Oliver Schmitz, por tanto, dirige GUARDIÁN Y VERDUGO con arrojo durante las escenas más importantes, donde el espectador se pega a la butaca para ver con sus propios ojos todo lo que sucede en el corredor de la muerte. La compañía de Leon a los presos, los últimos y desgarradores momentos de estos antes de morir, cuando se le pone la soga al cuello y finalmente caen y mueren. Incluso a posteriori, cuando han de limpiar e incluso enterrar los cuerpos. Todo esa parte del filme remueve y conciencia sobre la pena de muerte, abolida en 1995 con la llegada de Nelson Mandela.
En definitiva, GUARDIÁN Y VERDUGO es una película que contentará al espectador más habituado a películas concretas de un tono más serio y dramático. Steve Coogan interpreta con solvencia al abogado defensor y también es destacable la actuación del novato Garion Dowds. Interesante reflexión sobre la pena de muerte cuyas imágenes pueden llegar a impactar por su crudeza. Avisados estáis.


Oliver Schmitz, por tanto, dirige GUARDIÁN Y VERDUGO con arrojo durante las escenas más importantes, donde el espectador se pega a la butaca para ver con sus propios ojos todo lo que sucede en el corredor de la muerte. La compañía de Leon a los presos, los últimos y desgarradores momentos de estos antes de morir, cuando se le pone la soga al cuello y finalmente caen y mueren. Incluso a posteriori, cuando han de limpiar e incluso enterrar los cuerpos. Todo esa parte del filme remueve y conciencia sobre la pena de muerte, abolida en 1995 con la llegada de Nelson Mandela.

Published on May 19, 2017 12:46
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