Crítica: PETER Y EL DRAGÓN

La propuesta de Disney para el verano es un remake del año 1977 que protagoniza Oakes Fegle y en el que también aparecen Bryce Dallas Howard y Robert Redford. Un accidente de coche deja a Peter solo y en el bosque, pero el dragón que habita en sus profundidades no lo dejará solo. Esta semana hemos visto: PETER Y EL DRAGÓN.

Película veraniega perfecta para llevar a los niños al cine. El niño pasa seis años junto a Elliot, así llama él al dragón, en una especie de Libro de la Selva o Tarzán en el que ha de buscarse la vida y cohabitar con el entorno hostil. Eso sí, tener a un amigo como Elliot facilita mucho las cosas. El dragón, perfectamente recreado aunque diferente del original (el rosa no pega con el entorno) está bien recreado, su verdor, pelaje y movimientos son una pasada y los niños disfrutarán. PETER Y EL DRAGÓN se aleja del drama del niño para llevarnos a vivir una aventura que se tuerce cuando la mano del hombre aparece: la tala de árboles amenaza la placentera vida de Peter y el Dragón.

Una película didáctica para que nos demos cuenta del daño que hacemos al entorno y, de paso, aprender a cuidarlo. PETER Y EL DRAGÓN es amable en todo momento, hecha más para creer en la magia que para meter el dedo allí donde más duele. El público infantil se lo pasará muy bien viviendo aventuras junto a Peter y Elliot, y el más adulto disfrutará con sus paisajes y los buenos efectos con los que recrean el dragón. Y es que Elliot puede camuflarse en el entorno, su pelo y lo verde de este parecen reales y no se intuye abuso de CGI ni nada por el estilo. Todo encaja como si fuera real.
Al frente de la película tenemos al pequeño Oakes Fegle, que es el perfecto niño salvaje que convive en las profundidades del bosque. Se entiende con Elliot aunque presumiblemente echa de menos una familia. La encontrará en Bryce Dallas Howard (Jurassic Park) y el padre de este, un Robert Redford reconvertido en cuentacuentos y el único que defiende la existencia del dragón pese a que nadie más lo ha visto. Por medio tenemos a los deforestadores despiadados que quieren cazarlo y un final de redención par todos, azucarado pero que funciona.

PETER Y EL DRAGÓN es una propuesta agradable, bien llevada a cabo por David Lowery, que no ha querido hacer guiños a la película del 77, sino algo nuevo y original. Un remake, por tanto, que solo comparte protagonistas y poco más. Quizás lo mejor que han podido hacer para no caer en las trampas en las que Hollywood todavía sigue cayendo. En definitiva, una película perfecta para llevar a los niños y que se den cuenta lo importante de la conservación de la naturaleza.
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Published on August 24, 2016 13:23
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