Emmanuel Rincon's Blog, page 6
November 21, 2016
La violencia de la ignorancia (análisis de "Los de abajo", de Mariano Azuela).
Sobre la temática de la obra…
La insurrección y el levantamiento de armas están en la psique colectiva de los pueblos latinoamericanos, es la herencia cultural que nos legaron nuestros ancestros, los cuales en un principio utilizaron para independizar nuestras tierras y sacudir a los europeos, y luego entre ellos mismos para arrebatarse el poder; en nuestro imaginario popular no encontramos forma alguna que se distancie a la de la violencia de asumir la gobernabilidad y propiciar un cambio político, la democracia ha ido asomándose sin otorgar mayores beneficios a su gente, salvo la osadía de decir que tuvo la oportunidad de elegir (y eso, se podría incluso cuestionar); la civilización de nuestros tiempos ha ido apaciguando la llama revolucionaria, (se ha apaciguado en sentido violento), pero no en sentido estricto, pues el amor por la heroicidad, las fantasías de liderazgo y aclamación, siguen vivas en las mentes de aquellos hombres que han crecido marginados de los sistemas capitalistas y financieros en nuestros países, cuya misión (casi siempre predestinada) es la de librar la lucha para quitarle a los ricos y darle a los pobres. Es esa fantasía de líder supremo y eterno la que ha gobernado a nuestros caudillos y dictadores megalómanos, los cuales a pesar del paso del tiempo, y la evolución e institucionalidad de los Estados, sigue terciando en los mandatorios y partidos políticos para imponer su autoridad de forma ininterrumpida y perpetua, sin importar los affaires democráticos que dicen tener, y las elecciones (muchas veces manipuladas) que se llevan a cabo para legitimar lo ilegitimo. Perón, Pinochet, Chávez, Trujillo, Castro, Ortega, Fujimori, Morales; son varios ejemplos de gobernantes tanto de izquierda como de derecha, los cuales han llegado al poder de distintas maneras (populismo, armas, burlas al sistema electoral), y una vez allí han intentado y a su vez logrado manipular los hilos constitucionales, para instaurar regímenes y sostenerse a lo largo del tiempo en el gobierno, asumiendo que solo ellos pueden llevar adelante las riendas de un país; luego vienen los golpes de Estado, magnicidios, asesinatos de candidatos presidenciales, intentonas de golpes, grupos paramilitares, y demás que se han establecido en nuestra región como producto de esa cultura de idolatría, heroísmo, beligerancia, y “rescate” que llevamos arraigada en nuestra piel. La historia y el lenguaje juegan un papel fundamental en cada leyenda personal y también nacional (colectiva), y es justamente allí donde cobra mayor vigencia e importancia la novela histórica, aquella que escrita en el presente viene a tratar de contar e interpretar las razones que fungen en un proceso histórico, y que con el paso de los años, pasará a transformarse en un relato antiguo capaz de contarnos a nosotros, quienes vivimos en el futuro, los acontecimientos de dicho tiempo. Mariano Azuela cuenta en Los de abajo las razones, o mejor dicho desrazones, que propiciaron un levantamiento de armas al inicio del siglo pasado en un México todavía con predominancia rural; las guerras entre distintas clases sociales han sido siempre un pandemonio autodestructivo para nuestras naciones, ya que los ciudadanos se han abocado a apoyar a determinado grupo o líder político, más por revanchismo, que por convicción; la exclusión ha sido una palabra que ha calado hondo en los discursos más revolucionarios, una palabra capaz de avivar el desagravio, la venganza, la retaliación, y la “búsqueda de igualdad”; todos estos asuntos más de lenguaje, que del propio desarrollo, pues a lo largo de la novela de Mariano Azuela, se demuestra como su personaje principal “Demetrio Macías” se la vive desilusionado de la revolución mexicana, al percatarse que básicamente es un sinsentido y que la mayoría de hombres que le acompañan, no tienen siquiera noción del por qué están luchando; sus acciones obedecen únicamente al fin de llevar a cabo una revolución, sin importar las consecuencias, o su desembocadura, y el propio Demetrio Macías no escapa de esto, lo cual es demostrado cuando en el último capítulo de la segunda parte le comentan que en la convención han desconocido a Carranza y van a elegir a un Presidente Provisional, y el general demuestra poco interés en el tema, entonces Natera (otro general) insiste en preguntarle a quien apoyará, y él le responde que no le haga preguntas pues no es escuelante, que a él solo le digan qué hacer y ya está. En uno de los primeros apartados de este ensayo argumentamos que el lenguaje adquiere un rol protagónico en la historia de nuestros pueblos, la mera forma de comunicarse entre pares fomenta una especie de comportamiento muy afín a los modismos empleados; es por ello que tantas veces se ha pregonado por citar ejemplos, la falta de humor en los alemanes, o la soberbia argentina; pues bien, en el México de antaño, ese de los años 1900, donde las capas aristocráticas e intelectuales estaban muy apartadas, y eran también muy restringidas, el apartheid del capital fomentó a marginar esa clase social mexicana ignorante, y sin educación, que a falta de certezas actuaba para consolidar en su mente un espejismo de éxito; y es allí donde la novela de Azuela emerge categóricamente para mostrarnos las interacciones sociales de aquella década, destacando el orgullo con que los hombres de aquellos tiempos exhibían sus muertos, y pregonaban sus delitos y carácter violento. Simón Bolívar, otro de los grandes líderes beligerantes que tuvo el continente americano, tuvo mucha razón al admitir en una frase “Un pueblo ignorante, es instrumento ciego de su propia destrucción”, y lo más curioso aún, es que no hay que ser muy inteligente para saberlo, inclusive los propios ignorantes admiten tal premisa, aquello queda demostrado en el capítulo XIV de la primera parte de la novela, cuando Demetrio Macías le cuenta a su compadre Anastasio lo sorprendido que estaba de la forma que tenía Luis Cervantes de hablar, a lo que Anastasio le responde que aquello se debía precisamente a que sabía leer y escribir; el dialogo continua con los dos personajes cambiando ideas sobre cómo la capacidad de lectura y escritura aumenta la comprensión y sabiduría de un ser humano (es decir), que a pesar de que ellos desconocen dichos hábitos, o carecen de tales conocimientos, admiten que es una herramienta sumamente útil para establecer objetivos y llevarlos a cabo. A lo largo de la historia podemos notar en forma repetitiva, que varios de los personajes que se unen a la lucha revolucionaria desconocen sus orígenes y sus causas, algunos se juntan a la gesta por aburrimiento, otros por problemas personales, por rebelión, venganza, ambición, aventuras, pero muy pocos tienen una idea objetiva de que se persigue en la revolución mexicana, y es allí mismo donde la falta de matrices lingüísticas entorpece la digestión de sus causas y termina juntando a distintas personas, con diferentes necesidades, persiguiendo un fin ambiguo que resulta en la simple cacería de federales y el placer de la violencia. El tema lingüístico ya ha sido explorado en otras obras literarias, como es el caso de 1984 de George Orwell, en dicha novela la neolengua elimina del diccionario el mayor número posible de palabras, para de esa forma limitar los pensamientos de los ciudadanos, y tener menos opciones a la hora de expresarse; en los diálogos empobrecidos culturalmente llevados a cabo por los personajes de Los de abajo, se pueden dilucidar las razones por las cuales a un grupo de gente tan numeroso les basta cualquier argumento para tomar un fusil e irse a la guerra (algo quizás más impensado para una persona con un grado mayor de cultura); este tipo de reacciones cavernícolas, e irracionales, responde a la necesidad de dichas personas de darle un sentido o propósito a sus acciones, que es imposible de descifrar en su propia mente, por ello las respuestas y justificaciones siempre serán vagas: viven de sensaciones, no de razones, y precisamente aquella es la “razón” por la que se producen los desencuentros. Mariano Azuela con esta obra básicamente fundó la novela social, aquella dispuesta a desentrañar el tema de lucha entre las clases sociales, la ignorancia, la manipulación, la ingenuidad, la violencia, que posteriormente retomarían otros autores de gran valía como Rómulo Gallegos en su obra Doña Barbara, o el también mexicano Juan Rulfo con Pedro Páramo; en contextos muy distintos las historias republicanas de las naciones de América Latina guardan muchas similitudes, algunas privilegiadas con mayores recursos minerales y económicos como es el caso de México, Argentina, y Venezuela, que ha propiciado un crecimiento más abrupto, pero también sustancialmente más corrompido; y otras que con mayor pobreza también han tenido que debatirse el poder entre caudillos, como ha sucedido en Nicaragua, Cuba, República Dominicana, entre otros; la importancia de obras como la escrita por Mariano Azuela, consiste en el estudio programado de la historia de América Latina, al observar como nuestros procesos políticos parecen ser cíclicos y repetirse obstinadamente en el tiempo; la desventura del lenguaje ha encontrado su nueva víctima precisamente en Venezuela, sumida a la demagogia que implantó el fallecido Hugo Chávez, no ha podido desprenderse del cáncer de la palabra “revolución”, a sus seguidores pareciera no importarles las paupérrimas condiciones de vida, el desabastecimiento, la inseguridad, siempre y cuando haya “revolución”, siempre y cuando haya “patria”, en eso se asemejan a los personajes de Los de abajo, los cuales enceguecidos por la ignorancia, y la falta de habilidades cognitivas, son capaces de sumarse a cualquier movimiento que prometa “igualdad social”, o que a lo sumo, los haga sentir parte de algo.En el personaje de Luis Cervantes podemos encontrar la viva historia de América Latina, personas como él hay miles, (por no decir millones) en nuestras tierras. Luis Cervantes es el típico hombre cuya motivación principal es el dinero, el reconocimiento y las mujeres, no comprende porque un hombre como Demetrio Macías que se ha pasado la vida luchando, no ambiciona nada, él empieza a desilusionarse cuando empieza a percatarse que su líder, el general a quien acompañó y apoyó, no tiene más pretensiones que la de vivírsela hasta el último de sus días batallando una revolución, así sea una inexistente. Tal es así que inclusive Luis Cervantes (quien era considerado como una persona culta), intenta venderle la idea al general de postularse a la Presidencia, a lo que él le responde que el de politiquerías no sabe nada; al fin de la novela, Luis Cervantes se marcha a Estados Unidos donde invierte todo su dinero, y le manda una carta a sus antiguos compañeros de batalla mostrando pesar por la matanza que se cometió entre un par de sus miembros (un acto absolutamente irracional precedido por un juego naipes), y el suicidio de Margarito (otro de sus compañeros); en la figura de Luis Cervantes también podemos puntualizar otro tipo de sujetos que tanto daño ha hecho a nuestra región, ese que siempre va pensando en el beneficio propio, a quien no le importa romper las reglas, y quiere quedar siempre bien con todo el mundo, es esa cultura de vacuidad la que en cierta forma ha propiciado el desprecio de un grupo social con otro. El alcohol, y las borracheras, es otro de los temas de mayor predominancia a lo largo de la narración, es el tequila quizás uno de los signos más representativos de la cultura mexicana, para bien o para mal, es destacable la capacidad de aquellos hombres que llevaron a cabo la guerra revolucionaria en México, para emborracharse, no comer, y aun así tener la suficiente fortaleza para transitar largos caminos y pelear las mejores batallas; y es ese también el concepto tan vernáculo y a la vez tan anacrónico de “macho”, hombre, que se ha asimilado en la cultura mexicana y también latinoamericana; insisto en que por más que nos separen ciertos modismos, acentos y costumbres, las historias de nuestros pueblos guardan similitudes inagotables. El machismo es también uno de los temas centrales en esta obra, las mujeres son tratadas como vulgares piezas de cambio destinadas a cometer un favor sexual; es únicamente Demetrio Macías quien admite tener debilidad hacia las féminas, aceptando que le cuesta inclusive acercarse a ellas, pero aun así, aquello no le impide ser categóricamente irrespetuoso cuando el alcohol atrofia su cerebro; lo que cabe destacar es, que ese tipo de relaciones tan sumisas entre hombre y mujer, mujer y hombre del pasado, no ha variado en demasía con el paso de los años en los hogares más pobres de América Latina, salvo una institucionalidad más establecida para intentar igualar las relaciones maritales, la cultura del machismo sigue predominando en nuestros países, a los cuales les cuesta dejar atrás esa imagen de hombre patán, violento, borracho, y dictatorial, tan del siglo XIX.
Sobre la estructura narrativa…
Los de abajo es una obra de corte social e histórico, la cual se divide en tres partes: la primera de ellas consta de veintiún capítulos, en aquellos primeros capítulos nos introducimos en la historia y conocemos a los personajes principales (Demetrio Macías y Luis Cervantes), Demetrio Macías es mostrado en un principio como un líder civil, el cual cuenta con la estima y respeto de un grupo de hombres que lo acompaña en su lucha (revolución) contra Victoriano Huerta; aparentemente en un principio el líder, que posteriormente pasaría a llamarse “el general”, no tenía planes de sublevarse, pero un conflicto llevado a cabo con un cacique, puesto que presuntamente, (y las presunciones eran muy grandes en aquella época) Demetrio Macías pensaba rebelarse contra el orden establecido. Tras la primera victoria de Demetrio Macías sobre los federales varias personas se fueron uniendo a su grupo, creando un pequeño ejército que comenzaría a recorrer los pueblos de México en una guerra aparentemente sin motivos; es allí donde conoce a Luis Cervantes, quien habría desertado del ejército federal, puesto que simpatizaba con los “ideales” inexistentes de Demetrio Macías.La segunda parte de la novela se involucra en la gesta revolucionaria como tal, narra las luchas del ejército de Demetrio Macías en contra de los federales, y como lo único que rescatan de aquel conflicto es la muerte; los revolucionarios son recibidos en los pueblos como celebridades, a los cuales les brindan tequila y mujeres, quizás era aquella una de las razones que les brindaba a los hombres en batalla un sentimiento de utilidad; es común encontrarse en sus conversaciones con absurdos que son mencionados con orgullo e inclusive prepotencia, como por ejemplo los robos que han cometido, los asesinatos; el lenguaje es fundamental, Mariano Azuela logra a través de los diálogos describir a la perfección el bajo nivel cultural de aquellas personas, y sobre todo demostrar los aspectos de la vida que tenían mayor importancia en sus mentes. Palabras como: naiden,emprestar, dotor, trai, hórquenlo, jijos, regüena, usté, insirió, jirvió, pior, quesque, acompañadas de las más inverosímiles afirmaciones e ingenuidades, son la imagen de una época consumida por la falta de educación; es en esta segunda parte de la novela en la que conocemos a Luis Cervantes, soñador, quien en un principio es encarcelado por el propio ejército de Demetrio Macías, ya que se desconocen sus intenciones, una de las frases que mejor relata la vacuidad en toda esta historia, es cuando Luis Cervantes explica las razones por las que desea unirse a los revolucionarios, y ellos, en vez de deleitarse, lo que hacen es burlarse y despreciarlo.“La revolución beneficia al pobre, al ignorante, al que toda su vida ha sido esclavo, a los infelices que ni siquiera saben que si lo son es porque el rico convierte en oro las lágrimas, el sudor y la sangre de los pobres... (Luis Cervantes)”.
En la última parte de la novela se narra el desenlace, la mayor parte del ejército cercano a Demetrio Macías ha muerto, pero no en combate, sino por los motivos más absurdos, Luis Cervantes se ha marchado a Estados Unidos a vivir, y el único que permanece fiel a Demetrio Macías es Venancio (quien es alcanzado por una bala en el último combate). Luego de una gesta impresionante, y a la vez innecesaria, el general se siente inútil sin la lucha, y busca la forma de continuar la batalla a pesar de no haber razones para continuarla…
Published on November 21, 2016 10:51
July 8, 2016
El negocio de la muerte
Lo impensado, voy camino a casa y escucho en la radio abundante publicidad sobre servicios crematorios, funerales y cementerios. Me pregunto, ¿la cosa está tan buena para los dueños de funerarias y cementerios que deben competirse los muertos? Y sí, trágicamente la muerte es hoy en día el negocio más lucrativo del país; ahora los cementerios ofrecen sus parcelas como si fueran posadas de lujo para pasar el descanso eterno, los únicos sitios en Venezuela donde no debes hacer colas, pelearte por una bolsa de arroz, o sufrir para conseguir medicamentos. Precisamente la muerte es una de las pocas área económica del país que crece día tras día, los terrenos de los cementerios son ampliados, y las capillas velatorias crecen en cantidad; ¿las razones? ¿Deben acaso comentarse? Entre la inseguridad, el hambre y la falta de medicamentos han convertido el negocio de la muerte en el más codiciado de los emprendedores, y no pueden culparse a los propietarios de dichos rubros económicos, mucho menos a las maltratadas estaciones de radio, las cuales a falta de producción nacional, escasa inversión económica, bajo emprendimiento y el desabastecimiento de productos en el mercado, han visto reducidas sus pautas publicitarias a niveles paupérrimos y ahora deben sobrevivir con las uñas para pagar sus nóminas. Y por supuesto, desde un punto de vista moral, objetivo, ético, promocionar a la muerte puede sonar cruel, despiadado, pero es la realidad que vivimos debido a las políticas gubernamentales y los ciudadanos no pueden hacer otra cosa que adaptarse y tratar de curiosamente “sobrevivir”.La muerte está tan cara en Venezuela, que ya no se sabe si es mejor morirse o permanecer viviendo entre las penumbras, puesto que hoy en día realizar el pago de los rituales y servicios fúnebres cuesta una fortuna muy alejada de aquellos que intentan sobrevivir con un salario mínimo; hace años era en Venezuela una preocupación para los ciudadanos el precio de los medicamentos (en caso de que sus familiares enfermaran), hoy en día la preocupación es mucho mayor, puesto que no solo los medicamentos y tratamientos médicos han aumentado considerablemente de precio, sino que además de ello conseguirles es una misión imposible, y si aparte de ello, el paciente no consigue el alivio bioquímico y su cuerpo deja de funcionar, cuesta otra fortuna que el fallecido muera con dignidad, así que incluso después de la muerte el muerto puede sufrir. A todas estas nadie gana, salvo, claro está, los dueños de funerarias y cementerios (a quienes no podemos culpar de la catástrofe en el país; ellos solo prestan un servicio, y uno muy digno dicho sea de paso); en cuanto a las estaciones de radio, ¿qué otra cosa pueden hacer? Deben intentar sobrevivir a como dé lugar, ¿no? Igual que la gente, igual que la propia vida que busca no morirse, pero, ¿no es hoy en día la muerte la mejor apuesta para los empresarios en Venezuela? Ese es el debate, un debate muy infortunado por cierto.
Published on July 08, 2016 11:47
June 23, 2016
¿Nadie piensa en la renuncia?
Mientras en las calles se encuentra activa una lucha intensa por activar el referéndum revocatorio, en las oficinas ministeriales del gobierno, y la alta cúpula militar ligada al chavismo, se discute la renuncia intempestiva del Presidente Nicolás Maduro. ¿Las razones? Su inminente falta de popularidad, lo que ha mermado la imagen del chavismo en los barrios donde hasta hace un par de años eran solo corazones.El agnosticismo entorno a la renuncia es muy grande entre los venezolanos, es un tema al que no han prestado siquiera atención presumiendo que es imposible que los gobernantes se despojen del coroto. Pero cualquier persona con un mínimo de sentido político, es capaz de comprender que sostenerse a la crisis en vez de aferrar la estima pública, lo que hace es empobrecerla; una jugada inteligente de parte del chavismo sería despojarse de Maduro y señalarlo como el culpable de todo lo nefasto que hubo en su gobierno, a partir de ese reconocimiento podrían empezar una vez más a recorrer las calles y hacer política tratando de recobrar, a través del estima sobre la figura del Supremo Comandante el control del país. Por supuesto, no será una empresa fácil, más del sesenta por ciento del electorado en el país come por los ojos, y claro, hoy en día también por el estómago, a esa masa tan homogénea y a la vez variable no le van las cifras, estudios, encuestas, leyes, o proyectos, ellos solo ven lo que encuentran en el mercado, y es allí donde el chavismo fracasó por completo, porque por más que lo quieran disfrazar, en la cuarta república jamás hubo un desabastecimiento como el que se presenta hoy en día. Apuntar todas las criticas hacía la figura de Maduro, y no del chavismo como tal, sería la solución más inteligente a este conflicto del que no hay escapatoria posible, es ello, o aventurarse a llegar a un referéndum que tarde o temprano se dará, y en la cual la caída será mucho más estrepitosa. Para el gobierno cada día que pasa es una nueva oportunidad de recolectar más enemigos, muy al contrario de otras épocas en las cuales el barco se hundía y volvía a subir, esta vez el bote está tan lleno de agua que solo puede alcanzar a hundirse más y más; y estemos claros, políticamente terminar de destruir la confianza de esa base chavista restante en el país que ronda el veinte por ciento, no sería la mejor estrategia política de todas. El hambre no la van a acabar, el desabastecimiento, la inflación, la inseguridad, tampoco, en fin, para no redundar, la solución a los problemas bajo su modelo político no puede alcanzarse, lo único que les queda en estos momentos es buscar chivos expiatorios y empezar a engatusar de nuevo al electorado con las promesas de ese paraíso socialista que nunca pudieron construir.
Published on June 23, 2016 07:56
June 6, 2016
¿Se viene el estallido?
La canción de Bersuit lo afirma, nosotros lo preguntamos… como latinos de sangre caliente que somos, estamos acostumbrados a las desdichas gubernamentales y al saqueo de nuestras naciones. ¿Parece una paradoja cierto? Vivir sumidos en una eterna disputa política, reprimiéndonos entre nosotros, dañando a nuestros conciudadanos; los hemiciclos de los poderes públicos parecen estar destinados a la eterna proliferación de las desgracias, al aumento de los patrimonios personales, a la corrosiva búsqueda de la venganza, así nos hemos formado como naciones, bajo esas coyunturas sociales hemos desarrollado nuestra historia ¿Cuándo iremos a parar? ¿Cuándo iremos a tomar conciencia?Venezuela hace mucho que estalló, vivimos entre el caos, la desidia, el polvo, las cenizas, los restos de aquellas explosiones que nos convirtieron en un país que no podría catalogarse siquiera del tercer mundo, sino algo mucho más bajo; volvimos a la pre-historia, donde la violencia era la única forma de conseguir alimentos para nuestros hijos, donde la barbarie y la fuerza bruta era la manera de demostrar el poder; a ciencia cierta, y jurídicamente hablando, ya ni siquiera podríamos considerarnos una nación, puesto que los atributos exigidos para considerarse tal cosa requiere un territorio, una población, y poseer un gobierno establecido, y en nuestra tierra al norte de Sur América, el último requisito hace mucho que dejó de existir.Bersuit cantaba: y ya no hay ninguna duda, se está pudriendo esta basura… ellos en su momento lo dedicaron al gobierno de Menem, aquel que supiera saquear las riquezas de todos los argentinos. No podemos hablar con eufemismos, la pestilencia que azota las calles de Venezuela no tiene igual, por cosas menores han caído otros gobiernos, y parece insólito que en el país ocurran a diario robos, asesinatos, linchamientos, saqueos, alteración al orden público, enfrentamientos entre civiles, guerras de cuerpos armados contra delincuentes, y de delincuentes uniformados contra los mismos, u otros, y Maduro siga siendo capaz de subirse a una tarima luciendo de fondo los ojos de Chávez y clamando que la revolución está más viva que nunca. ¿A quién quieren engañar? O mejor dicho, ¿por qué se engañan? No solo sus acciones no tienen sentido desde el punto de vista ético o moral (no discutiremos si la tienen o no); sino que adolecen de racionalidad, el chavismo pierde a diario la fuerza política que tardaron décadas en construir, a todas estas lo más conveniente para ellos sería la renuncia del primer mandatario, para posterior a ello dedicarse una vez más a recorrer las calles y vender su panfleto revolucionario. No solo dinamitaron el país, se están dinamitando a ellos mismo, la pregunta aquí es, ¿con cuál sentido? ¿Pretenden inmolarse acaso? Alabar al Dios Chávez como muestra de lealtad y compromiso…De lo que todos los venezolanos están claros es que esto debe acabar, más temprano que tarde, la pregunta que todos nos hacemos es, ¿cómo terminará? ¿Sacrificará el chavismo su cabeza para intentar luego reavivar el cuerpo? ¿O terminarán de hundirse hasta llevarse a la tumba los vestigios de una revolución podrida?
Published on June 06, 2016 12:31
May 22, 2016
El futuro nos pertenece
Nada podrá evitar el derrumbe, es inminente, las bases se encuentran deterioradas, es difícil determinar a ciencia cierta cuándo terminará de quebrantarse el concreto socialista, pero actualmente solo existen dos alternativas: que el edificio colapse por su propio peso, o que la presión colisione la infraestructura; no hay escenario posible donde puedan curarse las heridas del dinosaurio comunista. Cuando todo haya terminado no podemos perder ni un segundo lamentándonos, mucho menos buscando venganzas, o represalias, es a partir de ese momento donde deberemos tomar consciencia de lo sucedido los últimos años, comprender que todo aquello que sucedió, fue producto de nuestra propia estupidez, de nuestra propia soberbia, y no nos quedará de otra que aprender de ello. La revolución no fue un fracaso, así lo deberíamos ver, puesto que nos ha enseñado cientos de cosas que no hubiésemos sido capaces de comprender sin la crisis de por medio. Los alemanes, por citar un ejemplo, debieron luchar contra la devastación de un Hitler (y Hitler existió uno solo); luego con la disputa de su territorio, por años se vieron divididos por algo más grande que una ideología, ellos sí tenían un verdadero muro, con francotiradores resguardando su integridad y asesinando a cualquiera que se atreviera a acercarse a él. La conmoción los unió, los hizo tomar conciencia, en el presente han vuelto a ser una potencia mundial, y lo único que lamentan son las vidas que se perdieron gracias a la implementación del odio; pero la nación hoy en día está en pie, más vigorosa que nunca, más sólida, más estable.El optimismo es la única fórmula demostrada para promover el crecimiento, si decimos que la revolución de Chávez no fue un fracaso, es porque el verdadero fracaso sería no haber aprendido lo que ese sujeto vino a enseñarnos; ahora podemos ver en él y sus sucesores todo aquello en lo que no debemos convertirnos, todo aquello que no debemos promover: el odio, la persecución, la destrucción, el robo, la corrupción, la demagogia, el embuste, la intolerancia. Nadie dijo que sería fácil, no existe en nuestro universo una estrella resplandeciente que no provenga de una colisión, de un accidente; el nuestro fue electoral, lo pagamos caro, pero ahora somos diferentes, ahora estamos curtidos, no vendrá más adelante ningún Donjuán a seducirnos con promesas absurdas sobre una nación que se sostendrá por designios divinos, hemos aprendido la importancia del trabajo, y más importante aún, se ha sembrado un sentido de pertenencia; ahora que sabemos lo fácil que es caer en las tentaciones de lo absurdo, podremos apreciar y también proteger con mayor efervescencia la estabilidad, y aunque suene dicotómico proteger la estabilidad con la efervescencia, no tengo dudas que encontraremos la forma de concretarlo.Ahora el futuro nos pertenece, nadie podrá robárnoslo, pues hemos aprendido como nación el poder de la unión, atrás quedarán los años de exclusión y odios, en el pasado quedaran los días triste en que una supuesta revolución tiñó de sangre las calles de Venezuela para llenarse los bolsillos, pero eso ya no importará, ahora solo queda mirar adelante.
Published on May 22, 2016 12:09
April 7, 2016
Invitación al conformismo
¡No trabajemos los viernes!, ¿para qué? Si al país no le hace falta, si nos abunda la prosperidad, si tenemos de todo, ¿para qué vamos a poner a los funcionarios públicos un viernes a trabajar? ¿Acaso hay necesidad de aperturar nuevas empresas? ¿Acaso el SENIAT tiene apuro por recaudar impuestos? ¿Acaso hay urgencias judiciales? ¿Muchos presos en espera de sentencia? ¿Muchas causas civiles? ¿Exceso de juicios administrativos? ¿Acaso las alcaldías están sobresaturadas de trabajo? ¿Las calles no se están deteriorando? ¿Pero para qué?, para qué trabajamos si tenemos petróleo en exceso, que se maten por allá unos cuantos en Monagas, en Zulia y en todos esos pozos sacando nuestras riquezas minerales, los demás nos podemos quedar echándonos aire y cayéndonos a cervezas, porque al fin y al cabo, ¿trabajar para qué? ¿Acaso Venezuela lo necesita?...
Published on April 07, 2016 17:26
April 3, 2016
Quiero ser malandra
No es una osadía, es más que una realidad, un método para sobrevivir. En una escuela pública de Caracas una niña de 10 años cuyo nombre se han reservado los maestros le han pedido que realice un dibujo de sí misma cuando grande, destacando la profesión que le gustaría realizar, y su respuesta fue dibujarse portando un arma en la mano con balas disparadas, acompañada de un cadáver sangrando escribiendo a su lado en letras gigantes “Malandra”. Aquella es una anécdota para sentarnos en una esquina y ponernos a llorar, para meditar por horas qué hemos hecho con nuestro país. La persona que compartió el relato comenta que cuando la maestra intentó corregir a la niña, la misma se molestó y se fue enfadada sintiendo que ella no era nadie para privarle de sus sueños. La violencia marca, es una constante en nuestros días, ya es bastante preocupante que el sueño común de una mayoría amplia sea convertirse en policía (no porque aquella sea una profesión denigrante ni nada menos), sino porque las razones que estos niños emplean cuando se les pregunta, ¿por qué quieres ser policía?, siempre es la misma: para proteger a mi familia, y para portar un arma (aquello me lo ha confirmado una amiga cercana que trabajó de psicóloga en el Consejo de protección de niños, niñas y adolescentes del municipio San Cristóbal). Ahora la visualización de nuestros niños ha llegado a nuevos extremos, percatándose que el sueño de ser policía no es suficiente para mantener con vida a los suyos y a sí mismos, empiezan a soñar con ser malandros y tienen las agallas de expresarlo a viva voz, con dibujos, con sangre, sin pensar que aquello pueda ser algo que avergüence, y peor aún, anhelándolo como si fuera el sueño de una vida.¿Cómo se puede culpar a una criatura de soñar con semejante cuestión? ¿Culparla? Nosotros, los adultos, deberíamos abrazar a esos niños y pedirles perdón, perdón por manchar sus sueños, perdón por mostrarles que en este país la única forma de obtener lo que se quiere es a través de la delincuencia, perdón por hacerlos crecer en ciudades donde las armas tienen más poder que la razón, perdón por no dotarlos con infraestructuras acordes a su desarrollo, por obligarles a vivir en barriadas sin servicios, sin alimentos. ¿Cómo se le puede explicar a un niño así que ser malandro no es la solución? Lo preocupante: aquello cada día empieza a ser una fantasía más común, lo demuestran las aberrantes escaldas de violencia, los índices de inseguridad, la tasa de homicidios; lo más preocupante: el gobierno hace oídos sordos, permite que el sueño de convertirse en malandro prolifere, y peor aún, propicia las bases para que nuestra sociedad se convierta en eso: un nicho de malandros, de enredos, de tramoyas, y corrupción. La economía, la calle y el entorno no deja otra opción, ser malandro parece ser la única salida visible para aquellos que han crecido rodeados de balas, ¿cómo los podemos culpar? De hecho, ¿cómo puede parecernos tan atroz, cómo puede sorprendernos que una niña sueñe con ser malandra cuando en su vida únicamente ha visto aquello como una opción?Por el futuro de estos niños debemos permitirnos cambiar, replantearnos un norte político, económico y social, de lo contrario, los sueños de unos serán la pesadilla de otros.
Published on April 03, 2016 10:12