Nieves Hidalgo's Blog: Reseña. Rivales de día, amantes de noche, page 11
April 28, 2020
Artículo: Heraldos y escudos

Sí, como estáis imaginando, me gustaría compartir con vosotras algunos de los datos que encontré mientras ambientaba esta novela, así que quiero hablaros de los heraldos y, un poquito, de esos escudos.
En otro artículo os conté algo sobre armas y armaduras, justas y torneos, pero no de esto en particular, y creo que es buen momento para saber algo más de ellos.
Durante le Edad Media, trasladémonos a los siglos XI y XII, los caballeros que intervenían en las justas iban cubiertos por la cota de mallas, que les tapaba la parte inferior del rostro, por el casco y la visera. No había modo de reconocerlos, salvo por sus escudos de armas, que nacieron justo para eso, para poder identificarlos. Ahí era donde entraban los escuderos, que primero solo se encargaban de portar el escudo y las armas de su señor, pero acabaron convirtiéndose en personajes de relevancia con una misión mucho más importante: representar al hombre que los protegía. Por tanto, su trabajo terminó siendo más de diplomático que de simple criado: un heraldo.
No llevaban arma alguna, no les hacía falta porque eran respetados por todos, enemigos incluidos. El tabardo con el que se vestían, una túnica larga cubierta con los colores e insignias del hombre al que servían, era más que suficiente para que se les permitiese la entrada en campo contrario a fin de entregar mensajes, pactos o declaraciones de guerra.
Eran los encargados, durante los torneos o los combates, de dar a conocer a todos quién era su señor, gritando la descripción de su escudo o blasón. Pero también eran capaces de reconocer los escudos de otros caballeros e incluso podía presidir los juegos.

Ahora bien, ¿cómo eran esos escudos? Podríamos hablar largo y tendido de este asunto, pero ahora solo quiero contaros alguna cosilla para entrar en materia.
La moda o necesidad de representar a una persona o una ciudad, viene de lejos. Ya en la Edad de bronce existieron los escudos para dar fe de señores o dioses. Los dioses egipcios tenían el suyo en forma de cartucho, los hititas se representaban con dos águilas y cada tribu de Israel tenía el propio, según la Biblia. La diosa Atenea, y por tanto la ciudad de Atenas, eligieron el mochuelo. Y todos sabemos que el emblema en los estandartes de las legiones romanas era el águila.
Los escudos pueden ser simples, para representar a una sola persona, o compuestos, para varias. Los llamados «de soberanía» eran propios de los monarcas, los de «pretensión» de nobles que aspiraban al trono y los de «sucesión» eran otorgados por un rey.
Los escudos de familia son hereditarios y pueden ser por sucesión o por alianza, uniendo varios blasones.
También las mujeres tenían a veces su propio escudo de familia y lo ponían junto al del esposo, haciendo así lo que se llama un escudo doble.
El soporte no era siempre igual para todos. Unos se confeccionaban puntiagudos, otros cuadrados, e incluso ovalados para las damas y rectangulares para las no casadas.
Los esmaltes utilizados: gules (rojo), sable (negro), azur (azul, púrpura (morado) y sinople (verde). También se pintaban de otros colores, como el naranja, el ceniza o el marrón, pero eran bastante menos frecuente verlos en los escudos.
Respecto a las figuras, existen muchas y variadas: cruces, soles, lunas, flor de lis, rosas, castillos, espadas, picas… Y los animales más representados son el león, el águila, el grifo o el dragón.
Espero que os haya servido para pasar un ratito entretenido.
Published on April 28, 2020 13:06
April 27, 2020
Ódiame de día, ámame de noche, en LaPetitaLlibreria

Su prosa es elegante, muy concisa en los detalles, con unos personajes construidos de manera sólida y muy temperamentales, la ambientación os trasladará a Inglaterra y Escocia de principios del Siglo XIX y sus secundarios son de lujo, aunque de alguno me gustaría saber un poco más.Esta historia se podría resumir en la idea que del amor al odio hay un solo paso y quizás del odio al amor también haya solo ese paso pero sea mucho más difícil de dar.
Published on April 27, 2020 13:10
April 23, 2020
Lee conmigo: reseña Rivales de día, amantes de noche

En conclusión, Rivales de día, amantes de noche es una bella lectura con una trama entretenida y un final fantástico que me ha hecho pasar las páginas sin darme cuenta conquistando un lugar en mi librería.
Published on April 23, 2020 12:38
Lee conmigo reseña Rivales de día, amantes de noche

En conclusión, Rivales de día, amantes de noche es una bella lectura con una trama entretenida y un final fantástico que me ha hecho pasar las páginas sin darme cuenta conquistando un lugar en mi librería.
Published on April 23, 2020 12:38
April 21, 2020
Artículo: ¿El camisón sí o no?

He aquí el dilema.
Un artículo cortito para saber vuestra opinión.
¿Vosotras qué pensáis? ¿Os gusta que nuestros atractivos protagonistas los lleven puestos? A mí, con franqueza, no me gusta. Vamos, que me imagino a uno de mis caballeros metido en la dichosa prenda, cuando va a tener una noche de amor con la chica, y se me va la magia del romance a los pies. No veo nada menos sensual que un hombre con camisón hasta los pies.
Los usaban, claro. ¡Y hasta con gorrito! Yo, me resisto a ponérselo en mis novelas. ¿Peco de indecente? Es posible. Pero igual que una dama con uno de esos camisones medio transparentes con cintitas de colores o bordados, me resulta de lo más bonito, imaginar al caballero me provoca la risa.
Sea como fuere, también el camisón tiene su historia, y querría repasarla con vosotras.
No solo se trataba de una prenda con la que se acostaban, era deshacerse de aquellos vestidos incómodos, con metros y metros de tela, quitarse un corsé de ballenas que les agobiaba y se clavaba en la piel, y olvidarse de las docenas de horquillas con las que sujetaban el cabello. También para ellos significaba dejar a un lado el traje, los pañuelos anudados a la garganta y la rigidez de los cuellos de las camisas. Enfundarse en el camisón era, pues, sinónimo de descanso de las incomodidades de la jornada.
Bueno, tampoco es que fueran como los de ahora, algunos hasta tenían una pequeña cola. Y no todos se confeccionaban con telas finas, ni mucho menos. En las casas hacía un frío que pelaba en la época invernal y tenían que abrigarse. Por tanto, los que se usaban en invierno, además de ser largos, porque la decencia era la decencia, solían estar hechos de tela gruesa. En las clases pudientes, por supuesto, las damas los mandaban hacer de terciopelo e incluso con piel alrededor del cuello y variados encajes. Vamos, que, salvo por las horquillas y el corsé, iban igual de vestidas para meterse en la cama que para tomar el té de las cinco.
Los de los caballeros eran más sencillos y sin adornos, aunque en ciertas épocas no les faltaba tampoco un gorrito.
La llegada del XVIII trajo cambios y comenzaron a usarse camisones de telas finas y seda. Seguían llevando encajes y cintas, pero eran mucho más cómodos.
Ya en el XIX, Los hombres empezaron a preferir amplias camisas, a veces abiertas por los costados y por las axilas, acompañadas con unos pantalones bombachos debajo. Una prenda similar a esa ya se utilizaba en oriente desde hacía tiempo, y permitía bastante libertad de movimientos. Las mujeres no dudaron en copiarla para ellas. A fin de cuentas, iban tapadas desde el cuello a los tobillos, así que…
En otro artículo ya os hablé de Amelia Bloomer. Nacida en Nueva York, fue una defensora a ultranza de los derechos de la mujer y la que inventó los pantalones bombachos. La idea debió de llegarle de esa tendencia venida desde los harenes persas, y se enamoró tanto de la prenda que decidió adaptarlos de modo que pudieran lucirse como ropa de calle. Después de ese logro, a ver quién es el guapo que nos dice que nos olvidemos de los pantalones.
Para terminar, una curiosidad que seguro habréis escuchado: ya sabéis que en ciertas épocas eran muy puritanos. Pues bien, para no mostrarse desnudas frente al esposo, las mujeres utilizaban lo que se llamó sábanas nupciales. No eran otra cosa que un camisón con una abertura estratégica para poder copular del modo más decente posible.
Published on April 21, 2020 08:52
April 20, 2020
Rivales de día, amantes de noche, en Babelio

Hay historias que encandilan y autores que enamoran con cada una de sus novelas y la primera entrega de la serie Un romance en Londres y su escritora, Nieves Hidalgo, son un ejemplo fantástico de esa magia tan especial.Rivales de día, amantes de noche es una delicia de libro que os hará olvidar el hecho de que estemos confinados en casa y os atrapará desde el principio porque cómo no hacerlo si sus protagonistas son tan increíbles como Barbara y Alan.
Published on April 20, 2020 12:32
April 16, 2020
Otra reseña para Días de ira, noches de pasión

Aquí os dejo un trocito de la reseña, pero pasaos a leerla entera, que estoy segura de que os gustará.
En definitiva un libro tan adictivo como sorprendente, algunas cosas se esperan con ansia pero otras pillan al lector desprevenido, lo he disfrutado mucho y no podía parar de leer, un romance histórico diferente a lo habitual que me ha encantado descubrir, una apuesta segura para lectoras del género.
Published on April 16, 2020 12:06
April 14, 2020
Artículo: ¿Cómo montaban nuestras heroínas?

Hay muchos estilos de silla de montar, dependiendo de para qué se utilice; no es lo mismo una silla de paseo que una silla para los vaqueros de las planicies del oeste americano.
Pero vayamos primero a la silla de montar femenina, si os parece. Alguien dijo (seguramente un «inteligente»), que no era apropiado, no quedaba bien, no era elegante, no era decoroso… que la mujer montara a horcajadas como los hombres. De modo que inventaron la silla de montar femenina, a la que se llamó «jamuga», y que según opinaban muchas mujeres, les resultaba incómoda y poco fiable. Además, en según qué clase social, al caballo lo guiaba un criado. Bueno, sí, a eso lo llamaban entonces montar. Como si las damas fueran tontas y no pudieron gobernar al animal ellas solitas. Mis protagonistas rara vez montan en este tipo de sillas de tijera, que tienen respaldo y brazos de cuero; son rebeldes y prefieren hacerlo a horcajadas, aunque las tilden de frescas. ¿No montaban así las valkirias y las indias?
El caso fue que las féminas aceptaron ir sobre el caballo de aquella forma, de medio lado. Y hasta debieron tomarle el gusto porque Ana de Bohemia, casada con Ricardo II de Inglaterra, lo puso de moda. Lo que ya no he podido saber es si lo aceptaron porque les pareció bien, o porque era idea de la reina. Hay que decir que aquella silla no era tan complicada como la que se desarrolló después.
Veamos ahora los distintos estilos de sillas y sus partes, en un repaso rápido, solo para hacernos una ligera idea.
Se conoce como ARMADURA la base; antes era de madera y ahora de cuero o sintéticas, que incluso se pueden adaptar al volumen del animal.
ASIENTO es la parte sobre la que se sienta la persona.
BASTES es la zona que está en contacto con la columna del caballo y, por tanto, debe de ser lo suficientemente cómoda y blanda para que no le cause rozaduras. Antes, las almohadillas iban rellenas de paja, lana o incluso pelo del caballo, pero cada cierto tiempo tenían que renovar ese relleno, que se apelmazaba. Como es lógico, ahora el látex es el amo de esas almohadillas.
Las RODILLERAS son los topes para colocar las piernas.
El FALDÓN los laterales, de cuero, para evitar también que el interior de los muslos vaya en roce con la piel del caballo.
El LATIGUILLO es una correa que sujeta la cincha.
La ESTRIBERA sujeta la correa de los estribos.
Conozcamos ahora algunos de los tipos de sillas, empezando por la de paseo, típica de Inglaterra, y que habremos visto en muchas novelas. No pesa demasiado, los estribos son sencillos y apenas tiene respaldo. Sus distintas variedades la convierten en la más adecuada para jugar al polo y para las competiciones hípicas.
Existe una silla específica para la doma, que es más flexible y hace más fácil que el jinete se afiance mientras ejecuta la doma del caballo. Las primeras que se ponen sobre el animal son de poco peso, y va aumentando según se avanza en el dominio del equino.
La más conocida es la silla de cowboy americana que, por cierto, proviene de la mexicana (charra). También este estilo varía, dependiendo del país. No es igual la italiana que la española o la australiana.
La última que os quiero dar a conocer es la que se utiliza para la alta escuela. También tiene variantes, según sea portuguesa, española o francesa, pero estas, por norma, están hechas con materiales más ricos, repujados y terciopelos.
Y después existen otras más sencillas, usadas en lugares rurales, para la carga de mulas o asnos. Se conocen como albardas, y tienen un cojín relleno sujeto a las cinchas.
Published on April 14, 2020 07:13
April 13, 2020
Rivales de día, amantes de noche, otra reseña estupenda

Una novela donde una segunda línea argumental se irá entrecruzando dando el toque de irá, venganza y complicaciones que le dan un toque de intriga perfecta.No os dejéis escapar esta gran historia que nos presenta Vergara.
Published on April 13, 2020 12:23
April 9, 2020
Días de ira, noches de pasión, reseña en RNR

Os dejo un trocito, pero pasaos a leerla entera y si no conocéis la web RNR, no dejéis de visitarla.
Published on April 09, 2020 11:54
Reseña. Rivales de día, amantes de noche
Preciosa la que ha hecho Lady Isabella de Promesas de amor.
https://florecilladecereza.blogspot.c...
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