Sari Arponen's Blog, page 2

November 15, 2020

Alimentación prebiótica y antiinflamatoria

Somos lo que comemos

Para tener buena salud, la alimentación es básica.

“Somos lo que comemos”. Es una frase de Ludwig Feuerbach, un filósofo alemán del siglo XIX. Dijo: «Si se quiere mejorar al pueblo, en vez de discursos contra los pecados denle mejores alimentos. El hombre es lo que come». A Hipócrates se le atribuye algo muy parecido: “Que el alimento sea tu medicina, y tu medicina tu alimento”, aunque hay quien dice que este padre griego de la Medicina en realidad no llegó a formular esa frase.

Por desgracia, hoy en día muchas personas comen productos que les hacen enfermar. Y no comen comida de verdad, con los múltiples micronutrientes necesarios para el adecuado funcionamiento del organismo. De hecho, hace unas semanas surgió la noticia: «La mala alimentación mata más que el tabaco» (1 de cada 5 muertes serían por este motivo; lógicamente a menudo se asocian la mala alimentación con otros factores de riesgo) – y esto se publicó en Lancet, una de las revistas científicas del campo de la biomedicina más importantes del mundo.

¿Alimentos o productos?

Así a ojímetro, el 90% de lo que se vende en un supermercado son “productos”, cosas procesadas o ultraprocesadas con código de barras. Si algo contiene más de un ingrediente, ya puede ser considerado “sospechoso”. Quizá esto sea exagerado y podamos aceptar un par de ellos. Lo que es un hecho es que cuantos más ingredientes tiene un producto, más probabilidades hay de que se haya colado M****A en el mismo. ¿Qué digo colado?; no, colado no.

Lo «malo» está ahí a propósito: azúcar a cascoporro, grasas chungas no, lo siguiente (“La naturaleza no hace grasas malas, sólo las hace el ser humano”). Y aditivos de diverso tipo: edulcorantes, emulsionantes, conservantes… No todo lo que lleva una letra “E” es “malo” per se, no. No se trata de quimiofobia porque sí. El E330 o ácido cítrico está presente en los cítricos y es inofensivo. El E-100 es curcumina, el E-101 riboflavina (una vitamina del grupo B), pero el E-102 es tartrazina o “amarillo 5”. Oigan, ¿el amarillo 5 suena a comestible? Se ha relacionado con TDAH en niños, y puede provocar alergia y urticaria y aumentar de forma excesiva la liberación de histamina. Estuvo prohibida en Austria y Reino Unido hasta que la UE dijo que qué era eso de andar prohibiendo cosas que a la industria le vienen bien.

Pero no quería meterme a hacer una revisión exhaustiva de los e-aditivos. En la página e-aditivos.com viene un listado de todos ellos con sus simbolitos de bueno, malo o malísimo.

Cómo huir de la monotonía alimentaria

Uno de los problemas de nuestra sociedad actual es que se come de forma muy monótona. Muchas personas no comen más de un par de decenas de cosas: derivados del trigo (pan, galletas, pasta, bollería variada), derivados lácteos (da igual la forma, al final es un alimento = leche), cerdo, patata, pollo, huevo, aceite de oliva, aceite de girasol, lechuga iceberg, tomate, atún de lata (y ya con eso hay quien dice que han comido pescado), maíz, arroz, manzana, plátano, naranja (en zumo, lo que hace que el consumo de fructosa se dispare). En España la situación no es tan mala como en algunos lugares de la sociedad industrializada y hay verdura y fruta variada, pescado, marisco… Aunque no todo el mundo tiene acceso a productos frescos de calidad.

En cualquier caso, el día típico de mucha gente empieza con unos cereales o pan con leche (y zumo); al mediodía, puede caer un bocadillito, quizá una fruta. Para comer, suele haber como acompañamiento pan, y los postres a menudo son lácteos. Merienda: más pan o galletas o bollería, o un lácteo hiperazucarado, y de cena unos palitos de merluza rebozados. No es que todo el mundo coma así, pero… si se hace una lista de los ALIMENTOS distintos que se comen en un día, ¿llegarían a superar los 20 o 40? Nuestros ancestros del Paleolítico comían de lo que había y según las estaciones. Hasta 3000 plantas y bichos diferentes.

¿120 alimentos distintos?

Yo he hecho la prueba de huir de la monotonía: nos la pusieron de tarea en el primer seminario de PNI al que asistí hace casi 3 años (fue ese Dr Leo Pruimboom que nos puso a los compañeros y a mí la cabeza del revés). Comer durante 10 días 120 alimentos distintos. Me senté en el ordenador y me hice una hoja de cálculo con listas de alimentos. Además, se trataba de hacer una pauta de alimentación evolutiva que no incluyera cereales, lácteos, carne de mamíferos, legumbres ni patatas. Esto implica restringir en realidad muy pocas cosas de ciertos productos de consumo más habitual: trigo, leche, cerdo, ternera, lentejas, garbanzos, guisantes, patata. Para mí no fue muy difícil en cuanto a no tomar alguna cosa porque llevaba muchos años haciendo cambios en mi alimentación, hacia una tendencia tipo paleo. (Lo de la carne de mamíferos y el Neu5Gc reconozco que fue un poco traumático pero ya pasó.)

Afortunadamente las especias también contaban y pude hacer un primer listado de no ya 120, sino 140 alimentos. Eso sí, cuando iba por los 80 ya me costaba. Fue difícil. Me parece un ejercicio interesante para cualquiera que quiera hacer cambios positivos en su alimentación. Anotar TODOS los alimentos distintos que se comen en una semana, por ejemplo (debería ser sin hacer trampa: es decir, “no vale” modificar la conducta y empezar a variar la alimentación por el hecho de observarla). Y luego, hacer ese listado de 140 o más alimentos y comerlos de forma rotativa en 10 días o 2 semanas. No significa no aprovechar las sobras, claro.

Incluir setas, algas, especias e hierbas, verduras de todos los tipos, lo hace posible. ¿Y para qué sirve? Para conseguir más micronutrientes y evitar la ingesta excesiva de alimentos de baja densidad nutricional. Comer trigo 3-4-5 veces al día y lácteos ídem no es muy buena idea para nadie, al menos si hablamos de alimentación saludable. En otra entrada (o múltiples) podremos centrarnos más en el tema del gluten/cereales y la caseína/lácteos (no solo caseína, también están la butirofilina o el miRNA 148).

¿Qué pasa con las legumbres?

Hay personas que huyen mucho de las legumbres porque les sientan muy mal, o por los antinutrientes o lectinas que pueden contener. Lo cierto es que pueden formar parte de una alimentación variada en el seno de la dieta pescomediterránea, por ejemplo. Cuando se remojan y cuecen de forma prolongada, estas sustancias se inactivan en gran parte. Incluso, si permanece una pequeña cantidad, pueden llegar a ser horméticas. Otras técnicas ancestales son la germinación y la fermentación.

¿Veredicto?: si te sientan bien y te gustan, incorporarlas a la alimentación alguna/s veces en semana da variedad «plant-based» a tu ingesta proteica. Además, tienen un tipo de MACs (hidratos de carbono accesibles a la microbiota) que nutren a tu microbiota. Claro, de ahí también los a veces excesivos gases que pueden generar.

Si tienes alguna patología específica y ves que te sientan muy mal, no estás, por supuesto, «obligado» a comerlas! Si el malestar es sobre todo digestivo, habría que ver por qué no te caen bien. Por otro lado, en algunas patologías puede ser que lleguen a ser algo problemáticas. Por ejemplo, hay personas con ciertas condiciones inflamatorias o autoinmunes crónicas que no las toleran. En estas situaciones, tras una fase inicial de nutrición personalizada, puede que las lleguen a incorporar posteriormente en algún momento de forma ocasional.

En este fantástico artículo Marcos Vázquez de Fitness Revolucionario repasa más aspectos sobre las legumbres. La flexibilidad en la alimentación sin caer en embudos alimentarios sería la situación ideal, sobre todo en personas sanas. En personas con patologías, la individualización es la clave. Ni las legumbres son un superalimento que sea necesario consumir a diario por todo el mundo, ni tampoco el villano universal que consideran algunos.

Más allá de estas consideraciones, la libertad individual de las personas informadas está por encima de imposiciones que a menudo tienen más de ideología que de otra cosa.

Nuestra microbiota también necesita nutrirse

Y es que no solo nuestro cuerpo mamífero necesita variedad de alimentos. Nuestra MICROBIOTA sobre todo necesita MUCHA variedad de alimentos: fibra celular y soluble, polifenoles, ácidos grasos omega 3… ¿les damos a nuestros bichos todo lo que precisan para estar bien?

Hoy en día, en cualquier persona que quiera mantener la salud o mejorar un proceso patológico necesita un consejo específico en lo que se refiere a la alimentación. NO da igual lo que se come si se tiene artritis reumatoide, tiroiditis de Hashimoto, esclerosis múltiple o una espondiloartropatía. Por suerte, cada vez va habiendo más información al respecto sobre todo en formato divulgativo, por mucho que se empeñen algunos en decir que “no hay evidencia”. Claro, porque la alimentación y su impacto sobre la salud no se puede analizar de una forma lineal. Forzosamente es un asunto complicado por las múltiples sustancias que tiene un alimento. Pero, si una aspirina hace múltiples efectos sobre el organismo, ¿por qué iba a ser descabellado pensar que un alimento puede contener sustancias con efectos beneficiosos o perjudiciales sobre el cuerpo?

Sobre este tema escribí un minilibro que se llama “Alimentación prebiótica y antiinflamatoria” en colaboración con Nutribiótica. Ahora, lo tienes disponible aquí en mi web si te suscribes a mi newsletter. Evidentemente es algo introductorio, y para casos particulares lo adecuado es contar con un asesoramiento por parte de un profesional actualizado.

¿Una utopía?

Lo ideal sería que un médico actualizado pudiera trabajar en colaboración con un dietista o un nutricionista actualizado para individualizar las pautas de alimentación para un paciente concreto. Por desgracia esto no siempre es posible – ¿o debería decir «casi nunca»? Yo soy médico, y aunque tenga un título de experto en nutrición, no me dedico a hacer “dietas. Aun así, considero que es mi obligación informar a mis pacientes de las pautas alimentarias que les pueden perjudicar o beneficiar para su patología concreta. Por desgracia en la sanidad pública no lo podía hacer con todos los pacientes, y no todos los pacientes quieren y/o pueden hacer caso de los consejos que les pueda aportar, pero… esto es lo que DEBERÍA ser. Es mi opinión personal, discutible como todo, claro.

Lamentablemente, no hay nutricionistas en muchos hospitales ni desde luego tampoco en los Centros de Salud. Alguno habrá pero muchos menos de los que debería. Vaya, igual que debería haber en la sanidad pública MUCHOS más psicólogos, y por supuesto fisioterapeutas, CAFD, logopedas, podólogos, odontólogos, y claro, también más enfermeras, auxiliares, celadores, etc. Los médicos especialistas en Endocrinología y Nutrición tienen muchísimo trabajo con las patologías endocrinológicas, y sus consultas suelen tener una duración más breve. Por lo demás, la inmunonutrición por ejemplo no es aún una subespecialidad muy trabajada en los programas formativos de los MIRes de esta especialidad, que yo sepa (que me corrijan si está cambiando).

Así nos va, la salud de nuestros pacientes y de la población supuestamente sana (la mayoría probablemente premórbida), cuando se les atiende “a la pata coja y con los brazos atados a la espalda” por esa falta de profesionales que permitan una verdadera atención multidisciplinar.

Quiero confiar en que el futuro será mejor. Mi granito de arena de momento lo he dejado por escrito en mi e-book.

Agradezco a Nutribiótica el haber creado este e-book: los textos son míos, pero la maquetación, las imágenes, el diseño,… ¡yo no sabría hacer algo tan chulo a nivel visual! En en #NBlog tenéis muchísimos artículos divulgativos sobre la microbiota; por ejemplo, un artículo escrito por mi amiga y compañera la doctora África Villarroel sobre Alimentación, microbiota e inmunidad. ¡Os lo recomiendo para seguir aprendiendo!

The post Alimentación prebiótica y antiinflamatoria appeared first on Dra Sari Arponen.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on November 15, 2020 02:51

November 3, 2020

Microbiota y virus respiratorios II: prevención

En la anterior entrada comentaba que la mejor defensa frente a los virus respiratorios es nuestro sistema inmunitario. Repasemos hoy qué podemos hacer para prevenir este tipo de infecciones.

Alimentación prebiótica y antiinflamatoria

Es el primer paso. No se puede evitar o corregir una disbiosis si la alimentación la favorece.

-Lo principal es evitar los ultraprocesados, que contienen:

  ·Exceso de azúcares.

  ·Grasas “malas”: trans, aceites vegetales con exceso de omega 6 que entra en desequilibrio con el omega 3.

  ·Aditivos que generan disbiosis: por mucho que haya personas que hablen de la “quimiofobia”, lo cierto es que los emulsionantes y endulzantes, por mencionar algunos, provocan disbiosis e incluso pueden aumentar la permeabilidad intestinal.

  ·Este tipo de productos que no son “comida” tienen escasa densidad de micronutrientes y desplazan a los alimentos saludables.

-El otro pilar de una alimentación adecuada es la comida real, sin código de barras a poder ser, y con alta densidad de micronutrientes junto a un bajo índice glucémico:

·Verduras y frutas de temporada y proximidad, con mucha variedad y colorido: aportan MACs (Carbohidratos Accesibles a la Microbiota) y polifenoles, además de vitaminas y minerales.

  ·Setas: son un alimento estupendo en cualquier época del año. Aportan MACs para la microbiota y sustancias que potencian y equilibran al sistema inmunitario.

  ·Fermentados como el chucrut, el kéfir, la kombucha…

  ·Café, té, chocolate negro, frutos secos: contienen polifenoles.

  ·Frutos secos: con sus grasas saludables y los MACs son una forma fabulosa de complementar la dieta.

  ·Pescado, crustáceos, moluscos… todos los bichos marinos tienen una proteína de alta calidad junto a ácidos grasos omega 3, fundamentales para que el sistema inmunitario funcione correctamente.

  ·Huevos y carnes de ave: más proteínas y grasas saludables. Además, el huevo contiene varias vitaminas.

  ·Aceite de oliva, ghee, aceite de coco, aguacate: a menudo se comen demasiados hidratos y poca grasa saludable, que nos otorga energía de fácil uso como los MCT del aceite de coco, o antiinflamatoria, como el aguacate o el AOVE.

Si hay alguna intolerancia, se debe buscar la causa y tratarla adecuadamente.

Es importante recordar que cada vez que comemos, se genera una respuesta inflamatoria postprandial fisiológica y un cierto pico de insulina. Comer 2-3 veces al día, con un ayuno nocturno mínimo de 12-13 horas, es más que suficiente. Si el ayuno es más largo, ¡tanto mejor! El ayuno intermitente tiene muy pocas contraindicaciones: la porfiria aguda intermitente, por ejemplo. En diabetes, los trastornos de la conducta alimentaria o síndromes consuntivos por cuadros como el enfisema, se debe individualizar la indicación. Los niños lo suyo es que coman cuando tienen hambre, si mantienen los mecanismos de control de la ingesta intactos.

Inmunobióticos

Un inmunobiótico es un probiótico que, administrado en las cantidades adecuadas, permite regular y mejorar el funcionamiento del sistema inmunitario. Este definición no es nueva ni se me ocurrió a mí: ya se publicó en 2003. Lástima que la práctica clínica vaya por detrás de la ciencia y aún no sean de uso mayoritario.

En mis dos artículos sobre COVID y microbiota ya comentaba algunas especies interesantes para esta infección en concreto. Es importante recordar que si hay un SIBO o una disbiosis, primero se debe eliminar la carga patógena o sobrecrecida con el uso de algunas sustancias herbáceas y probióticos que fabriquen bacteriocinas como por ejemplo E. faecium UBEF-41.

Para la gripe por ejemplo hay estudios con cepas de L. casei, L. paracasei, B. longum, L plantarum, L. rhamnosus y B. breve: hay estudios que demuestran que mejoran la respuesta inmune innata frente al virus Influenza. Incluso, con L. rhamnosus y L. plantarum hay evidencia sobre cómo equilibran al sistema de coagulación de la sangre: en ciertas infecciones se generan respuestas inflamatorias trombofílicas, como sucede con el COVID. Modular esa respuesta inflamatoria a nivel intestinal con los inmunobióticos es una forma inocua de equilibrarla.

En general, las especias inmunobióticas por excelencia son L. casei, L. paracasei, L. plantarum y B. longum. Para virus, además de los comentados, podemos contar con cepas de L. fermentum y L. reuteri, y según el virus, algunos otros.

Micronutrientes

Se ha hablado mucho sobre la vitamina D. Y con razón: hay muchas publicaciones sobre cómo una gran parte de la población tiene déficit de esta verdadera hormona inmunomoduladora. La exposición solar incluso en verano suele ser insuficiente. Frente a virus respiratorios, lo que nos dice la ciencia es que sus niveles deberían estar al menos en 50 ng/ml, muy por encima del 30 que se marca como valor normal en la mayoría de los laboratorios. Consulta con un profesional sanitario actualizado cuál es la dosis adecuada para ti. La mayoría de las recomendaciones oficiales no están actualizadas, y la dosis fisiológica y segura suele ser mayor de la que habitualmente se recomienda. El blog de la nutricionista María Hernández es una fuente de información interesante si quieres leer más sobre ello.

El zinc es otro micronutriente que es frecuente que esté deficitario. El 92% de la población española no cumple ni con el 80% de los requerimientos mínimos de ingesta de zinc; la cifra para la vitamina A es del 74%, y la E, del 80%. La dosis de suplementación de zinc no debe ser excesiva y se debe tener cuidado con que no entre en desequilibrio con el cobre. En general, para cualquier tipo de intervención en este sentido se debe individualizar la indicación para evitar interacciones, contraindicaciones o excesos.

En lo que respecta a la vitamina C: el ser humano no es capaz de fabricarla y la mayoría no tomamos la suficiente para todos los requerimientos del organismo.

Lo que se come no lo es todo

Además de asegurar una alimentación adecuada y una entrada de micronutrientes suficiente, hay más medidas que se deben tener en cuenta para cuidar del sistema inmunitario:

-Ejercicio físico: se deben dar al menos 10000 pasos al día (si son más, mejor), y hacer ejercicios de fuerza varias veces en semana. El ejercicio debería ser al aire libre, y alejada de la gente en la naturaleza para poder respirar de forma libre.

-Control del estrés: los ultraprocesados son un veneno para nuestro cuerpo. La infoxicación con noticias que nos generan enfado o miedo no nos convienen. Es suficiente con ver las noticias una vez al día, o utilizar la prensa escrita para no saturarnos. Es conveniente leer también prensa extranjera, si es posible, para tener una imagen más global de los sucesos del mundo.

-Descanso: se debería dormir al menos 7 horas y evitar el exceso de uso de pantallas sobre todo por la noche. La melatonina puede ayudar, y puede ser además una forma de mejorar el funcionamiento del sistema inmunitario.

-Cuantas más actividades se realicen al aire libre, mejor. Pasar mucho tiempo entre multitudes en lugares mal ventilados y oscuros nunca nos ha venido bien.

En una próxima entrada revisaremos qué se puede hacer si uno agarra un catarro.

(Este artículo no es un consejo médico. Para cualquier intervención individualizada se debe consultar con un profesional de la salud actualizado.)

Bibliografía

-Clancy R. Immunobiotics and the probiotic evolution. FEMS Immunol Med Microbiol. 2003;38(1):9–12.
-Zelaya H, Alvarez S, Kitazawa H, Villena J. Respiratory antiviral immunity and immunobiotics: Beneficial effects on inflammation-coagulation interaction during influenza virus infection. Front Immunol. 2016;7(DEC).
-Tada A, Zelaya H, Clua P, Salva S, Alvarez S, Kitazawa H, et al. Immunobiotic Lactobacillus strains reduce small intestinal injury induced by intraepithelial lymphocytes after Toll-like receptor 3 activation. Inflamm Res. 2016;65(10):771–83.-Hashimoto T, Perlot T, Rehman A, et al. ACE2 links amino acid malnutrition to microbial ecology and intestinal inflammation. Nature. 2012;487(7408):477–481.

-Bradley KC, Finsterbusch K, Schnepf D, et al. Microbiota-driven tonic interferon signals in lung stromal cells protect from influenza virus infection. Cell Rep. 2019;28(1):245-256.e4.
-Hemilä H. Vitamin C and infections. Vol. 9, Nutrients. MDPI AG; 2017.
-Kuba K, Imai Y, Rao S, Gao H, Guo F, Guan B, et al. A crucial role of angiotensin converting enzyme 2 (ACE2) in SARS coronavirus-induced lung injury. Nat Med. 2005 Aug 10;11(8):875–9.
-Liu Y-S, Liu Q, Jiang Y-L, Yang W-T, Huang H-B, Shi C-W, et al. Surface-displayed porcine IFN-λ3 in Lactobacillus plantarum inhibits porcine enteric coronavirus infection of porcine intestinal epithelial cells. J Microbiol Biotechnol. 2019;
-Liu Y, Zhang L, Liu Y, Liu Y, Hospital S, District H, et al. Title: Potential Interventions for Novel Coronavirus in China: A Systematic Review. 0–2 p.
-Sencio V, Barthelemy A, Tavares LP, Machado MG, Soulard D, Cuinat C, et al. Gut Dysbiosis during Influenza Contributes to Pulmonary Pneumococcal Superinfection through Altered Short-Chain Fatty Acid Production. Cell Rep [Internet]. 2020 Mar 3 [cited 2020 Mar 4];30(9):2934-2947.e6. Available from: https://linkinghub.elsevier.com/retri...
-Yu M, Wang L, Ma S, Wang X, Wang Y, Xiao Y, et al. Immunogenicity of eGFP-Marked Recombinant Lactobacillus casei against Transmissible Gastroenteritis Virus and Porcine Epidemic Diarrhea Virus. Viruses [Internet]. 2017 Sep 25 [cited 2020 Mar 4];9(10):274. Available from:  http://www.mdpi.com/1999-4915/9/10/274
-Sassi F, Tamone C, D’Amelio P. Vitamin D: Nutrient, Hormone, and Immunomodulator. Nutrients. 2018;10(11):1656. Published 2018 Nov 3. doi:10.3390/nu10111656
-WeihuaYuan et al. 1,25-dihydroxyvitamin D3 suppresses renin gene transcription by blocking the activity of the cyclic AMP response element in the renin gene promoter. The Journal of Biological Chemistry vol. 282, no. 41, pp. 29821–29830, October 12, 2007.
-Garami A. Preventing a covid-19 pandemic. BMJ 2020; 368.
-Yamamoto EA, J.rgensen TN. Relationships Between Vitamin D, Gut Microbiome, and Systemic Autoimmunity. Front Immunol. 2020;10:3141. Published 2020 Jan 21.
-Kim H, Baek S, Hong SM, et al. 1,25-dihydroxy Vitamin D3 and Interleukin-6 Blockade Synergistically Regulate Rheumatoid Arthritis by Suppressing Interleukin-17 Production and Osteoclastogenesis. J Korean Med Sci. 2020;35(6):e40. Published 2020 Feb 17.
-Chen D, Li J, Zhang XY, et al. Zhonghua Yi Xue Za Zhi. 2020;100(10):757–762.
-Martineau AR, Thummel KE, Wang Z, et al. Differential Effects of Oral Boluses of Vitamin D2 vs Vitamin D3 on Vitamin D Metabolism: A Randomized Controlled Trial. J Clin Endocrinol Metab. 2019;104(12):5831–5839. doi:10.1210/jc.2019-00207
-Grant, W.B.; Lahore, H.; McDonnell, S.L.; Baggerly, C.A.; French, C.B.; Aliano, J.L.; Bhattoa, H.P. Vitamin D Supplementation Could Prevent and Treat Influenza, Coronavirus, and Pneumonia Infections. Preprints 2020, 2020030235 (doi:10.20944/preprints202003.0235.v1).
-Villena J, Kitazawa H. The Modulation of Mucosal Antiviral Immunity by Immunobiotics: Could They Offer Any Benefit in the SARS-CoV-2 Pandemic? Front Physiol. 2020;11(June):1–20.
-Sundararaman A, Ray M, Ravindra P V., Halami PM. Role of probiotics to combat viral infections with emphasis on COVID-19. Appl Microbiol Biotechnol. 2020;104(19):8089–104.
-Tonetti FR, Islam MA, Vizoso-Pinto MG, Takahashi H, Kitazawa H, Villena J. Nasal priming with immunobiotic lactobacilli improves the adaptive immune response against influenza virus. Int Immunopharmacol [Internet]. 2020;78(October 2019):106115. Available from: https://doi.org/10.1016/j.intimp.2019...
-Wypych TP, Wickramasinghe LC, Marsland BJ. The influence of the microbiome on respiratory health. Nat Immunol [Internet]. 2019;20(10):1279–90.

The post Microbiota y virus respiratorios II: prevención appeared first on Dra Sari Arponen.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on November 03, 2020 06:18

October 1, 2020

Microbiota y virus respiratorios I

Después del webinar de Nutribiótica de la semana pasada sobre microbiota, virus respiratorios e inmunobióticos, prometí escribir alguna cosa sobre el tema. Como es un tema bastante amplio y sobre todo con el COVID19 hay bastantes novedades, lo voy a repartir en más de un post para que sea más digerible.

Más virus que estrellas

Se estima que en cualquier momento dado en el planeta Tierra hay 1031 virus. Se calcula que hay 1029 estrellas en el Universo. Es decir, hay 100 veces más virus que estrellas en el universo. Parece muchísimo, ¿verdad? Si los pusiéramos en fila india – a los virus – formarían una cadena de 200 años luz de longitud. Son magnitudes difíciles de aprehender para la mente humana.

Los virus no se consideran seres vivos aunque sí entes biológicos. Son un material genético – ARN o ADN – envueltos por una cápside, y algunos, por una envoltura. Además, dentro de nosotros tenemos virus. Son los llamados retrovirus endógenos: en un pasado muy remoto, ese material genético viral pasó a formar parte de una célula. Por otro lado, algunos de los virus que nos infectan se quedan en nuestro genoma de forma latente. Y hay quien piensa que nuestro ADN no codificante – esa parte que no se corresponde con ninguna proteína también llamada “ADN basura” – en realidad corresponde a antiguos virus que pasaron a formar parte del ADN de diversos tipos celulares.

Cuando se habla de virus, en general se piensa en enfermedades. Y es cierto que hay muchas enfermedades producidas por virus. Sin embargo, muchos virus son de plantas u otros animales y no nos producen patología a los humanos. Otros virus son totalmente inofensivos. Y luego están los fagos, esos virus que infectan a las bacterias y las arqueas, y que contribuyen a modular nuestra microbiota.

Virus respiratorios

Ahora que llega el otoño y el invierno, preocupan sobre todo los virus respiratorios. La temperatura, las condiciones de humedad y el hacinamiento en interiores hace que en esta época sea típico infectarse con alguno de estos virus que dan lugar a catarros y cuadros de tipo gripal. La bajada de los niveles de vitamina D también tiene que ver: es una sustancia fundamental para el buen funcionamiento de nuestro sistema inmunitario.

Los virus respiratorios tiene nombres como Rhinovirus, Influenza y Parainfluenza, el virus respiratorio sincitial, los Adenovirus, Metapneumovirus, Herpesvirus Bocavirus, y los virus Coxsackie. También hay varios Coronavirus, incluyendo el SARS-CoV-2 que nos da la lata en el momento actual.

Estos virus pueden producir cuadros como sinusitis, otitis media, faringitis y amigdalitis, laringitis, bronquitis, bronquiolitis o neumonía. Son un problema frecuente: de media, cada persona tiene hasta 2 o 3 episodios de infección respiratoria viral al año. Claro, algunos no tienen ninguna y otros están más tiempo malos que sanos. Esto supone la muerte para casi 2 millones de niños menores de 5 años cada año en todo el mundo. Las infecciones respiratorias virales son la primera causa de exacerbación de asma y EPOC. Solo de gripe hay entre 3 y 5 millones de casos graves al año, con 200-600 mil muertes.  De forma combinada, suponen un coste económico de miles de millones de euros o dólares al año en todo el mundo, con la pérdida de días de trabajo y ausencias escolares que implican.

La mejor defensa: nuestro sistema inmunitario

Los virus en general son un tipo de microorganismos para los que no tenemos fármacos muy eficaces, salvo en el caso del VIH, la hepatitis C y parcialmente la hepatitis B. Curar, lo que se dice curar (con fármacos), podemos curar la hepatitis C, eso sí, actualmente en casi el 100% de los casos. Por lo demás, lo que sí tenemos es un sistema inmunitario que se encarga de protegernos contra los virus.

Frente a los virus, tenemos por un lado las defensas del sistema inmune innato. Este componente del sistema inmunitario lucha contra los virus fundamentalmente con los interferones de tipo I y las células natural killer. En cuanto a la inmunidad adaptativa, entra en juego algunos días más tarde; la respuesta antiviral adaptativa recluta sobre todo linfocitos CD8 citotóxicos y linfocitos B, que van a producir anticuerpos contra el virus.

Factores de riesgo para sufrir un catarro o una gripe

Los factores de riesgo para sufrir una infección respiratoria viral son, sobre todo, los siguientes:

-Disbiosis intestinal y del aparato respiratorio.

-Trastornos metabólicos e inflamatorios crónicos subyacentes.

-El uso de algunos fármacos, incluidos los antibióticos.

-La inmunosenescencia relacionada con el envejecimiento por un lado, o la falta de maduración del sistema inmunitario en los niños pequeños, por otro.

-Ciertos factores dietéticos con déficit de algunos micronutrientes clave para el sistema inmunitario.

-El tabaquismo (¡que es malo para todo!).

-El estrés: tanto el psicológico, como los viajes (sobre todo si se atraviesan muchos husos horarios), la deprivación de sueño o el ejercicio físico de muy alta intensidad y extenuante de forma repetida sin recuperación adecuada.

Disbiosis intestinal y sistema respiratorio

Como soy una friki de la microbiota, el primer punto me resulta especialmente interesante. La microbiota intestinal es importante para que nuestro sistema inmunitario funcione de forma óptima. Pero además, existe un eje intestino – pulmón. En una situación de salud, homeostasis y eubiosis intestinal, se favorecerá un perfil inmunitario adecuado en el aparato respiratorio, con predominio de los linfocitos Treg, de inmunoglobulina A (la asociada a las mucosas), y de citoquinas como la IL-10, el TNF-alfa, el IFN-gamma o el TGF-beta. Además, no habrá un exceso de activación de eosinófilos, neutrófilos o macrófagos.

En cambio, la disbiosis intestinal puede favorecer la activación inadecuada o excesiva de ciertas citoquinas proinflamatorias y de células como los NK o los CD4, con activación de neutrófilos y eosinófilos, con el predominio de eosinófilos o neutrófilos según la patología de la que hablemos: asma, EPOC, fibrosis quística, cáncer de pulmón o infección respiratoria.

En cuanto a la microbiota intestinal y los virus respiratorios, una situación de eubiosis permite modular tanto la protección antiviral innata como la adaptativa por varios mecanismos:

-La regulación del sistema inmunitario con movilización de células de tipo Th1 y linfocitos B productores de IgA.

-La liberación de factores inmunomoduladores como el IFN-gamma, la IL-6, o el CSF-GM.

-Los MAMPs (Microbian Associated Molecular Patterns) también modulan el sistema inmunitario.

-Los SCFA (ácidos grasos de cadena corta) producidos por la microbiota intestinal participan de la reprogramación metabólica del organismo y el sistema inmunitario.

Microbiota respiratoria y virus

Además de la microbiota intestinal, también la respiratoria tiene que ver con la regulación del sistema inmunitario frente a los virus respiratorios. La configuración de la microbiota del aparato respiratorio depende mucho de cómo son la oral y la digestiva. Además de los factores habituales que influyen también en la microbiota intestinal, sobre la respiratoria impactan en especial factores como el tabaco, la contaminación atmosférica o la estación del año. Por otro lado, se establece un equilibrio dinámico entre la entrada de microorganismos por inhalación, microaspiraciones y dispersión por la mucosa de forma directa, y su eliminación por la tos, el aclaramiento mucociliar, y las defensas innata y adaptativa. Los niveles de pH y oxígeno y la disponibilidad de nutrientes a nivel alveolar también influyen en la composición de la microbiota respiratoria.

La fracción bacteriana de la microbiota respiratoria varía según el segmento que examinemos: no es igual en la cavidad nasal que en los pulmones. Por otro lado, también encontramos hongos y virus en el aparato respiratorio, que establecen relaciones complejas con el componente bacteriano y también con el microbioma intestinal.

Un ejemplo de estas interrelaciones y con los factores que afectan a la microbiota es un estudio en el que se comprobó en un modelo animal que la administración de antibióticos predispone a la infección por el virus de la gripe y el neumococo. Por otro lado, las infecciones respiratorias virales pueden provocar alteraciones en la respuesta inmunitaria local y sistémica, además de disbiosis respiratoria e intestinal. Este es uno de los mecanismos por los que se puede producir una neumonía bacteriana secundaria después de una infección viral como la gripe.

¿Qué podemos hacer para defendernos?

Con todo lo comentado, parece obvio que modular la microbiota intestinal es interesante para estar mejor preparados frente a los virus respiratorios, ahora y siempre. En la próxima entrada hablaremos sobre los inmunobióticos y también los micronutrientes imprescindibles para afrontar en condiciones óptimas el otoño y el invierno.

ReferenciasDumas A, Bernard L, Poquet Y, Lugo-Villarino G, Neyrolles O. The role of the lung microbiota and the gut–lung axis in respiratory infectious diseases. Cell Microbiol. 2018;20(12):1–9.Huffnagle GB, Dickson RP, Lukacs NW. The respiratory tract microbiome and lung inflammation: A two-way street. Mucosal Immunol. 2017;10(2):299–306.Man WH, De Steenhuijsen Piters WAA, Bogaert D. The microbiota of the respiratory tract: Gatekeeper to respiratory health. Nat Rev Microbiol. 2017;15(5):259–70.Mitchell AB, Glanville AR. The Human Respiratory Microbiome: Implications and Impact. Semin Respir Crit Care Med. 2018;39(2):199–212.Sulaiman I, Schuster S, Segal LN. Perspectives in lung microbiome research. Curr Opin Microbiol [Internet]. 2020;56:24–9. Available from: https://doi.org/10.1016/j.mib.2020.06...Wypych TP, Wickramasinghe LC, Marsland BJ. The influence of the microbiome on respiratory health. Nat Immunol [Internet]. 2019;20(10):1279–90. Available from: http://dx.doi.org/10.1038/s41590-019-...Yang D, Xing Y, Song X, Qian Y. The impact of lung microbiota dysbiosis on inflammation. Immunology. 2020;159(2):156–66.

La entrada Microbiota y virus respiratorios I se publicó primero en drasariarponen.com.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on October 01, 2020 12:24

Microbiota y virus respiratorios I

Después del webinar de Nutribiótica de la semana pasada sobre microbiota, virus respiratorios e inmunobióticos, prometí escribir alguna cosa sobre el tema. Como es un tema bastante amplio y sobre todo con el COVID19 hay bastantes novedades, lo voy a repartir en más de un post para que sea más digerible.

Más virus que estrellas

Se estima que en cualquier momento dado en el planeta Tierra hay 1031 virus. Se calcula que hay 1029 estrellas en el Universo. Es decir, hay 100 veces más virus que estrellas en el universo. Parece muchísimo, ¿verdad? Si los pusiéramos en fila india – a los virus – formarían una cadena de 200 años luz de longitud. Son magnitudes difíciles de aprehender para la mente humana.

Los virus no se consideran seres vivos aunque sí entes biológicos. Son un material genético – ARN o ADN – envueltos por una cápside, y algunos, por una envoltura. Además, dentro de nosotros tenemos virus. Son los llamados retrovirus endógenos: en un pasado muy remoto, ese material genético viral pasó a formar parte de una célula. Por otro lado, algunos de los virus que nos infectan se quedan en nuestro genoma de forma latente. Y hay quien piensa que nuestro ADN no codificante – esa parte que no se corresponde con ninguna proteína también llamada “ADN basura” – en realidad corresponde a antiguos virus que pasaron a formar parte del ADN de diversos tipos celulares.

Cuando se habla de virus, en general se piensa en enfermedades. Y es cierto que hay muchas enfermedades producidas por virus. Sin embargo, muchos virus son de plantas u otros animales y no nos producen patología a los humanos. Otros virus son totalmente inofensivos. Y luego están los fagos, esos virus que infectan a las bacterias y las arqueas, y que contribuyen a modular nuestra microbiota.

Virus respiratorios

Ahora que llega el otoño y el invierno, preocupan sobre todo los virus respiratorios. La temperatura, las condiciones de humedad y el hacinamiento en interiores hace que en esta época sea típico infectarse con alguno de estos virus que dan lugar a catarros y cuadros de tipo gripal. La bajada de los niveles de vitamina D también tiene que ver: es una sustancia fundamental para el buen funcionamiento de nuestro sistema inmunitario.

Los virus respiratorios tiene nombres como Rhinovirus, Influenza y Parainfluenza, el virus respiratorio sincitial, los Adenovirus, Metapneumovirus, Herpesvirus Bocavirus, y los virus Coxsackie. También hay varios Coronavirus, incluyendo el SARS-CoV-2 que nos da la lata en el momento actual.

Estos virus pueden producir cuadros como sinusitis, otitis media, faringitis y amigdalitis, laringitis, bronquitis, bronquiolitis o neumonía. Son un problema frecuente: de media, cada persona tiene hasta 2 o 3 episodios de infección respiratoria viral al año. Claro, algunos no tienen ninguna y otros están más tiempo malos que sanos. Esto supone la muerte para casi 2 millones de niños menores de 5 años cada año en todo el mundo. Las infecciones respiratorias virales son la primera causa de exacerbación de asma y EPOC. Solo de gripe hay entre 3 y 5 millones de casos graves al año, con 200-600 mil muertes.  De forma combinada, suponen un coste económico de miles de millones de euros o dólares al año en todo el mundo, con la pérdida de días de trabajo y ausencias escolares que implican.

La mejor defensa: nuestro sistema inmunitario

Los virus en general son un tipo de microorganismos para los que no tenemos fármacos muy eficaces, salvo en el caso del VIH, la hepatitis C y parcialmente la hepatitis B. Curar, lo que se dice curar (con fármacos), podemos curar la hepatitis C, eso sí, actualmente en casi el 100% de los casos. Por lo demás, lo que sí tenemos es un sistema inmunitario que se encarga de protegernos contra los virus.

Frente a los virus, tenemos por un lado las defensas del sistema inmune innato. Este componente del sistema inmunitario lucha contra los virus fundamentalmente con los interferones de tipo I y las células natural killer. En cuanto a la inmunidad adaptativa, entra en juego algunos días más tarde; la respuesta antiviral adaptativa recluta sobre todo linfocitos CD8 citotóxicos y linfocitos B, que van a producir anticuerpos contra el virus.

Factores de riesgo para sufrir un catarro o una gripe

Los factores de riesgo para sufrir una infección respiratoria viral son, sobre todo, los siguientes:

-Disbiosis intestinal y del aparato respiratorio.

-Trastornos metabólicos e inflamatorios crónicos subyacentes.

-El uso de algunos fármacos, incluidos los antibióticos.

-La inmunosenescencia relacionada con el envejecimiento por un lado, o la falta de maduración del sistema inmunitario en los niños pequeños, por otro.

-Ciertos factores dietéticos con déficit de algunos micronutrientes clave para el sistema inmunitario.

-El tabaquismo (¡que es malo para todo!).

-El estrés: tanto el psicológico, como los viajes (sobre todo si se atraviesan muchos husos horarios), la deprivación de sueño o el ejercicio físico de muy alta intensidad y extenuante de forma repetida sin recuperación adecuada.

Disbiosis intestinal y sistema respiratorio

Como soy una friki de la microbiota, el primer punto me resulta especialmente interesante. La microbiota intestinal es importante para que nuestro sistema inmunitario funcione de forma óptima. Pero además, existe un eje intestino – pulmón. En una situación de salud, homeostasis y eubiosis intestinal, se favorecerá un perfil inmunitario adecuado en el aparato respiratorio, con predominio de los linfocitos Treg, de inmunoglobulina A (la asociada a las mucosas), y de citoquinas como la IL-10, el TNF-alfa, el IFN-gamma o el TGF-beta. Además, no habrá un exceso de activación de eosinófilos, neutrófilos o macrófagos.

En cambio, la disbiosis intestinal puede favorecer la activación inadecuada o excesiva de ciertas citoquinas proinflamatorias y de células como los NK o los CD4, con activación de neutrófilos y eosinófilos, con el predominio de eosinófilos o neutrófilos según la patología de la que hablemos: asma, EPOC, fibrosis quística, cáncer de pulmón o infección respiratoria.

En cuanto a la microbiota intestinal y los virus respiratorios, una situación de eubiosis permite modular tanto la protección antiviral innata como la adaptativa por varios mecanismos:

-La regulación del sistema inmunitario con movilización de células de tipo Th1 y linfocitos B productores de IgA.

-La liberación de factores inmunomoduladores como el IFN-gamma, la IL-6, o el CSF-GM.

-Los MAMPs (Microbian Associated Molecular Patterns) también modulan el sistema inmunitario.

-Los SCFA (ácidos grasos de cadena corta) producidos por la microbiota intestinal participan de la reprogramación metabólica del organismo y el sistema inmunitario.

Microbiota respiratoria y virus

Además de la microbiota intestinal, también la respiratoria tiene que ver con la regulación del sistema inmunitario frente a los virus respiratorios. La configuración de la microbiota del aparato respiratorio depende mucho de cómo son la oral y la digestiva. Además de los factores habituales que influyen también en la microbiota intestinal, sobre la respiratoria impactan en especial factores como el tabaco, la contaminación atmosférica o la estación del año. Por otro lado, se establece un equilibrio dinámico entre la entrada de microorganismos por inhalación, microaspiraciones y dispersión por la mucosa de forma directa, y su eliminación por la tos, el aclaramiento mucociliar, y las defensas innata y adaptativa. Los niveles de pH y oxígeno y la disponibilidad de nutrientes a nivel alveolar también influyen en la composición de la microbiota respiratoria.

La fracción bacteriana de la microbiota respiratoria varía según el segmento que examinemos: no es igual en la cavidad nasal que en los pulmones. Por otro lado, también encontramos hongos y virus en el aparato respiratorio, que establecen relaciones complejas con el componente bacteriano y también con el microbioma intestinal.

Un ejemplo de estas interrelaciones y con los factores que afectan a la microbiota es un estudio en el que se comprobó en un modelo animal que la administración de antibióticos predispone a la infección por el virus de la gripe y el neumococo. Por otro lado, las infecciones respiratorias virales pueden provocar alteraciones en la respuesta inmunitaria local y sistémica, además de disbiosis respiratoria e intestinal. Este es uno de los mecanismos por los que se puede producir una neumonía bacteriana secundaria después de una infección viral como la gripe.

¿Qué podemos hacer para defendernos?

Con todo lo comentado, parece obvio que modular la microbiota intestinal es interesante para estar mejor preparados frente a los virus respiratorios, ahora y siempre. En la próxima entrada hablaremos sobre los inmunobióticos y también los micronutrientes imprescindibles para afrontar en condiciones óptimas el otoño y el invierno.

ReferenciasDumas A, Bernard L, Poquet Y, Lugo-Villarino G, Neyrolles O. The role of the lung microbiota and the gut–lung axis in respiratory infectious diseases. Cell Microbiol. 2018;20(12):1–9.Huffnagle GB, Dickson RP, Lukacs NW. The respiratory tract microbiome and lung inflammation: A two-way street. Mucosal Immunol. 2017;10(2):299–306.Man WH, De Steenhuijsen Piters WAA, Bogaert D. The microbiota of the respiratory tract: Gatekeeper to respiratory health. Nat Rev Microbiol. 2017;15(5):259–70.Mitchell AB, Glanville AR. The Human Respiratory Microbiome: Implications and Impact. Semin Respir Crit Care Med. 2018;39(2):199–212.Sulaiman I, Schuster S, Segal LN. Perspectives in lung microbiome research. Curr Opin Microbiol [Internet]. 2020;56:24–9. Available from: https://doi.org/10.1016/j.mib.2020.06...Wypych TP, Wickramasinghe LC, Marsland BJ. The influence of the microbiome on respiratory health. Nat Immunol [Internet]. 2019;20(10):1279–90. Available from: http://dx.doi.org/10.1038/s41590-019-...Yang D, Xing Y, Song X, Qian Y. The impact of lung microbiota dysbiosis on inflammation. Immunology. 2020;159(2):156–66.

The post Microbiota y virus respiratorios I appeared first on Dra Sari Arponen.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on October 01, 2020 08:53

July 12, 2020

Colaboraciones: microbiota, gluten, COVID-19 y más

Estos meses de COVID-19 han sido un poco locos, por decir algo. Volver de nuevo a la medicina hospitalaria ha sido un parón importante en mis actividades previas. Aun así, he tenido algunas colaboraciones (sobre microbiota, pero también COVID-19 y gluten) que están disponibles por el universo digital y quería traerlas aquí recopiladas.

-Este directo de IG con Montse Reus lo hicimos el 13 de marzo. El viernes 13. Aún no me había incorporado al hospital, lo haría el lunes 16. Estuvimos hablando sobre autoinmunidad y COVID-19.

Después de la experiencia de estos meses, diré que no he visto realmente muchos pacientes con patología autoinmune que hayan ingresado por COVID-19. Un par de personas con celiaquía, otra con un cuadro complejo sin diagnóstico (sospecho que sobre base de celiaquía), y un par de personas con hipotiroidismo pero no figuraba si autoinmune. En general, los compañeros tampoco veían muchas personas con cuadros de autoinmunidad que ingresaran.

Sí diré que los niveles de vitamina D estaban bajos no, lo siguiente, ULTRABAJOS, en las personas que ingresaban (en una probable relación doble de causa pero también efecto).

Summit Regenera COVID-19.

Mi ponencia para este Summit lo preparé en un momento bastante complicado, en pleno pico de la pandemia en Madrid, y saliente de una guardia muy complicada. Seguramente, ahora contaría las cosas de otro modo. El contexto es importante. Ahora por ejemplo puedo contar que fue la primera vez que preparaba una presentación en Power Point en vídeo. Preparé la charla con el cansancio que llevaba después de esas semanas de locura en el hospital, y me encontré con algunos problemas técnicos. Algunas de las secciones no se grabaron bien y tuve que repetir algunas partes hasta 3 o 4 veces!, y lo hice en dos habitaciones diferentes. Esto explica por qué se escucha con un sonido diferente en algunas secciones.

A pesar de las dificultades, pienso que la charla me quedó bien, pero ahora me traslado a esos días en los que la preparé y recuerdo el cansancio tan intenso. Recuerdo también la energía que tuve que emplear para realizar una ponencia que no fuera excesivamente negativa y sí empoderadora.

-Luego, participé como ponente en un par de webinars de Nutribiótica. El primero fue sobre microbiota oral. Es un tema apasionante sobre el que escribí el año pasado un artículo para la revista Dentista Moderno. El segundo, sobre microbiota y envejecimiento. También había hablado sobre este tema, en noviembre, en un congreso de medicina estética. ¡Sí!, porque la microbiota tiene mucho que ver con la belleza exterior, es lo que hay. Estos webinars no están ya disponibles, pero Nutribiótica organiza más formaciones on-line sobre microbiota.

Luego en junio, realizamos 2 webinars sobre el eje intestino – cerebro. Uno, sobre depresión con la dra Gemma Safont, psiquiatra y PNI. Y otro, con la dra Cecilia Almuiña, sobre TEA.

Echo de menos los cursos presenciales, porque la interacción en directo con los asistentes me resulta superenriquecedor.

¡Ah, os recuerdo además que podéis escuchar el MicroPodcast de Nutribiótica, donde Marisa García Alonso, la dra África Villarroel y yo misma participamos en una tertulia distendida con Carolina de Nutribiótica, a propósito del World Microbiome Day que fue el día 27 de junio.

-Recientemente, el 10 de junio, participé en un directo de IG con mi compañera de máster de PNI Daniela Toro. El canal de IG de Daniela, my.facefit, es superchula! En ese directo hablamos sobre estilo de vida, ayuno intermitente, microbiota… En fin, cómo cuidarse por dentro para estar bien de forma global y que eso también se vea desde fuera.

-Otro podcast en el que tuve el lujo de colaborar fue el de Celicidad. Lorena de Celicidad realiza una labor de divulgación fabulosa sobre la celiaquía. La entrevista es larga, pero considero que merece una escucha para cualquiera que esté interesado en la problemática del gluten y las dificultades diagnósticas de la enfermedad celíaca.

-El sábado 4 de julio cruzamos el charco de forma virtual y charlamos Diego Robatto, psiquiatra PNI de Buenos Aires, y yo, sobre microbiota y calidad de vida, de forma general e introductoria en este directo de IG. Evolución del ser humano, lactancia materna, la importancia de la microbiota y la salud de la boca…

Debo decir que me encanta la divulgación y colaborar con compañeros de diversos ámbitos en esta labor. Cuando atiendo a un paciente en consulta, le dedico mucho más tiempo y energía que esa consulta, porque pienso en el paciente antes de la consulta, durante, y luego bastante también después porque reviso sus pruebas o informes previos, elaboro un informe completo, etc. Y por supuesto que es importante ayudar a cada uno de mis pacientes. Sin embargo, considero que con la docencia y la divulgación puedo llegar a ayudar a mucha más gente. Dar herramientas a los pacientes para que se empoderen y consigan encontrar su camino hacia la sanación en gran parte por sus propios medios: podríamos decir que es mi propósito vital profesional y laboral.

Por eso, dentro de poco (un par de meses, quizá menos?) tendré noticias en este campo de la divulgación :).

La entrada Colaboraciones: microbiota, gluten, COVID-19 y más se publicó primero en drasariarponen.com.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on July 12, 2020 12:25

Colaboraciones: microbiota, gluten, COVID-19 y más

Estos meses de COVID-19 han sido un poco locos, por decir algo. Volver de nuevo a la medicina hospitalaria ha sido un parón importante en mis actividades previas. Aun así, he tenido algunas colaboraciones (sobre microbiota, pero también COVID-19 y gluten) que están disponibles por el universo digital y quería traerlas aquí recopiladas.

-Este directo de IG con Montse Reus lo hicimos el 13 de marzo. El viernes 13. Aún no me había incorporado al hospital, lo haría el lunes 16. Estuvimos hablando sobre autoinmunidad y COVID-19.

Después de la experiencia de estos meses, diré que no he visto realmente muchos pacientes con patología autoinmune que hayan ingresado por COVID-19. Un par de personas con celiaquía, otra con un cuadro complejo sin diagnóstico (sospecho que sobre base de celiaquía), y un par de personas con hipotiroidismo pero no figuraba si autoinmune. En general, los compañeros tampoco veían muchas personas con cuadros de autoinmunidad que ingresaran.

Sí diré que los niveles de vitamina D estaban bajos no, lo siguiente, ULTRABAJOS, en las personas que ingresaban (en una probable relación doble de causa pero también efecto).

Summit Regenera COVID-19.

Mi ponencia para este Summit lo preparé en un momento bastante complicado, en pleno pico de la pandemia en Madrid, y saliente de una guardia muy complicada. Seguramente, ahora contaría las cosas de otro modo. El contexto es importante. Ahora por ejemplo puedo contar que fue la primera vez que preparaba una presentación en Power Point en vídeo. Preparé la charla con el cansancio que llevaba después de esas semanas de locura en el hospital, y me encontré con algunos problemas técnicos. Algunas de las secciones no se grabaron bien y tuve que repetir algunas partes hasta 3 o 4 veces!, y lo hice en dos habitaciones diferentes. Esto explica por qué se escucha con un sonido diferente en algunas secciones.

A pesar de las dificultades, pienso que la charla me quedó bien, pero ahora me traslado a esos días en los que la preparé y recuerdo el cansancio tan intenso. Recuerdo también la energía que tuve que emplear para realizar una ponencia que no fuera excesivamente negativa y sí empoderadora.

-Luego, participé como ponente en un par de webinars de Nutribiótica. El primero fue sobre microbiota oral. Es un tema apasionante sobre el que escribí el año pasado un artículo para la revista Dentista Moderno. El segundo, sobre microbiota y envejecimiento. También había hablado sobre este tema, en noviembre, en un congreso de medicina estética. ¡Sí!, porque la microbiota tiene mucho que ver con la belleza exterior, es lo que hay. Estos webinars no están ya disponibles, pero Nutribiótica organiza más formaciones on-line sobre microbiota.

Luego en junio, realizamos 2 webinars sobre el eje intestino – cerebro. Uno, sobre depresión con la dra Gemma Safont, psiquiatra y PNI. Y otro, con la dra Cecilia Almuiña, sobre TEA.

Echo de menos los cursos presenciales, porque la interacción en directo con los asistentes me resulta superenriquecedor.

¡Ah, os recuerdo además que podéis escuchar el MicroPodcast de Nutribiótica, donde Marisa García Alonso, la dra África Villarroel y yo misma participamos en una tertulia distendida con Carolina de Nutribiótica, a propósito del World Microbiome Day que fue el día 27 de junio.

-Recientemente, el 10 de junio, participé en un directo de IG con mi compañera de máster de PNI Daniela Toro. El canal de IG de Daniela, my.facefit, es superchula! En ese directo hablamos sobre estilo de vida, ayuno intermitente, microbiota… En fin, cómo cuidarse por dentro para estar bien de forma global y que eso también se vea desde fuera.

-Otro podcast en el que tuve el lujo de colaborar fue el de Celicidad. Lorena de Celicidad realiza una labor de divulgación fabulosa sobre la celiaquía. La entrevista es larga, pero considero que merece una escucha para cualquiera que esté interesado en la problemática del gluten y las dificultades diagnósticas de la enfermedad celíaca.

-El sábado 4 de julio cruzamos el charco de forma virtual y charlamos Diego Robatto, psiquiatra PNI de Buenos Aires, y yo, sobre microbiota y calidad de vida, de forma general e introductoria en este directo de IG. Evolución del ser humano, lactancia materna, la importancia de la microbiota y la salud de la boca…

Debo decir que me encanta la divulgación y colaborar con compañeros de diversos ámbitos en esta labor. Cuando atiendo a un paciente en consulta, le dedico mucho más tiempo y energía que esa consulta, porque pienso en el paciente antes de la consulta, durante, y luego bastante también después porque reviso sus pruebas o informes previos, elaboro un informe completo, etc. Y por supuesto que es importante ayudar a cada uno de mis pacientes. Sin embargo, considero que con la docencia y la divulgación puedo llegar a ayudar a mucha más gente. Dar herramientas a los pacientes para que se empoderen y consigan encontrar su camino hacia la sanación en gran parte por sus propios medios: podríamos decir que es mi propósito vital profesional y laboral.

Por eso, dentro de poco (un par de meses, quizá menos?) tendré noticias en este campo de la divulgación :).

The post Colaboraciones: microbiota, gluten, COVID-19 y más appeared first on Dra Sari Arponen.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on July 12, 2020 03:42

May 28, 2020

Las 8 «R» del camino de la salud

A muchos os sonarán «las 4 R de la salud intestinal». O incluso, seguro que ya habéis aprendido que en realidad son no ya solo 5, sino incluso 6 o 7 pasos a seguir para tener una salud intestinal óptima. Desde luego, una cosa FUNDAMENTAL es seguir una alimentación probiótica y antiinflamatoria, como os cuento en el e-book que realicé en colaboración con Nutribiótica.

Yo propondría en realidad hasta 8 pasos (o incluso más!) dentro del camino hacia la salud intestinal y general. Nos podemos basar en los previos ya propuestos por muchos sabios y añadir más:

Reflexionar/repensar/razonar: es la nueva R que propongo como etapa inicial ineludible. En esta fase, se realiza un diagnóstico de la situación de salud de la persona conjuntamente con su terapeuta. Se debería reflexionar sobre el estilo de vida, las causas profundas que han llevado a tener síntomas, y realizar un proceso de razonamiento clínico y diagnóstico para llegar al origen de los problemas. Personalmente, considero que la PNIc es una metadisciplina que nos enseña a complementar este proceso con las aportaciones de la Medicina del Estilo de Vida, la Medicina Evolucionista, los aspectos psicosociales y todo lo que realmente influye en el estado de salud.Reset: implica un reinicio o una revolución del estilo de vida. Suele ser necesario cambiar el mindset de la persona. La frase que se le atribuye a Hipócrates lo resume perfectamente: “A quien desee la salud, hay que preguntarle primero si está dispuesto a suprimir las causas de su enfermedad. Sólo entonces será posible ayudarle”.Reducir las causas identificadas como fuente de problemas. Implica también reducir los síntomas más molestos con intervenciones terapéuticas que nos permitan brindarle un «quick win» al paciente para generar adherencia al cambio y mejorar la energía para llevar a cabo la revolución en su salud.Remover o retirar los patógenos y los antígenos o antinutrientes que puedan estar actuando en el intestino, la boca, el aparato respiratorio… de forma perjudicial.Reemplazar las enzimas digestivas que puedan faltar, mejorar la hipoclorhidria si fuera el caso o aportar incluso bilis si es necesario.Reinocular los microorganismos comensales que estén deficitarios: lactobacilos, bifidobacterias, y otras especies interesantes. Además, habrá que darles de comer con suficientes nutrientes prebióticos y polifenoles.Restaurar y reparar la barrera intestinal, disminuir de forma definitiva la inflamación, seguir aportando micronutrientes…Reequilibrar el intestino y la salud sistémica a largo plazo.

La salud intestinal, de la boca, de la mucosa urogenital, respiratoria, psiconeuroemocional, de la piel… la salud de todo el cuerpo, en definitiva, puede ser un fin en sí misma. Y también es un CAMINO que dura toda la vida. Podremos encontrarnos piedras en el camino: no pasa nada, las podremos sortear. Podremos caernos: no es grave, lo importante es levantarse. Pero, ¡ay!, si nos dedicamos a meternos piedras en los zapatos (minimalistas!?), entonces, el camino será más complicado.

La responsabilidad última de nuestra salud recae sobre nosotros mismos: empoderarse en salud es el camino.

¿Qué otras letras podemos utilizar como guía para protocolos de salud?

La entrada Las 8 «R» del camino de la salud se publicó primero en drasariarponen.com.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on May 28, 2020 12:26

Las 8 «R» del camino de la salud

A muchos os sonarán «las 4 R de la salud intestinal». O incluso, seguro que ya habéis aprendido que en realidad son no ya solo 5, sino incluso 6 o 7 pasos a seguir para tener una salud intestinal óptima. Desde luego, una cosa FUNDAMENTAL es seguir una alimentación probiótica y antiinflamatoria, como os cuento en el e-book que realicé en colaboración con Nutribiótica.

Yo propondría en realidad hasta 8 pasos (o incluso más!) dentro del camino hacia la salud intestinal y general. Nos podemos basar en los previos ya propuestos por muchos sabios y añadir más:

Reflexionar/repensar/razonar: es la nueva R que propongo como etapa inicial ineludible. En esta fase, se realiza un diagnóstico de la situación de salud de la persona conjuntamente con su terapeuta. Se debería reflexionar sobre el estilo de vida, las causas profundas que han llevado a tener síntomas, y realizar un proceso de razonamiento clínico y diagnóstico para llegar al origen de los problemas. Personalmente, considero que la PNIc es una metadisciplina que nos enseña a complementar este proceso con las aportaciones de la Medicina del Estilo de Vida, la Medicina Evolucionista, los aspectos psicosociales y todo lo que realmente influye en el estado de salud.Reset: implica un reinicio o una revolución del estilo de vida. Suele ser necesario cambiar el mindset de la persona. La frase que se le atribuye a Hipócrates lo resume perfectamente: “A quien desee la salud, hay que preguntarle primero si está dispuesto a suprimir las causas de su enfermedad. Sólo entonces será posible ayudarle”.Reducir las causas identificadas como fuente de problemas. Implica también reducir los síntomas más molestos con intervenciones terapéuticas que nos permitan brindarle un «quick win» al paciente para generar adherencia al cambio y mejorar la energía para llevar a cabo la revolución en su salud.Remover o retirar los patógenos y los antígenos o antinutrientes que puedan estar actuando en el intestino, la boca, el aparato respiratorio… de forma perjudicial.Reemplazar las enzimas digestivas que puedan faltar, mejorar la hipoclorhidria si fuera el caso o aportar incluso bilis si es necesario.Reinocular los microorganismos comensales que estén deficitarios: lactobacilos, bifidobacterias, y otras especies interesantes. Además, habrá que darles de comer con suficientes nutrientes prebióticos y polifenoles.Restaurar y reparar la barrera intestinal, disminuir de forma definitiva la inflamación, seguir aportando micronutrientes…Reequilibrar el intestino y la salud sistémica a largo plazo.

La salud intestinal, de la boca, de la mucosa urogenital, respiratoria, psiconeuroemocional, de la piel… la salud de todo el cuerpo, en definitiva, puede ser un fin en sí misma. Y también es un CAMINO que dura toda la vida. Podremos encontrarnos piedras en el camino: no pasa nada, las podremos sortear. Podremos caernos: no es grave, lo importante es levantarse. Pero, ¡ay!, si nos dedicamos a meternos piedras en los zapatos (minimalistas!?), entonces, el camino será más complicado.

La responsabilidad última de nuestra salud recae sobre nosotros mismos: empoderarse en salud es el camino.

¿Qué otras letras podemos utilizar como guía para protocolos de salud?

 

The post Las 8 «R» del camino de la salud appeared first on Dra Sari Arponen.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on May 28, 2020 04:44

May 24, 2020

Novedades en microbiota y probióticos en COVID-19

Cuando el tsunami del COVID19 estaba a punto de barrernos, escribí este artículo sobre microbiota, probióticos y algunas estrategias de suplementación nutricional en COVID-19.

Desde entonces han pasado muchas cosas. Parece que hace toda una vida de aquello. Sobre mis vivencias en el hospital – los dos, que «yo estuve en IFEMA» – quizá escriba otro día.

A fecha de 24 de mayo de 2020 hay 14231 publicaciones indexadas en Pubmed sobre la pandemia y el SARS-CoV-2, además de artículos en portales editoriales que aún no se han indexado. La cifra aumenta de forma vertiginosa cada semana. ¿Hay algo nuevo sobre microbiota y probióticos en COVID-19?

Publicando, que es gerundio

Reviso lo que se escribe sobre COVID-19 con frecuencia. La mayoría de las publicaciones son cartas, comentarios breves, casos aislados… posiblemente el número de artículos sea excesivo y con la vorágine es difícil distinguir a veces lo que es interesante o relevante de lo que no.

En mi opinión (personal y por lo tanto subjetiva) mucho de lo publicado no aporta gran cosa.

Aun así, para mi trabajo en el hospital me interesa actualizarme sobre COVID-19. Mi  interés personal me lleva a buscar con más atención lo relacionado con la microbiota, los probióticos y la nutrición. Veamos qué podemos encontrar sobre microbiota  y probióticos en COVID-19 hoy. Otro día comentaré el aspecto nutricional.

Hoy, 24 de mayo,  hay 14 publicaciones en PubMed utilizando dichas palabras clave con el conector “AND”. Artículos en inglés o que realmente se centren en la microbiota son menos de la mitad. Veamos los que pueden resultar más interesantes.

Una tímida nota en Lancet y cartas en Eur Rev Med Pharm Sci

El 25 de abril se publicó una nota en Lancet con el título «Probiotics and COVID-19: one size does not fit all«. La nota es brevísima, para concluir que «es probable que la modulación de la microbiota intestinal en COVID19 y sus comorbilidades es necesario que sea dirigida e innovadora». Poca chicha por muy Lancet que sea.

En una revista (European Review for Medical and Pharmacological Sciences) se publica una carta sugiriendo el uso de cepas de L. rhamnosus y B. lactis. Además, sugieren el uso de polifenoles, zinc, prebióticos y postbióticos.

En la misma revista se publica: “Editorial – COVID-19 and the microbiota: new kids on the block” para decir que “[…] es obligatorio centrar el foco en este tema para comprender mejor por qué algunos de los pacientes eran totalmente asintomáticos o desarrollaron síntomas leves, mientras que otros sufrieron un síndrome respiratorio grave. ¿Podemos hipotetizar que las diferencias en la composición de la microbiota intestinal y pulmonar pueden influir en la gravedad de la infección relacionada con COVID-19?”. Dicho queda, ¿cogeremos el testigo?

Una revisión superficial

El artículo de Dhar en Virus Research (13 de mayo) revisa primero de forma breve el eje intestino-pulmón. Me resulta curioso que escriban: “hay pruebas ahora que sugieren la presencia de distintos microorganismos en el pulmón”, con una referencia del 2017. Hay bastantes publicaciones y más recientes como para realizar una afirmación tan tibia.

A quien le interese, recomiendo por ejemplo el artículo de Invernizzi  aunque posiblemente no estuviera a disposición de los autores cuando redactaron su manuscrito. El artículo de Taylor sobre microbioma respiratorio es del año pasado y también es recomendable.

Los autores comentan la importancia de la microbiota en la modulación del sistema inmune. Hay una imagen en el artículo que ilustra este equilibrio que se pueden ver en este enlace.

Por último, mencionan una obviedad que no por ello es menos necesario recordar. La alimentación juega un rol fundamental en la configuración de la microbiota intestinal y por lo tanto, influye mucho en el estado de salud del huésped. Se recuerda la importancia de los carbohidratos accesibles a la microbiota (la “fibra”), y la posibilidad de usar algunos probióticos o bien sinbióticos en el tratamiento de estos pacientes. Igualmente se incluye una figura que resume este mensaje. (Recomiendo un artículo de divulgación reciente de la dra África Villarroel sobre el sistema inmunitario y la alimentación.)

El artículo es algo superficial y no se profundiza nada en cepas de probióticos. Es cierto que hay muy poco publicado sobre el tema de momento. Siempre es difícil llevar a cabo estudios sobre microbiota en la sanidad pública. Y ahora, en el contexto de la pandemia, más aún.

Un estudio de microbioma fecal en COVID-19: pequeño pero interesante

Hay un estudio (Zuo et al) en el que se investigan los cambios en los microbiomas fecales (por metagenómica de 2-3 muestras de heces/semana durante la hospitalización) de 15 pacientes con infección por SARS-CoV-2 durante la hospitalización. Además se explora la asociación de la disbiosis con la gravedad y la presencia del virus en las heces. El COVID-19 se clasifica como leve, grave o crítica. Se comparan los datos con los del microbioma fecal de 6 sujetos con neumonía no-COVID y 15 individuos sanos.

Se comprobó que los pacientes con COVID-19 tuvieron alteraciones significativas de su microbioma fecal, con aumento de patógenos oportunistas y disminución de los comensales beneficiosos. Además, la disbiosis intestinal persistió después de la eliminación del SARS-CoV-2 y la resolución de los síntomas respiratorios.

La abundancia basal de Coprobacillus, Clostridium ramosum y Clostridium hathewayi se correlacionó con la gravedad de COVID-19. Por otro lado, hubo una correlación inversa entre la abundancia de Faecalibacterium prausnitzii (especie clave de la fracción muconutritiva de la microbiota) y la gravedad de la enfermedad. En el transcurso de la hospitalización, Bacteroides dorei, Bacteroides thetaiotaomicron, Bacteroides massiliensis y Bacteroides ovatus, que se sabe que regulan negativamente la expresión de ACE2 en el intestino de ratones, se correlacionaron inversamente con la carga de SARS-CoV-2 en muestras fecales de pacientes.

Probióticos, microbiota y COVID19: ¿sí o no?

En definitiva, veo que lo que escribía yo misma hace dos meses y medio se mantiene bastante vigente a día de hoy. Sirva esto para actualizarlo. Cierto que no hay un ensayo clínico doble ciego aleatorizado con probióticos. Probablemente no lo vaya a haber. El tratamiento o la prevención con microbioterapia, inmunonutrición y suplementación nutricional es complicado para los ensayos clínicos estándar.

Durante mi trabajo en el hospital y en IFEMA, con alta exposición al virus por el contacto con literalmente centenares de pacientes infectados por SARS-CoV-2, he tomado varios suplementos nutricionales personalizados (por mí misma) para mi caso, siendo un pilar fundamental los probióticos y también los prebióticos. No me han faltado L. casei LC11, L. paracasei LPC37, L. plantarum LP115 o L. fermentum LF31, además de algunas cepas de bifidobacterias.

Referencias

1. Mak JWY, Chan FKL, Ng SC. Probiotics and COVID-19: one size does not fit all [published online ahead of print, 2020 Apr 24]. Lancet Gastroenterol Hepatol. 2020;S2468-1253(20)30122-9. doi:10.1016/S2468-1253(20)30122-9.
2. Di Renzo L, Merra G, Esposito E, De Lorenzo A. Are probiotics effective adjuvant therapeutic choice in patients with COVID-19?. Eur Rev Med Pharmacol Sci. 2020;24(8):4062‐4063. doi:10.26355/eurrev_202004_20977
3. Gasbarrini G, Dionisi T, Franceschi F, Gasbarrini A. Editorial – COVID-19 and the microbiota: new kids on the block. Eur Rev Med Pharmacol Sci. 2020;24(9):5189‐5191. doi:10.26355/eurrev_202005_21218
4. Dhar D, Mohanty A. Gut microbiota and Covid-19- possible link and implications [published online ahead of print, 2020 May 13]. Virus Res. 2020;285:198018. doi:10.1016/j.virusres.2020.198018.
5. Invernizzi R, Lloyd CM, Molyneaux PL. Respiratory microbiome and epithelial interactions shape immunity in the lungs. Immunology. 2020;160(2):171‐182. doi:10.1111/imm.13195.
6. Taylor SL, O’Farrell HE, Simpson JL, Yang IA, Rogers GB. The contribution of respiratory microbiome analysis to a treatable traits model of care. Respirology. 2019;24(1):19‐28. doi:10.1111/resp.13411.
7. Zuo T, Zhang F, Lui GCY, et al. Alterations in Gut Microbiota of Patients With COVID-19 During Time of Hospitalization [published online ahead of print, 2020 May 19]. Gastroenterology. 2020;S0016-5085(20)34701-6. doi:10.1053/j.gastro.2020.05.048

(Este artículo es una revisión de la literatura científica sobre el tema publicado entre marzo y mayo de 2020. No es un consejo médico. Para cualquier intervención individualizada se debe consultar con un profesional de la salud actualizado.)

La entrada Novedades en microbiota y probióticos en COVID-19 se publicó primero en drasariarponen.com.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on May 24, 2020 12:27

Novedades en microbiota y probióticos en COVID-19

Cuando el tsunami del COVID19 estaba a punto de barrernos, escribí este artículo sobre microbiota, probióticos y algunas estrategias de suplementación nutricional en COVID-19.

Desde entonces han pasado muchas cosas. Parece que hace toda una vida de aquello. Sobre mis vivencias en el hospital – los dos, que «yo estuve en IFEMA» – quizá escriba otro día.

A fecha de 24 de mayo de 2020 hay 14231 publicaciones indexadas en Pubmed sobre la pandemia y el SARS-CoV-2, además de artículos en portales editoriales que aún no se han indexado. La cifra aumenta de forma vertiginosa cada semana. ¿Hay algo nuevo sobre microbiota y probióticos en COVID-19?

Publicando, que es gerundio

Reviso lo que se escribe sobre COVID-19 con frecuencia. La mayoría de las publicaciones son cartas, comentarios breves, casos aislados… posiblemente el número de artículos sea excesivo y con la vorágine es difícil distinguir a veces lo que es interesante o relevante de lo que no.

En mi opinión (personal y por lo tanto subjetiva) mucho de lo publicado no aporta gran cosa.

Aun así, para mi trabajo en el hospital me interesa actualizarme sobre COVID-19. Mi  interés personal me lleva a buscar con más atención lo relacionado con la microbiota, los probióticos y la nutrición. Veamos qué podemos encontrar sobre microbiota  y probióticos en COVID-19 hoy. Otro día comentaré el aspecto nutricional.

Hoy, 24 de mayo,  hay 14 publicaciones en PubMed utilizando dichas palabras clave con el conector “AND”. Artículos en inglés o que realmente se centren en la microbiota son menos de la mitad. Veamos los que pueden resultar más interesantes.

Una tímida nota en Lancet y cartas en Eur Rev Med Pharm Sci

El 25 de abril se publicó una nota en Lancet con el título «Probiotics and COVID-19: one size does not fit all«. La nota es brevísima, para concluir que «es probable que la modulación de la microbiota intestinal en COVID19 y sus comorbilidades es necesario que sea dirigida e innovadora». Poca chicha por muy Lancet que sea.

En una revista (European Review for Medical and Pharmacological Sciences) se publica una carta sugiriendo el uso de cepas de L. rhamnosus y B. lactis. Además, sugieren el uso de polifenoles, zinc, prebióticos y postbióticos.

En la misma revista se publica: “Editorial – COVID-19 and the microbiota: new kids on the block” para decir que “[…] es obligatorio centrar el foco en este tema para comprender mejor por qué algunos de los pacientes eran totalmente asintomáticos o desarrollaron síntomas leves, mientras que otros sufrieron un síndrome respiratorio grave. ¿Podemos hipotetizar que las diferencias en la composición de la microbiota intestinal y pulmonar pueden influir en la gravedad de la infección relacionada con COVID-19?”. Dicho queda, ¿cogeremos el testigo?

Una revisión superficial

El artículo de Dhar en Virus Research (13 de mayo) revisa primero de forma breve el eje intestino-pulmón. Me resulta curioso que escriban: “hay pruebas ahora que sugieren la presencia de distintos microorganismos en el pulmón”, con una referencia del 2017. Hay bastantes publicaciones y más recientes como para realizar una afirmación tan tibia.

A quien le interese, recomiendo por ejemplo el artículo de Invernizzi  aunque posiblemente no estuviera a disposición de los autores cuando redactaron su manuscrito. El artículo de Taylor sobre microbioma respiratorio es del año pasado y también es recomendable.

Los autores comentan la importancia de la microbiota en la modulación del sistema inmune. Hay una imagen en el artículo que ilustra este equilibrio que se pueden ver en este enlace.

Por último, mencionan una obviedad que no por ello es menos necesario recordar. La alimentación juega un rol fundamental en la configuración de la microbiota intestinal y por lo tanto, influye mucho en el estado de salud del huésped. Se recuerda la importancia de los carbohidratos accesibles a la microbiota (la “fibra”), y la posibilidad de usar algunos probióticos o bien sinbióticos en el tratamiento de estos pacientes. Igualmente se incluye una figura que resume este mensaje. (Recomiendo un artículo de divulgación reciente de la dra África Villarroel sobre el sistema inmunitario y la alimentación.)

El artículo es algo superficial y no se profundiza nada en cepas de probióticos. Es cierto que hay muy poco publicado sobre el tema de momento. Siempre es difícil llevar a cabo estudios sobre microbiota en la sanidad pública. Y ahora, en el contexto de la pandemia, más aún.

Un estudio de microbioma fecal en COVID-19: pequeño pero interesante

Hay un estudio (Zuo et al) en el que se investigan los cambios en los microbiomas fecales (por metagenómica de 2-3 muestras de heces/semana durante la hospitalización) de 15 pacientes con infección por SARS-CoV-2 durante la hospitalización. Además se explora la asociación de la disbiosis con la gravedad y la presencia del virus en las heces. El COVID-19 se clasifica como leve, grave o crítica. Se comparan los datos con los del microbioma fecal de 6 sujetos con neumonía no-COVID y 15 individuos sanos.

Se comprobó que los pacientes con COVID-19 tuvieron alteraciones significativas de su microbioma fecal, con aumento de patógenos oportunistas y disminución de los comensales beneficiosos. Además, la disbiosis intestinal persistió después de la eliminación del SARS-CoV-2 y la resolución de los síntomas respiratorios.

La abundancia basal de Coprobacillus, Clostridium ramosum y Clostridium hathewayi se correlacionó con la gravedad de COVID-19. Por otro lado, hubo una correlación inversa entre la abundancia de Faecalibacterium prausnitzii (especie clave de la fracción muconutritiva de la microbiota) y la gravedad de la enfermedad. En el transcurso de la hospitalización, Bacteroides dorei, Bacteroides thetaiotaomicron, Bacteroides massiliensis y Bacteroides ovatus, que se sabe que regulan negativamente la expresión de ACE2 en el intestino de ratones, se correlacionaron inversamente con la carga de SARS-CoV-2 en muestras fecales de pacientes.

Probióticos, microbiota y COVID19: ¿sí o no?

En definitiva, veo que lo que escribía yo misma hace dos meses y medio se mantiene bastante vigente a día de hoy. Sirva esto para actualizarlo. Cierto que no hay un ensayo clínico doble ciego aleatorizado con probióticos. Probablemente no lo vaya a haber. El tratamiento o la prevención con microbioterapia, inmunonutrición y suplementación nutricional es complicado para los ensayos clínicos estándar.

Durante mi trabajo en el hospital y en IFEMA, con alta exposición al virus por el contacto con literalmente centenares de pacientes infectados por SARS-CoV-2, he tomado varios suplementos nutricionales personalizados (por mí misma) para mi caso, siendo un pilar fundamental los probióticos y también los prebióticos. No me han faltado L. casei LC11, L. paracasei LPC37, L. plantarum LP115 o L. fermentum LF31, además de algunas cepas de bifidobacterias.

Referencias

1. Mak JWY, Chan FKL, Ng SC. Probiotics and COVID-19: one size does not fit all [published online ahead of print, 2020 Apr 24]. Lancet Gastroenterol Hepatol. 2020;S2468-1253(20)30122-9. doi:10.1016/S2468-1253(20)30122-9.
2. Di Renzo L, Merra G, Esposito E, De Lorenzo A. Are probiotics effective adjuvant therapeutic choice in patients with COVID-19?. Eur Rev Med Pharmacol Sci. 2020;24(8):4062‐4063. doi:10.26355/eurrev_202004_20977
3. Gasbarrini G, Dionisi T, Franceschi F, Gasbarrini A. Editorial – COVID-19 and the microbiota: new kids on the block. Eur Rev Med Pharmacol Sci. 2020;24(9):5189‐5191. doi:10.26355/eurrev_202005_21218
4. Dhar D, Mohanty A. Gut microbiota and Covid-19- possible link and implications [published online ahead of print, 2020 May 13]. Virus Res. 2020;285:198018. doi:10.1016/j.virusres.2020.198018.
5. Invernizzi R, Lloyd CM, Molyneaux PL. Respiratory microbiome and epithelial interactions shape immunity in the lungs. Immunology. 2020;160(2):171‐182. doi:10.1111/imm.13195.
6. Taylor SL, O’Farrell HE, Simpson JL, Yang IA, Rogers GB. The contribution of respiratory microbiome analysis to a treatable traits model of care. Respirology. 2019;24(1):19‐28. doi:10.1111/resp.13411.
7. Zuo T, Zhang F, Lui GCY, et al. Alterations in Gut Microbiota of Patients With COVID-19 During Time of Hospitalization [published online ahead of print, 2020 May 19]. Gastroenterology. 2020;S0016-5085(20)34701-6. doi:10.1053/j.gastro.2020.05.048

(Este artículo es una revisión de la literatura científica sobre el tema publicado entre marzo y mayo de 2020. No es un consejo médico. Para cualquier intervención individualizada se debe consultar con un profesional de la salud actualizado.)

The post Novedades en microbiota y probióticos en COVID-19 appeared first on Dra Sari Arponen.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on May 24, 2020 03:50

Sari Arponen's Blog

Sari Arponen
Sari Arponen isn't a Goodreads Author (yet), but they do have a blog, so here are some recent posts imported from their feed.
Follow Sari Arponen's blog with rss.