Obras Completas de Platón Quotes

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Obras Completas de Platón (Spanish Edition) Obras Completas de Platón by Plato
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“«de dos hombres que caminan juntos, el uno ve lo que el otro no ve».[27]”
Plato, Obras Completas de Platón
“los viciosos no pueden hacerse viciosos, sin que antes hayan sido virtuosos.”
Plato, Obras Completas de Platón
“»El hombre de bien tan pronto es malo, tan pronto bueno.”
Plato, Obras Completas de Platón
“Fedro habla como un joven, pero joven cuyas pasiones se han purificado con el estudio de la filosofía; Pausanias, como hombre maduro, a quien la edad y la filosofía han enseñado lo que no sabe la juventud; Erixímaco se explica como médico; Aristófanes tiene la elocuencia del poeta cómico, ocultando bajo una forma festiva pensamientos profundos; Agatón se expresa como poeta. En fin, después de todos los demás y cuando la teoría se ha elevado por grados, Sócrates la completa y la expresa en un lenguaje maravilloso, propio de un sabio, de un inspirado.”
Plato, Obras Completas de Platón
“¿qué Estado puede subsistir, si los fallos dados no tienen ninguna fuerza y son eludidos por los particulares?”
Plato, Obras Completas de Platón
“juez no está sentado en su silla para complacer violando la ley, sino para hacer justicia obedeciéndola.”
Plato, Obras Completas de Platón
“En efecto, ¿por qué es importante leer los Diálogos de Platón en un cierto orden más bien que a la aventura? Porque importa saber por dónde comenzó y por dónde concluyó, para seguir el desarrollo natural de su genio de filósofo y de artista, confrontando la serie de sus obras con el curso de los sucesos de su vida, y coger el hilo de las influencias que sucesivamente han estimulado y modificado su espíritu; tales, por ejemplo, como la influencia de Sócrates, la de Heráclito, la de Euclides, la de los Eléatas y la de los Pitagóricos. Las conversaciones de Platón con sus contemporáneos, sus viajes, sus informaciones, las luchas que sostuvo contra sus adversarios; todo esto ha debido influir en el curso de sus pensamientos, y en sus grandes composiciones debe encontrarse el rastro de todas estas influencias.”
Plato, Obras Completas de Platón
“SÓCRATES. —Y si disputáramos sobre la diferente magnitud de los cuerpos, ¿no nos pondríamos a medir, y no se daría en el acto por terminada nuestra disputa? EUTIFRÓN. —En el acto. SÓCRATES. —Y si disputáramos sobre la pesantez, ¿no se terminaría bien pronto nuestra disputa por medio de una balanza? EUTIFRÓN. —Sin dificultad. SÓCRATES. —¿Pues qué es lo que podría hacemos enemigos irreconciliables, si llegáramos a disputar sin tener una regla fija a que pudiéramos recurrir? Quizá no se presenta a tu espíritu ninguna de estas cosas, y voy a proponerte algunas. Reflexiona un poco y mira si por casualidad estas cosas son lo justo y lo injusto, lo honesto y lo inhonesto, el bien y el mal. Porque ¿no son estas las que por falta de una regla suficiente para ponemos de acuerdo en nuestras diferencias, nos arrojan a deplorables enemistades? Y cuando digo nosotros, entiendo todos los hombres. EUTIFRÓN. —He aquí, en efecto, la causa de nuestros disentimientos. SÓCRATES. —Y si es cierto que los dioses tienen diferencias entre sí sobre cualquier cosa, ¿no es preciso que recaigan necesariamente sobre alguna de las mismas que dejo expresadas? EUTIFRÓN. —Eso es de toda necesidad. SÓCRATES. —Por consiguiente, según tú, excelente Eutifrón, los dioses están divididos sobre lo justo y lo injusto, sobre lo honesto y lo inhonesto, sobre lo bueno y lo malo; porque ellos no pueden tener otro objeto de disputa; ¿no es así? EUTIFRÓN. —Como lo dices. SÓCRATES. —¿Y las cosas que cada uno de los dioses encuentra honestas, buenas y justas las ama, y aborrece las contrarias? EUTIFRÓN. —Sin dificultad. SÓCRATES. —Según tú, una misma cosa parece justa a los unos e injusta a los otros, y este disentimiento es la causa de sus disputas y de sus guerras. ¿No es así? EUTIFRÓN. —Sin duda. SÓCRATES. —Se sigue de aquí, que una misma cosa es amada y aborrecida por los dioses, y les es al mismo tiempo agradable y desagradable. EUTIFRÓN. —Así parece. SÓCRATES. —Y por consiguiente, lo santo y lo impío ¿no son una misma cosa según tú? EUTIFRÓN. —La consecuencia parece ser exacta.”
Plato, Obras Completas de Platón
“Pasajes hermosos de Hardy, los Pasajes hermosos de Meredith, las Sentencias de George Eliot.”
Plato, Obras Completas de Platón
“En fin, el carácter ecléctico, que es uno de los rasgos principales de la filosofía de Platón, así como de cada uno de sus diálogos, aparece aquí con más claridad. Platón acude a todos los orígenes de la tradición filosófica. Se aprovecha ampliamente de las doctrinas de Anaxágoras y de la escuela jónica, de Parménides y de los eléatas, de Leusipo y de los atomistas, de Empédocles, y sobre todo de los pitagóricos. Pero precisamente en medio de todos estos elementos prestados, es donde brilla notablemente su gran poder de asimilación. No es, ni por un solo instante, jónico, eléata, pitagórico; Platón es siempre el mismo. De los descubrimientos de los demás hace una obra nueva a la que imprime el sello de su genio, y que es incontestablemente suya. No se puede menos de compararle a las abejas de que habla Montaigne «que pican acá y allá las flores, pero después hacen la miel, que es obra suya».”
Plato, Obras Completas de Platón
“Este diálogo tiene además un carácter de universalidad filosófica, que falta a los otros. Para dar razón de la naturaleza, para exponer la formación de los seres particulares, Platón se ve obligado a subir hasta las ideas, que son los modelos; hasta la inteligencia, que es la causa; hasta Dios, que es el autor. La cosmogonía implica la teología, y como ella tiene allí sus principios, tiene su luz propia. De suerte que el Timeo encierra hasta cierto punto toda la doctrina platoniana, sus diversas partes en sus relaciones naturales, y tales como Platón las concebía al fin de su carrera, después de una dilatada vida consagrada a la indagación de la verdad y a la meditación.”
Plato, Obras Completas de Platón
“Éste es en resumen el contenido del Timeo, que difiere notablemente de todos los demás diálogos por muchos conceptos. Por lo pronto, nos presenta, en el discurso de Timeo, una verdadera exposición didáctica, extraña absolutamente a los hábitos de Platón, y que convierte este escrito, uno de los últimos que compuso,[2] en un tratado a la manera de los de Aristóteles. Este cambio en la forma lleva consigo otro en el fondo. Las ideas se ligan aquí con un rigor, se encadenan con un método, que en vano se buscarían en las otras partes de la obra platoniana. El desorden de que habla M. Martin,[3] es más aparente que real. Si Platón parece volver al mismo asunto dos y tres veces, en realidad no es así. Su objeto es el universo. Le estudia sucesivamente bajo el punto de vista de la inteligencia que le ha formado, de la materia de que ha sido hecho, y de los seres que comprende. Este plan no puede ser rechazado por la lógica más exigente. Y si Platón describe por extenso al hombre, alma y cuerpo, uniendo a ello lo que creyó oportuno decir de los vegetales y de los animales inferiores, no olvidemos que el Timeo no es en su pensamiento más que una transición de la República al Critias, y que en él se propone principalmente, remontándose al origen del mundo, explicar el origen de la especie humana.”
Plato, Obras Completas de Platón
“Pero siendo el modelo del mundo un animal eterno, faltábale al mundo participar de esta eternidad, en la proporción que permite su naturaleza. Dios le dio el tiempo, móvil imagen de la inmoble eternidad, y colocó en el cielo, en el círculo de la naturaleza de lo otro, el sol, la luna y los otros cinco astros errantes, destinados a fijar y mantener los números que le miden.”
Plato, Obras Completas de Platón
“Antes del cuerpo del mundo, Dios había formado ya el alma del mismo, esta alma racional de que ya se ha hablado; porque ella es primera por su nacimiento, así como por su virtud. De la esencia indivisible y de la esencia divisible mezcladas, formó una tercera esencia intermedia; después mezcló esta esencia intermedia con las otras dos, con lo mismo y con lo otro; después dividió esta esencia en partes, compuestas todas de lo mismo y de lo otro y de la esencia intermedia; después combinó estas partes en proporciones numéricas; después cortó la mezcla definitiva en dos bandas, cruzó estas dos bandas, dobló sus extremidades en círculos, imprimió al círculo exterior el movimiento de la naturaleza de lo mismo, y al círculo interior el movimiento de la naturaleza de lo otro, y dio la supremacía al primero de estos movimientos. Y esta fue el alma del mundo. Según que encuentra en su doble movimiento las cosas que subsisten o las cosas que pasan, y expresa su opinión sobre las unas o las otras, tiene opiniones sólidas y verdaderas, o la inteligencia y la ciencia perfecta. Ahora bien, Dios puso esta alma en el cuerpo del universo, o más bien, puso el cuerpo del universo en esta alma, haciendo que sus centros coincidieran; y de esta manera resultó acabado y completo el animal racional, que es el mundo.”
Plato, Obras Completas de Platón
“El cuerpo del mundo, habiendo comenzado a existir, es necesariamente visible y tangible. Es visible, luego se compone de fuego; es tangible, luego se compone de tierra. Pero dos cosas no pueden estar unidas sino mediante una tercera, que les sirve de término medio, y si estas dos cosas deben formar un sólido, no pueden estar unidas sino por dos términos medios. Fue, por lo tanto, indispensable colocar el agua y el aire entre la tierra y el fuego. De suerte que el cuerpo del mundo comprende estos cuatro cuerpos particulares. Los comprende en su totalidad. No se trata del fuego, de la tierra, del aire, del agua, sino de todo el fuego, de toda la tierra, de todo el agua, de todo el aire. Fuera de él no hay nada. A esto debe el ser completo, el ser único; y a esto debe también el verse libre de enfermedades, de la ancianidad, de la muerte; porque nada exterior puede obrar sobre él, para alterarlo o disolverlo. Es esférico, porque es la forma más conveniente, tratándose de un cuerpo que comprende todos los cuerpos, y en sí la más hermosa; completamente liso en su superficie, porque no teniendo nada que ver, nada que escuchar, nada que coger, no tiene necesidad de ojos, ni de oídos, ni de manos, ni de ningún órgano ni sentido. Como es esférico, se mueve uniforme y circularmente, girando sobre sí mismo, es decir, según el movimiento por excelencia.”
Plato, Obras Completas de Platón
“SÓCRATES. —¿Y la procreación de los hijos? ¿No es fácil retener lo que se dijo a causa de su novedad: que todo lo que se refiere a los matrimonios y a los hijos sea común entre todos; que se tomen tales precauciones, que nadie pueda conocer sus propios hijos, sino que se consideren todos padres, no viendo más que hermanos y hermanas en todos los que puedan serlo por la edad, padres y abuelos en los que hayan nacido antes, hijos y nietos en los que han venido al mundo más tarde?”
Plato, Obras Completas de Platón
“SÓCRATES. —Respecto a las mujeres, declaramos, que sería preciso poner sus naturalezas en armonía con la de los hombres, de la que no difieren, y dar a todas las mismas ocupaciones que a los hombres, inclusas las de la guerra, y en todas las circunstancias de la vida.”
Plato, Obras Completas de Platón
“Sócrates le hace entender que, para aprender, tiene el alma necesidad de dudar, de interrogarse, y de hacer un retroceso sobre sí misma, que la ponga insensiblemente en el camino de la verdad. Bajo una forma más científica que en el Fedro, le expone la doctrina de la reminiscencia, fundada en la inmortalidad del alma y en la metempsícosis. Estas tres teorías se ligan aquí hasta el punto de formar una, a saber: la del recuerdo. El alma, cuando duda y se interroga a sí misma, recuerda que antes de estar unida a un cuerpo, ha vivido libre, porque es inmortal; y que su vida actual no es más que uno de sus modos de ser. A medida que reflexiona más, se representa con más claridad la verdad, que ha conocido primitivamente. Por la reminiscencia, pues, se ve conducida a la verdad en esta vida terrestre. Sin insistir sobre este punto, observemos el miramiento de Sócrates, es decir, de Platón mismo, que dando aquí su parte a la poesía y a la filosofía, se somete mucho menos al mito propio de la reminiscencia, que al hecho esencial de que hay en nuestra alma un fondo de ideas, que solo saca de sí misma; ideas que el mundo sensible despierta en ella, pero que no se las da. En el fondo, esta es la doctrina de las ideas primeras, anteriores y superiores a la experiencia, que todos los filósofos espiritualistas, desde Sócrates hasta nuestros días, están acordes en reconocer como el bien propio de la razón humana: ipse intellectus, como dice Leibniz.”
Plato, Obras Completas de Platón
“He aquí por qué Platón lo defiende mal. Pero, a decir verdad, importa poco a sus ojos, y quizá entraba en su plan, sacrificar la defensa legal a fin de probar la superioridad moral de su maestro sobre los hombres de su tiempo, por la profunda incompatibilidad de sus creencias con las de estos. Sócrates no hubiera aparecido como un gran filósofo si hubiera sido absuelto. Entre otros caracteres, ¿su originalidad no consiste en haber creído en un solo Dios en pleno politeísmo? ¿Y no consiste su grandeza en haberlo dicho, y en haber muerto por haberse atrevido a decirlo?”
Plato, Obras Completas de Platón
“Su demonio familiar le había advertido el resultado que daría el procedimiento, inspirándole la idea de no defenderse, y su muerte era a sus ojos la suprema sanción de sus doctrinas y el último acto necesario de su destino. Así es que la idea que desde aquel acto le preocupó más, fue probar que miraba la muerte como un bien. De dos cosas, una: o la muerte es un anonadamiento absoluto, y entonces es una ventaja escapar por la insensibilidad a todos los males de la vida, o es el tránsito de un lugar a otro, y en este caso ¿no es la mayor felicidad verse trasportado a la mansión de los justos? Esta despedida de la vida, llena de serenidad y de esperanza, deja tranquilo el pensamiento sobre la creencia consoladora y sublime de la inmortalidad; creencia que una boca pagana jamás había reconocido hasta entonces con palabras tan terminantes. Ella implica ciertamente la distinción absoluta del alma y del cuerpo y la espiritualidad del alma. Aquí se ve que la Apología de Sócrates, si bien está escrita en la forma ordinaria de las defensas forenses, en el fondo es menos política que filosófica, y Platón no la ha sometido tanto al examen de los ciudadanos de Atenas, como a la de los filósofos y moralistas de todos los países. Si su objeto principal hubiera sido justificar civilmente la conducta de su maestro, su defensa sería pobre, porque no consiguió probar, ni la falsedad de las acusaciones intentadas contra Sócrates, ni su inocencia ante las leyes atenienses. ¿Sócrates había atacado realmente la religión y las instituciones religiosas de Atenas? Ésta es la cuestión.”
Plato, Obras Completas de Platón
“Sobre el primer punto, Sócrates responde solamente que por su interés personal no era fácil que corrompiera a los jóvenes, porque los hombres deben esperar más mal que bien de aquellos a quienes dañan. Su defensa sobre el segundo punto no es más categórica. Porque, en lugar de probar a Méleto que cree en los dioses del Estado, Sócrates cambia los términos de la acusación, y prueba que cree en los dioses, puesto que hace profesión de creer en los demonios, hijos de los dioses. ¿Pero estos dioses son los de la república? Sobre esto nada dice.”
Plato, Obras Completas de Platón
“Pero los enemigos de Sócrates no se contentaron con acusaciones generales, y formularon, por boca de Méleto, estas dos acusaciones concretas: primero, que corrompía a los jóvenes; segundo, que no creía en los dioses del Estado y que los sustituía con extravagancias demoníacas. Estos dos cargos se llamaban y apoyaban el uno al otro, porque tenían por fundamento común el crimen de ultraje a la religión.”
Plato, Obras Completas de Platón
“Los maestros de música hacen lo mismo, y procuran que sus discípulos no hagan nada que pueda abochornarles. Cuando saben la música y tocan bien los instrumentos, ponen en sus manos composiciones de los poetas líricos, obligándolos a que las canten acompañándose con la lira, para que de esta manera el número y la armonía se insinúen en su alma, aún muy tierna, y para que haciéndose por lo mismo más dulces, más tratables, más cultos, más delicados, y por decirlo así, más armoniosos y más de acuerdo, se encuentren los niños en disposición de hablar bien y de obrar bien, porque toda la vida del hombre tiene necesidad de número y de armonía.”
Plato, Obras Completas de Platón
“Es difícil creer que en su primer vuelo se haya remontado tan alto; pero considerando la riqueza, un tanto exuberante, de los ornamentos; la frescura toda juvenil del colorido; el atrevimiento de las conjeturas, y la abundancia de los datos mitológicos, se ve en claro, que el autor del Fedro se halla en aquella época de la vida, en que la imaginación impide el paso al razonamiento, y en la que las concepciones nacientes del genio no han pasado aún por la prueba de la reflexión, ni adquirido la precisión y rigor de la ciencia.”
Plato, Obras Completas de Platón
“¿Crees con formalidad que entre los dioses hay guerras, odios, combates y todas las demás pasiones tan sorprendentes que los poetas y pintores nos representan en sus poesías y en sus cuadros,”
Plato, Obras Completas de Platón
“Entonces Fedro tomó la palabra y dijo: —Mi querido Agatón, si continúas respondiendo a Sócrates, no se cuidará de lo demás, porque él, teniendo con quien conversar, ya está contento, sobre todo si su interlocutor es hermoso.”
Plato, Obras Completas de Platón
“un hombre valiente, que sepa combatir sus pasiones, sea resistiéndolas a pie firme, sea huyendo de ellas, porque el valor, Laques, se extiende a todas estas cosas.”
Plato, Obras Completas de Platón
“Éste es en general el error de la juventud: contentarse con semiverdades y creer conocer lo que no conoce; sobre todo, éste era el de la juventud ateniense en la época de Sócrates y de Platón, viciada como estaba por los sofistas.”
Plato, Obras Completas de Platón
“Por lo mismo yo no temeré ni huiré nunca de males que no conozco y que son quizá verdaderos bienes; pero temeré y huiré siempre de males que sé con certeza que son verdaderos males.”
Plato, Obras Completas de Platón
“Porque temer la muerte, atenienses, no es otra cosa que creerse sabio sin serlo, y creer conocer lo que no se sabe. En efecto, nadie conoce la muerte, ni sabe si es el mayor de los bienes para el hombre. Sin embargo, se la teme, como si se supiese con certeza que es el mayor de todos los males. ¡Ah! ¿No es una ignorancia vergonzante creer conocer una cosa que no se conoce?”
Plato, Obras Completas de Platón

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