El bosque de los cuatro vientos Quotes

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El bosque de los cuatro vientos El bosque de los cuatro vientos by María Oruña
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“Los nuevos comienzos prendían nuevas esperanzas.”
María Oruña, El bosque de los cuatro vientos
“Jon sintió como si una niebla invisible llena de nostalgia se le colase dentro, y comprendió qué era la morriña de la que hablaban los gallegos, pues intuyó que tardaría en volver. Y supo entonces, sin ninguna duda, que dejaba parte de sí mismo en aquella fortaleza de piedra, en aquellos bosques densos y repletos de almas que todavía servían de inspiración al viento.”
María Oruña, El bosque de los cuatro vientos
“Todos estamos a merced de los vientos y todos llegamos a ser lo que somos según nos atrevamos o no a caminar contra ellos.”
María Oruña, El bosque de los cuatro vientos
“Cuando el viento amaina, lo apropiado es fortalecerse para prevenir nuevas tempestades.”
María Oruña, El bosque de los cuatro vientos
“Yo ya sabía, por propia experiencia, que las personas estábamos hechas en gran medida en razón de nuestras circunstancias.”
María Oruña, El bosque de los cuatro vientos
“No es cierto que, en realidad -y a pesar de todos nuestros artificios-, estamos siempre sujetos a la fuerza, el ímpetu y la rabia con la que decidan soplar todos los vientos del mundo.”
María Oruña, El bosque de los cuatro vientos
“Estaba a punto de entrar en un mundo en el que una noche podía durar siglos [...]. Desde que había llegado a Galicia, había comenzado a viajar por las trenzas del tiempo.”
María Oruña, El bosque de los cuatro vientos
“El tiempo y los hombres, y no sólo las llamas, habían calcinado todo a su paso.”
María Oruña, El bosque de los cuatro vientos
“Ahora, el otoño, como si fuese un niño, dibujaba los caminos llenándolos de tonos amarillos, tostados y verdes, coloreando con inesperada calidez un aire que debiera ya de ser frío.”
María Oruña, El bosque de los cuatro vientos
“En el último tramo, el camino pareció ensancharse. Un nuevo suelo empedrado, a cambio del de tierra, marcaba la cercanía de un lugar importante. Cuando dejaron atrás un denso pasillo de árboles y el sol volvió a acogerlos, comenzaron a descender. Marina notó en el hombro la mano de su padre, que miraba en la misma dirección. Los criados, sin disimulo, se apretujaron en aquel lado del carruaje para poder ver también aquella impresionante construcción pétrea. El enorme monasterio de Santo Estevo surgió de pronto de la espesura, y les pareció más grande y magnífico que la propia naturaleza.”
María Oruña, El bosque de los cuatro vientos
“Y Marina sintió que se llevaba dentro aquel Reino de Galicia. Su aire marinero y su fiero y frío mar azul, sus bosques y la música del agua de las fuentes de Santo Estevo. El amor escondido tras sus muros de piedra eterna y el silbido del viento en las ramas de los robles y castaños. Porque Galicia era el misterio de las miradas antiguas y sabias; era furia, nobleza, dolor, era verde y era agua. Para Marina, que tanto vivió, aquel reino siempre fue añoranza.”
María Oruña, El bosque de los cuatro vientos
“Era imposible conservar las costumbres y tradiciones porque el mundo giraba cambiando constantemente: así habían ocurrido las cosas desde el principio de los tiempos. Cambios, evoluciones, historia olvidada.”
María Oruña, El bosque de los cuatro vientos