How to Be a Dictator Quotes

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How to Be a Dictator: The Cult of Personality in the Twentieth Century How to Be a Dictator: The Cult of Personality in the Twentieth Century by Frank Dikötter
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How to Be a Dictator Quotes Showing 1-7 of 7
“Por encima de todo, los dictadores que se rodean de un culto a la personalidad tienden a encerrarse en un mundo aparte. Sus seguidores los reafirman en sus delirios. Acaban por hacerse cargo de todas las decisiones relevantes. Ven enemigos en todas partes, tanto en su propio país como en el extranjero. A medida que la soberbia y la paranoia se van adueñando de ellos, tratan de ampliar su poder para proteger el que ya detentan. Pero, al ser tantas las cosas que dependen de sus decisiones, hasta un pequeño error de cálculo puede hacer que el régimen se tambalee, con desastrosas consecuencias. Al fin y al cabo, la mayor amenaza a la que se enfrentan los dictadores no proviene del pueblo, sino de ellos mismos”.”
Frank Dikötter, Dictators: The Cult of Personality in the Twentieth Century
“No puede existir un culto a la personalidad que no se sustente en el miedo. En pleno siglo XX, cientos de millones de personas en todo el planeta no tuvieron otra opción que colaborar en la glorificación de sus líderes. Éstos apuntalaron su propio gobierno mediante la amenaza de la violencia”.”
Frank Dikötter, Dictators: The Cult of Personality in the Twentieth Century
“Perder a un dictador puede resultar tan traumático como vivir bajo su autoridad (…)”.”
Frank Dikötter, Dictators: The Cult of Personality in the Twentieth Century
“Todos los aspectos de la vida cotidiana cayeron bajo el control del Estado de partido único. Mediante un proceso llamado Gleishchaltung, “armonización”, el partido se adueñó de todas las organizaciones, desde el sistema educativo hasta el club deportivo local, o las reemplazó por completo”.”
Frank Dikötter, Dictators: The Cult of Personality in the Twentieth Century
“En 1956, Nikita Jruschov denunció a Iósif Stalin y describió en detalle su reinado de miedo y terror. Dio un nombre a la “repugnante adulación” y a los “delirios de grandeza” que, a su entender, habían acompañado a su antiguo señor: los llamó “culto al individuo”. Dicha expresión se tradujo como “culto a la personalidad”. Aunque no se trate de un concepto elaborado con rigor, ni lo propusiera un gran estudioso de la sociedad, la mayoría de los historiadores lo considera adecuado”.”
Frank Dikötter, Dictators: The Cult of Personality in the Twentieth Century
“Por eso mismo sitúo en primer lugar, como inclinación general de toda la humanidad, un deseo perpetuo e insaciable de poder tras poder, que sólo cesa con la muerte. Y la causa de ello no es siempre esperar un goce más intenso que el ya obtenido, ni tampoco ser incapaz de contentarse con un poder moderado. En realidad, el hombre no puede asegurarse el poder y los medios para vivir bien que actualmente tiene sin la adquisición de más” (Thomas Hobbes).”
Frank Dikötter, Dictadores: El culto a la personalidad en el siglo XX (El Acantilado nº 465)
“I cremated him,’ said one old lady.”
Frank Dikötter, How to Be a Dictator: The Cult of Personality in the Twentieth Century