Wissenschaft als Beruf Quotes

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Wissenschaft als Beruf Wissenschaft als Beruf by Max Weber
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“El destino de nuestro tiempo, racionalizado e intelectualizado y, sobre todo, desmitificador del mundo, es el de que precisamente los valores últimos y más sublimes han desaparecido de la vida pública y se han retirado, o bien al reino ultratetreno de la vida mística, o bien a la fraternidad de las relaciones inmediatas de los individuos entre sí. No es casualidad ni el que nuestro arte más elevado sea hoy en día un arte íntimo y nada monumental, ni el que sólo dentro de los más reducidos círculos comunitarios, en la relación de hombre a hombre, en pianissimo, aliente esa fuerza que corresponde a lo que en otro tiempo, como pneuma profético, en forma de tempestuoso fuego, atravesaba, fundiéndolas, las grandes comunidades. Cuando nos empeñamos en «hallar» por la fuerza una concepción artística monumental surgen esos lamentables esperpentos que son muchos de los monumentos de los últimos veinte años. y cuando, sin nuevas y auténticas profecías, nos obstinamos en constituir nuevas religiones se producen internamente esperpentos semejantes, cuyas consecuencias han de ser peores aún. Las profecías lanzadas desde la cátedra podrán crear sectas fanáticas, pero nunca una auténtica comunidad. A quienes no puedan soportar virilmente este destino de nuestro tiempo hay que decirles que vuelvan en silencio, llana y sencillamente, y sin la triste publicidad habitual de los renegados, al ancho y piadoso seno de las viejas Iglesias, que no habrán de ponerles dificultades. Es inevitable que de uno u otro modo tengan que hacer allí el «sacrificio del intelecto». No se lo reprocharemos si de veras lo consiguen.”
Max Weber, La ciencia como profesión
“El joven americano no le tiene respeto a nada ni a nadie, a ninguna tradición ni a ningún cargo, pero sí al éxito personal de quien lo ocupa. Es esto lo que los americanos llaman «democracia». Por desgarradamente que la realidad se comporte respecto de este sentido de la palabra, el sentido es éste yeso es lo que aquí nos importa. Frente al profesor que tiene delante, el muchacho americano piensa que le está vendiendo sus conocimientos y sus métodos a cambio del dinero de su padre, exactamente del mismo modo que la verdulera le vende a su madre una col. Esto es todo. Si el profesor es además campeón de fútbol, lo aceptará como jefe en este terreno, pero si no lo es (o no es algo del mismo estilo en cualquier otro deporte), no pasará de ser maestro y a ningún joven americano se le ocurrirá querer comprarle «visiones del mundo» o reglas adecuadas para el gobierno de su vida. Es seguro que, formuladas así las cosas, nosotros las rechazaríamos. Pero de lo que se trata ahora es de determinar si en este modo de ver las cosas, que deliberadamente he exagerado un tanto, no se encierra una pizca de verdad.”
Max Weber, La ciencia como profesión
“La vida individual civilizada, instalada en el «progreso», en lo infinito, es incapaz, según su propio sentido, de término alguno. Siempre hay un Progreso más allá de lo ya conseguido, y ningún mortal puede llegar a las cimas situadas en el infinito. Abraham o cualquier campesino de los viejos tiempos moría «viejo y saciado de vivir» porque estaba dentro del círculo orgánico de la vida; porque, de acuerdo con su sentido inmanente, su vida le había ya dado al término de sus días cuanto la vida podía ofrecer; porque no quedaba ante él I ningún enigma que quisiera descifrar y podía así sentirse «satisfecho». Por el contrario, un hombre civilizado, inmerso en un mundo que constantemente se enriquece con nuevos saberes, ideas y problemas, puede sentirse «cansado de vivir», pero no «saciado». Nunca habrá podido captar más que una porción mínima de lo que la vida del espíritu continuamente alumbra, que será, además, algo provisional, jamás definitivo.”
Max Weber, La ciencia como profesión
“(Ciencia como vocación) Se dice, y es afirmación que yo suscribo, que la política no tiene cabida en las aulas. En primer lugar no deben hacer política los estudiantes (...) pero tampoco han de hacer política los profesores, especialmente y menos que nunca cuando han de ocuparse de la política desde el punto de vista científico. (...) No está en las aulas el puesto del demagogo o del profeta. Para unos y otros ha sido dicho: «Id por calles y plazas y hablad allí públicamente». Es decir, ve allá donde se te puede hacer críticas. En el aula es el profesor el que habla en tanto que los oyentes han de callar (...) Me parece de una absoluta falta de responsabilidad que el profesor aproveche estas circunstancias para marcar a los estudiantes con sus propias opiniones políticas, en lugar de limitarse a cumplir su misión específica, que es la de serles útil con sus conocimientos y con su experiencia científica.”
Max Weber, Wissenschaft als Beruf