En présence de Schopenhauer Quotes

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En présence de Schopenhauer En présence de Schopenhauer by Michel Houellebecq
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“Il n’y a pas beaucoup à gagner dans ce monde”
Michel Houellebecq, En présence de Schopenhauer
“Before Schopenhauer, the artist was generally seen as someone who manufactured things – things that were admittedly difficult to manufacture, and of a special order, such as concertos, sculptures and plays – but it was still a matter of manufacture. This is, of course, a legitimate point of view – and Schopenhauer would be the last person to overlook the difficulties in conceiving and executing a work of art. (People these days sometimes try to get back to this idea in order to minimize art, to make it a little more harmless, as when novelists are considered as mere story tellers, and contemporary artists chatter about their craft.) But the original point, the generating point of all creation, is fundamentally quite different; it consists in an innate (and thus not teachable) disposition for a passive and, as it were, dumbstruck contemplation of the world. The artist is always someone who might just as well do nothing but immerse himself contentedly in the world and in the vague daydream associated with it. Today, when art has become accessible to the masses and generates considerable financial flows, this has very comical consequences. Thus, the ambitious and enterprising individual with a range of social skills who nurses the ambition to have a career in art will rarely succeed; the palm will always go to pathetic blob-like folk who everyone initially thought were just losers.”
Michel Houellebecq, In the Presence of Schopenhauer
“it is also, according to Nietzsche, a lesson in style (because morality and style are two sides of the same coin): ‘Schopenhauer’s rough and somewhat bear-like soul teaches us not so much to feel the absence of the suppleness and courtly charm of good French writers as to disdain it’.17 Did Nietzsche always draw all the consequences of this? Houellebecq certainly did: it is no coincidence if he constantly replies to all those who eternally reproach him for lack of style by quoting Schopenhauer’s famous saying ‘the first – and virtually the only – condition of a good style is having something to say’.”
Michel Houellebecq, In the Presence of Schopenhauer
“Por otro lado, sin embargo, hay que tener en cuenta que los grandes dones del espíritu, debido a la preponderancia de la actividad nerviosa, incrementan extremadamente la sensibilidad al sufrimiento en todas sus formas, y que el temperamento apasionado que los condiciona, así como la viveza y perfección de todas las representaciones inseparables de tales dones, producen una violencia incomparablemente mayor de las emociones suscitadas, cuando hay más emociones dolorosas que agradables; y, finalmente, que los grandes dones del espíritu alejan a su poseedor de los demás hombres y de sus actividades, ya que cuanto más tiene él en sí mismo menos encuentra en los demás, y cientos de cosas que satisfacen plenamente a los demás son para él insípidas y repugnantes; con lo cual parece confirmarse aquí una vez más la vigencia de la ley de la compensación que rige en todas partes; pues no en balde se afirma a menudo, y no sin cierta verosimilitud, que el hombre de espíritu obtuso es en el fondo el más feliz, aunque nadie puede envidiarlo por esa felicidad.47 ¿Es eso cierto?”
Michel Houellebecq, En presencia de Schopenhauer
“Aunque sigue convencido de que lo mejor sería liberarse totalmente del deseo, lo que conllevaría una vida apacible, que se resumiría en esperar la muerte, sabe que la tarea no es fácil y, más que un corte neto, propone una serie de debilitamientos razonados. El mensaje, radical, sigue siendo el del budismo, pero se trata de un budismo templado, humanizado, adaptado a nuestra cultura, a nuestro temperamento ávido e impaciente, a nuestra débil disposición a la renuncia.”
Michel Houellebecq, En presencia de Schopenhauer
“en primer lugar, que objeto y representación son lo mismo; luego, que el ser de los objetos de la intuición es precisamente su obrar, que en esto consiste su realidad, y que buscar al objeto fuera de la representación del sujeto y el ser de las cosas fuera de su obrar es un empeño insensato y contradictorio; por esa razón, el conocimiento del modo de obrar de un objeto lo agota como tal objeto, es decir como representación, puesto que fuera de esto no queda nada en el objeto para el conocimiento. Así pues, el mundo percibido intuitivamente en el espacio y en el tiempo y que se revela bajo la límpida forma de la causalidad, es perfectamente real y perfectamente conforme a aquello para lo que se da, plenamente y sin reservas: una representación según la ley de causalidad. Esta es su realidad empírica. Pero por otra parte, toda causalidad sólo existe en el entendimiento y para el entendimiento, así que el mundo real, es decir, activo, está siempre condicionado como tal por el entendimiento y sin él no es nada. Y no sólo por esta razón sino también porque ningún objeto se puede concebir, sin contradicción, al margen del sujeto, debemos negar a los dogmáticos, que explican la realidad del mundo exterior por su independencia del sujeto, la posibilidad de una realidad de esta índole. El mundo de los objetos es y sigue siendo una representación, y por eso está condicionado eternamente por el sujeto; en otros términos, tiene una idealidad transcendental.”
Michel Houellebecq, En presencia de Schopenhauer
“el origen primero de cualquier filosofía es la conciencia de una brecha, de una incertidumbre en nuestro conocimiento del mundo. La filosofía de Schopenhauer es en primer lugar un comentario acerca de las condiciones del conocimiento; una epistemología.”
Michel Houellebecq, En presencia de Schopenhauer
“«Cada individuo es capaz de producir en sí mismo una especie de “revolución fría”, situándose por un instante fuera del flujo informativo-publicitario. Es muy fácil de hacer; de hecho, nunca ha sido tan fácil como ahora situarse en una “posición estética” con relación al mundo: basta con dar un paso a un lado».17 Suspensión del querer, conciencia de la distancia, práctica activa del desfase: Schopenhauer, ahora y siempre.”
Michel Houellebecq, En presencia de Schopenhauer
“Schopenhauer abre los ojos y aprende a contemplar el mundo como dentro de sí mismo, es decir enteramente movido por un «deseo de vivir» ciego y sin fin que es la esencia de todas las cosas, desde la materia inerte hasta los hombres pasando por las plantas y los animales. En Schopenhauer, esa «voluntad» ajena al principio de razón es la base del carácter absurdo y trágico de toda existencia, en la que los sufrimientos son a la vez inevitables (puesto que «todo querer surge de la necesidad, o sea, de la carencia, es decir, del sufrimiento»)6 y no tienen justificación. Explica también el legendario pesimismo del autor. Un pesimismo radical, por descontado; pero un pesimismo roborativo ya que según Michel Houellebecq, «el desencanto no es malo».7 Y, como afirma Nietzsche en la tercera de sus Consideraciones intempestivas,8 Schopenhauer resulta ser el mejor «educador». Su hablar puede compararse, afirma Nietzsche, con el del padre que instruye a su hijo: es una «forma de expresarse honesta, ruda y cordial, ante un oyente que escucha con amor».”
Michel Houellebecq, En presencia de Schopenhauer
“The tragedy of banality, produced by ordinary circumstances, and therefore all the more inescapable, remains to be written.”
Michel Houellebecq, In the Presence of Schopenhauer
“Each individual, however, can produce in himself a sort of cold revolution, by moving for a while outside the flow of information and advertising. This is quite simple: it has never been so easy to adopt an aesthetic position towards the world: you just need to step aside.’26 Suspend the will, be aware of the gap, actively practise being out of sync: Schopenhauer, now and forever. Agathe Novak-Lechevalier”
Michel Houellebecq, In the Presence of Schopenhauer
“Schopenhauer’s work is a school of morality which instils into the reader the qualities of honesty, serenity and constancy which characterize its author; it is also, according to Nietzsche, a lesson in style (because morality and style are two sides of the same coin):”
Michel Houellebecq, In the Presence of Schopenhauer
“only literature can give you access to a spirit from beyond the grave – a more direct, more complete, deeper access than you’d have in conversation with a friend’.”
Michel Houellebecq, In the Presence of Schopenhauer
“It is ultimately annoying to live in the middle of a period of mediocrities – especially when one feels incapable of raising the level. I doubt if I will produce any new philosophy; I think I would already have given some signs of this at my age; but I am pretty sure that I would produce better novels if the thinking around me were a little more inspiring.”
Michel Houellebecq, In the Presence of Schopenhauer
“Our lives unfold in space, and time is just an inessential left-over.”
Michel Houellebecq, In the Presence of Schopenhauer
“Il n’y a pas beaucoup à gagner dans ce monde : le”
Michel Houellebecq, En présence de Schopenhauer
“la nature, la nature entière est un effort illimité, sans trêve ni but”
Michel Houellebecq, En présence de Schopenhauer