Las tres bodas de Manolita Quotes
Las tres bodas de Manolita
by
Almudena Grandes4,511 ratings, 4.41 average rating, 446 reviews
Open Preview
Las tres bodas de Manolita Quotes
Showing 1-23 of 23
“Un amor en el que atrincherarse y resistir”
― Las tres bodas de Manolita
― Las tres bodas de Manolita
“Quedaban sus palabras, adiós, que tengáis suerte, adiós, te quiero más que nunca, adiós, me voy con la alegría de haberte conocido, adiós, habla a mis hijos de mí, de las ideas por las que voy a morir, adiós, busca a un buen hombre, cásate con éñ y sé feliz, pero no me olvides, adiós, mi amor, cuánto te he querido y qué poco tiempo hemos tenido para estar juntos, adiós, hijos míos, sed muy buenos y ayudad mucho a vuestra madre, adiós, cariño, adiós, vida mía, adiós, adiós, adiós, y todas las despedidas eran parecidas, pero todas distintas, distintas as mujeres que no podían terminar de leer en vox alta el papel que temblaba entre sus manos, idéntico el hueco que cada nueva carta abría en mi cuerpo agujereado, incapaz de abrigar tanto adioses”
― Las tres bodas de Manolita
― Las tres bodas de Manolita
“–Sólo nos hemos besado en la boca, cinco minutos, sólo cinco minutos, y al final... – ¿Y te parece poco? Mira, preciosa, más de uno lleva media vida enamorado de alguien a quien no va a besar en la boca nunca jamás”
― Las tres bodas de Manolita
― Las tres bodas de Manolita
“Sin embargo, con el tiempo comprendí que la alegría era un arma superior al odio, las sonrisas más útiles, más feroces que los gestos de rabia y desaliento”
― Las tres bodas de Manolita
― Las tres bodas de Manolita
“Y después el final, el instante en el que había acabado todo, carguen, apunten, fuego, y trece cuerpos desplomándose a la vez en la tierra del cementerio del Este, veintiséis ojos cerrados para siempre, veintiséis brazos y piernas inmóviles, trece gargantas mudas y todavía calientes en la temperatura de sus últimos gritos, vivas a la República que volvía a morir cada mañana en las voces de sus hijos”
― Las tres bodas de Manolita
― Las tres bodas de Manolita
“Volvía a preguntarme por qué no nos fusilaban a todos, por qué no nos liquidaban de una vez en lugar de matarnos tan despacio, tantas veces, tantas pequeñas muertes de hambre, de tristeza de humillación”
― Las tres bodas de Manolita
― Las tres bodas de Manolita
“La insoportable arbitrariedad de su comentario acababa de explicarme en qué país me había tocado vivir y algo aún más importante, quién era yo, en qué clase de mujer me había convertido. Porque existen hambres mucho peores que no tener nada que comer, intemperies mucho más crueles que carecer de un techo bajo el que cobijarse, pobrezas más asfixiantes que la vida en una casa sin puertas, sin baldosas ni lámparas. Ella no lo sabía, yo sí, y nunca me arrepentiría de haber tomado el camino que me lo había enseñado”
― Las tres bodas de Manolita
― Las tres bodas de Manolita
“No sólo no sabía lo que quería, sino que me daba miedo pensarlo, pero sabía que quería más. Aquella noche descubrí la verdadera naturaleza de la ambición, desear lo que se teme, temer lo que se desea, y desear más temer más, siempre más, como un hambriento que nunca quisiera encontrar un alimento capaz de saciar su hambre. Era muy raro, era terrible, incluso terrorífico, pero eso era exactamente lo que me pasaba”
― Las tres bodas de Manolita
― Las tres bodas de Manolita
“Los españoles, ya se sabe, nunca estamos preparados para ser felices”
― Las tres bodas de Manolita
― Las tres bodas de Manolita
“Silverio y yo habíamos ido demasiado lejos sin haber llegado nunca a estar demasiado cerca,”
― Las tres bodas de Manolita
― Las tres bodas de Manolita
“Las cosas inútiles, si son bonitas, sirven para algo ¿no? Aunque no sea más que para alegrarse de verlas”
― Las tres bodas de Manolita
― Las tres bodas de Manolita
“Los nervios de punta, la razón ausente y el gesto detenido en un reloj averiado, parado en una fecha feliz y remota. Aquella insensibilidad repentina, de ritmo lento y ademanes mecánicos, era el signo de otro amor, el amor del cuerpo, de la piel herida en la memoria de los besos que no se repetirían”
― Las tres bodas de Manolita
― Las tres bodas de Manolita
“Aquella mujer era, al fin y al cabo, una monja, una persona incapaz de llamar a las cosas por su nombre”
― Las tres bodas de Manolita
― Las tres bodas de Manolita
“Los martes me levantaba de la cama con la sensación de que nunca me había tocado vivir un año peor que aquel. Tenía que obligarme a recordar 1939, la derrota, el hambre, el desahucio, la orfandad, para lograr vestirme, desayunar, despertar a los mellizos, arreglarlos, dejarlos con la vecina e irme a trabajar. Esa rutina no bastaba para arrancarme de la boca el sabor amargo de los peores lunes de mi vida, ni rellenaba el pavoroso hueco que devoraba lo que quedaba de mí al triturar, semana tras semana, la dulce memoria de un amor que había durado exactamente cinco minutos. No había tenido más, y era tan poco que ni siquiera yo entendía que doliera tanto”
― Las tres bodas de Manolita
― Las tres bodas de Manolita
“Por eso necesitaba llorar, por la fila, por los muros, por el locutorio, por los hombres que se amontonaban contra una reja y por las mujeres que se apretaban contra la reja de enfrente, por el amor de todos los condenados dentro y fuera de Porlier. No lo hice. Mantuve las lágrimas a raya en el borde de mis párpados como si presintiera que me harían falta después”
― Las tres bodas de Manolita
― Las tres bodas de Manolita
“Y en todas las casas, mujeres medio muertas, tan pálidas como si ya hubieran empezado a morirse, tan flacas como si el dolor las estuviera consumiendo, tan perdidas en su propia habitación como si ya no supieran quiénes eran, dónde vivían, cuál era su nombre, su sitio en aquella ciudad negra de lutos, sorda por el interminable estrépito de los pelotones, ciega de tanto cerrar los ojos a los fusilamientos de cada madrugada, hedionda de cadáveres a medio pudrir, y más mujeres, más madres, más niños mirándolo todo, y los caramelos que tenían en las manos, con unos ojos enormes de miedo y de sorpresa que presentían ya el resto de sus vidas”
― Las tres bodas de Manolita
― Las tres bodas de Manolita
“Para hacerme sentir que, con cada cuerpo que se desplomaba ante una tapia de ladrillos rojos, volvían a matarlos a todos, a matarnos con ellos, a quitarnos a todas un pedazo de vida en cada ausencia”
― Las tres bodas de Manolita
― Las tres bodas de Manolita
“Eso era lo que había pasado y era insoportable. No se podía pensar, no se podía creer, no se podía aceptar y seguir viviendo como si tal cosa, pero no nos quedaba más remedio que hacerlo, teníamos que seguir viviendo, levantarnos con el amanecer como si en la víspera no hubiera pasado nada”
― Las tres bodas de Manolita
― Las tres bodas de Manolita
“No veía la luz, no respiraba el aire que entraba por las ventanas, no subía ninguna escalera, por más que impulsara a mis piernas para elevar los pies, peldaño tras peldaño. Sólo sabía caer, ir hacia abajo, y desde allí pensaba, porque no quería pensar, pero mi cabeza no se estaba quieta, y el mediocre fruto de mi pensamiento no me aliviaba ni me dejaba en paz, pero tampoco consentía soltarme”
― Las tres bodas de Manolita
― Las tres bodas de Manolita
“En España no se podía vivir, pero vivíamos. Los que tenían una oportunidad, se fugaban a Francia o se echaban al monto. Los que habían perdido todas, se suicidaban. Para los que no teníamos la ocasión ni el coraje de escapar, sólo existía una receta, conformidad, paciencia y, sobre todo, resignación”
― Las tres bodas de Manolita
― Las tres bodas de Manolita
“Un buen obrero es, por definición, un hombre inteligente, y nueve de cada diez obreros son trabajadores con conciencia política”
― Las tres bodas de Manolita
― Las tres bodas de Manolita
“No me dejó terminar la frase y así, el último beso de aquella noche me enseñó lo más importante. Que nada, ni los hielos del invierno, ni las borrascas del norte, ni el Patronato de Redención de Penas, ni Franco, ni lo que había hecho con España, ni siquiera ese Dios torpe y tullido que acababa de quedarse manco y ya no tenía fuerzas para apretar, para ahogarme a la vez entre sus dedos, iba a impedir que yo fuera feliz en Cuelgamuros”
― Las tres bodas de Manolita
― Las tres bodas de Manolita
“Pero hoy no han matado a nadie”
― Las tres bodas de Manolita
― Las tres bodas de Manolita
