Century of the Wind Quotes
Century of the Wind
by
Eduardo Galeano1,434 ratings, 4.54 average rating, 105 reviews
Century of the Wind Quotes
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“A la mujer que piensa se le secan los ovarios. Nace la mujer para producir leche y lágrimas, no ideas; y no para vivir la vida sino para espiarla desde las ventanas a medio cerrar. Mil veces se lo han explicado y Alfonsina Storni nunca lo creyó. Sus versos más difundidos protestan contra el macho enjaulador.”
― Century of the Wind
― Century of the Wind
“The tree of life knows that, whatever happens, the warm music spinning around it will never stop. However much death may come, however much blood may flow, the music will dance men and women as long as the air breaths them and the land plows and loves them.”
― Century of the Wind
― Century of the Wind
“Anda Neruda sobre el suelo español empapado de sangre. Viendo lo que ve, se transforma. El distraído de la política pide a la poesía que se haga útil como metal o harina y que se disponga a mancharse de carbón la frente y a luchar cuerpo a cuerpo.”
― Century of the Wind
― Century of the Wind
“Un par de años ha durado el gobierno de los humillados en Yucatán. Los humillados tenían el gobierno y las armas de la razón. Los humilladores no tenían el gobierno, pero tenían la razón de las armas. Y como en todo México, a muerte se juega la suerte.”
― Century of the Wind
― Century of the Wind
“Delmira Agustini escribía en trance. Había cantado a las fiebres del amor sin pacatos disimulos, y había sido condenada por quienes castigan en las mujeres lo que en los hombres aplauden, porque la castidad es un deber femenino y el deseo, como la razón, un privilegio masculino.”
― Century of the Wind
― Century of the Wind
“—Vino la muerte a buscarme —suspira Villa—, pero se equivocó de hora.
Los dos resucitados van a parar a una misma celda en la prisión de Tlatelolco. Conversando pasan los días y los meses. Magaña habla de Zapata y de su plan de reforma agraria y del presidente Madero, que se hace el sordo porque quiere quedar bien con los campesinos y con los terratenientes, montado en dos caballos a la vez.
Un pequeño pizarrón y un par de libros llegan a la celda. Pancho Villa sabe leer personas, pero no letras. Magaña le enseña; y juntos van entrando, palabra por palabra, estocada tras estocada, en los castillos de Los tres mosqueteros. Después emprenden viaje por Don Quijote de La Mancha, locos caminos de la vieja España; y Pancho Villa, el feroz guerrero del desierto, acaricia las páginas con mano de amante. Magaña le cuenta:
—Este libro… ¿Sabes? Lo escribió un preso. Uno como nosotros.”
― Memory of Fire: III: Century of the Wind: Part Three of a Trilogy
Los dos resucitados van a parar a una misma celda en la prisión de Tlatelolco. Conversando pasan los días y los meses. Magaña habla de Zapata y de su plan de reforma agraria y del presidente Madero, que se hace el sordo porque quiere quedar bien con los campesinos y con los terratenientes, montado en dos caballos a la vez.
Un pequeño pizarrón y un par de libros llegan a la celda. Pancho Villa sabe leer personas, pero no letras. Magaña le enseña; y juntos van entrando, palabra por palabra, estocada tras estocada, en los castillos de Los tres mosqueteros. Después emprenden viaje por Don Quijote de La Mancha, locos caminos de la vieja España; y Pancho Villa, el feroz guerrero del desierto, acaricia las páginas con mano de amante. Magaña le cuenta:
—Este libro… ¿Sabes? Lo escribió un preso. Uno como nosotros.”
― Memory of Fire: III: Century of the Wind: Part Three of a Trilogy
“—Vino la muerte a buscarme —suspira Villa—, pero se equivocó de hora.
Los dos resucitados van a parar a una misma celda en la prisión de Tlatelolco. Conversando pasan los días y los meses. Magaña habla de Zapata y de su plan de reforma agraria y del presidente Madero, que se hace el sordo
porque quiere quedar bien con los campesinos y con los terratenientes, montado en dos caballos a la vez.
Un pequeño pizarrón y un par de libros llegan a la celda. Pancho Villa sabe leer personas, pero no letras. Magaña le enseña; y juntos van entrando, palabra por palabra, estocada tras estocada, en los castillos de Los tres
mosqueteros. Después emprenden viaje por Don Quijote de La Mancha, locos caminos de la vieja España; y Pancho Villa, el feroz guerrero del desierto, acaricia las páginas con mano de amante. Magaña le cuenta:
—Este libro… ¿Sabes? Lo escribió un preso. Uno como nosotros.”
― Memory of Fire: III: Century of the Wind: Part Three of a Trilogy
Los dos resucitados van a parar a una misma celda en la prisión de Tlatelolco. Conversando pasan los días y los meses. Magaña habla de Zapata y de su plan de reforma agraria y del presidente Madero, que se hace el sordo
porque quiere quedar bien con los campesinos y con los terratenientes, montado en dos caballos a la vez.
Un pequeño pizarrón y un par de libros llegan a la celda. Pancho Villa sabe leer personas, pero no letras. Magaña le enseña; y juntos van entrando, palabra por palabra, estocada tras estocada, en los castillos de Los tres
mosqueteros. Después emprenden viaje por Don Quijote de La Mancha, locos caminos de la vieja España; y Pancho Villa, el feroz guerrero del desierto, acaricia las páginas con mano de amante. Magaña le cuenta:
—Este libro… ¿Sabes? Lo escribió un preso. Uno como nosotros.”
― Memory of Fire: III: Century of the Wind: Part Three of a Trilogy
“América Latina es un archipiélago de patrias bobas, organizadas para el desvínculo y entrenadas para desamarse.”
― Memoria del fuego. Vol. 3: El siglo del viento (La creación literaria)
― Memoria del fuego. Vol. 3: El siglo del viento (La creación literaria)
