Autumn in Peking Quotes
Autumn in Peking
by
Boris Vian3,143 ratings, 3.91 average rating, 172 reviews
Autumn in Peking Quotes
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“- Je l'ai tué, dit Angel.
- Non, dit Petitjean. Vous l'avez poussé et il est mort en arrivant sur les cailloux. C'est un hasard.”
― L'automne à Pékin
- Non, dit Petitjean. Vous l'avez poussé et il est mort en arrivant sur les cailloux. C'est un hasard.”
― L'automne à Pékin
“- ¿Ha visto usted los periódicos? Los conformistas nos la están preparando buena, ¿no?
- ¿Eh...? Sí..., sí, señor -murmuró Claude.
- Esos cerdos... Ha llegado el momento de espabilarse... Como usted sabe, están todos armados.
- Oh... -dijo Claude.
- Claramente se vio durante el Liberacionamiento. Llevaban armas para llenar camiones. Y, naturalmente, las personas decentes, como usted o como yo, no tenemos armas.
- Muy cierto.
- Usted, ¿no tiene?
- No, señor Saknussem.
- ¿Podría usted agenciarme un revólver? -preguntó Saknussem a quemarropa.
- Es que... -dijo Claude-. Quizás el cuñado de la señora que me alquila la habitación... No sé...
- Perfecto -dijo su jefe-. Cuento con usted, ¿eh? Que tampoco resulte demasiado caro; y con cartuchos, eh. Esos cerdos conformistas... No queda más remedio que ser precavido, ¿eh?
- Indudablemente -dijo Claude.
- Gracias, Léon. Cuento con usted. ¿Cuándo podría traérmelo?
- Tengo que preguntar.
- Por supuesto. Tómese el tiempo que necesite. Si quiere salir un poco antes...
- Oh, no. No merece la pena.
- Perfectamente. Y, por otra parte, cuidado con los borrones, ¿eh? Preocúpese de su trabajo. Qué diablos, no se le paga para no hacer nada.
- Tendré cuidado señor Saknussem -prometió Claude.
- Y llegue a su hora -concluyó el jefe-. Ayer llegó usted con seis minutos de retraso.
- Sin embargo, hoy estaba aquí nueve minutos antes... -dijo Claude.
- Sí -dijo Saknussem-, pero habitualmente llega usted con cuarto de hora de adelanto.”
― Autumn in Peking
- ¿Eh...? Sí..., sí, señor -murmuró Claude.
- Esos cerdos... Ha llegado el momento de espabilarse... Como usted sabe, están todos armados.
- Oh... -dijo Claude.
- Claramente se vio durante el Liberacionamiento. Llevaban armas para llenar camiones. Y, naturalmente, las personas decentes, como usted o como yo, no tenemos armas.
- Muy cierto.
- Usted, ¿no tiene?
- No, señor Saknussem.
- ¿Podría usted agenciarme un revólver? -preguntó Saknussem a quemarropa.
- Es que... -dijo Claude-. Quizás el cuñado de la señora que me alquila la habitación... No sé...
- Perfecto -dijo su jefe-. Cuento con usted, ¿eh? Que tampoco resulte demasiado caro; y con cartuchos, eh. Esos cerdos conformistas... No queda más remedio que ser precavido, ¿eh?
- Indudablemente -dijo Claude.
- Gracias, Léon. Cuento con usted. ¿Cuándo podría traérmelo?
- Tengo que preguntar.
- Por supuesto. Tómese el tiempo que necesite. Si quiere salir un poco antes...
- Oh, no. No merece la pena.
- Perfectamente. Y, por otra parte, cuidado con los borrones, ¿eh? Preocúpese de su trabajo. Qué diablos, no se le paga para no hacer nada.
- Tendré cuidado señor Saknussem -prometió Claude.
- Y llegue a su hora -concluyó el jefe-. Ayer llegó usted con seis minutos de retraso.
- Sin embargo, hoy estaba aquí nueve minutos antes... -dijo Claude.
- Sí -dijo Saknussem-, pero habitualmente llega usted con cuarto de hora de adelanto.”
― Autumn in Peking
“– C’est ce receveur, expliqua le conducteur.
– Ah ! dit Amadis.
– Il aime pas les voyageurs. Alors, il s’arrange pour
qu’on parte sans voyageur et il ne sonne jamais. Je le sais
bien.
– C’est vrai, dit Amadis.
– Il est fou, vous comprenez, dit le machiniste.
– C’est ça… murmura Amadis. Je le trouvais bizarre.
– Ils sont tous fous à la Compagnie.
– Ça ne m’étonne pas !
– Moi, dit le conducteur, je les possède. Au pays des
aveugles, les borgnes sont rois. Vous avez un couteau ?
– J’ai un canif.
– Prêtez.”
― Autumn in Peking
– Ah ! dit Amadis.
– Il aime pas les voyageurs. Alors, il s’arrange pour
qu’on parte sans voyageur et il ne sonne jamais. Je le sais
bien.
– C’est vrai, dit Amadis.
– Il est fou, vous comprenez, dit le machiniste.
– C’est ça… murmura Amadis. Je le trouvais bizarre.
– Ils sont tous fous à la Compagnie.
– Ça ne m’étonne pas !
– Moi, dit le conducteur, je les possède. Au pays des
aveugles, les borgnes sont rois. Vous avez un couteau ?
– J’ai un canif.
– Prêtez.”
― Autumn in Peking
“– C’est formidable, dit Anne, quand on se met à penser
à tous ces types qui travaillent pour rien. Qui restent huit
heures par jour dans leur bureau. Qui peuvent y rester huit
heures par jour.
– Mais vous avez été comme ça, jusqu’ici, dit Amadis.
– Vous m’assommez, avec ce qui a été. Est-ce qu’on
n’a plus le droit de comprendre, même après avoir été cul
pendant un bout de temps ?”
― Autumn in Peking
à tous ces types qui travaillent pour rien. Qui restent huit
heures par jour dans leur bureau. Qui peuvent y rester huit
heures par jour.
– Mais vous avez été comme ça, jusqu’ici, dit Amadis.
– Vous m’assommez, avec ce qui a été. Est-ce qu’on
n’a plus le droit de comprendre, même après avoir été cul
pendant un bout de temps ?”
― Autumn in Peking
