La emoción de las cosas Quotes

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La emoción de las cosas La emoción de las cosas by Ángeles Mastretta
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La emoción de las cosas Quotes Showing 1-12 of 12
“Yo me comprometo a vivir con intensidad y regocijo, a no dejarme vencer por los abismos del amor, ni por el miedo ni por el olvido, ni siquiera por el tormento de una pasión contrariada. Me comprometo a recordar, a conocer mis yerros, a bendecir mis arrebatos. Me comprometo a perdonar los abandonos, a no desdeñar nada de todo lo que me conmueva, me deslumbre, me quebrante, me alegre. Larga vida prometo, larga paciencia, historias largas. Y nada abreviaré que deba sucederme: ni la pena ni el éxtasis para que cuando sea viejo tenga como deleite la detallada historia de mis días.”
Ángeles Mastretta, La emoción de las cosas
“Quiero jugar a que me quiso quien no me supo y saber que me quiere quien me sabe.”
Ángeles Mastretta, La emoción de las cosas
“Quiero, sí, irme de compras a la luna y encontrarme una tienda en la que vendan voluntad, síntesis, concentración, premura, certidumbres; todo lo que no tengo para jugar a eso que juegan esos que sí tienen todo eso.”
Ángeles Mastretta, La emoción de las cosas
“Siempre necesitamos saber, cuando ya no podemos. Y cuando más nos urge, porque también nosotros, como nuestros abuelos, […] somos polvo de estrellas. Y de la misma manera, al recordar, temblamos como tiemblan las estrellas.”
Ángeles Mastretta, La emoción de las cosas
“Odio hablar del pasado como algo mejor que se perdió en la nada de un presente baldío.”
Ángeles Mastretta, La emoción de las cosas
“Necesitamos la idea del tiempo, este recordar que el alma nos va y viene entre un año y el otro; alma y año inventados, como los sueños.”
Ángeles Mastretta, La emoción de las cosas
“Él hablaba muy poco de Italia. Uno creía que para olvidarla, pero ahora sé que era solo para no perderla en palabras, para que todo aquello fuera suyo como algo íntimo e irreprochable, como un amor del que nadie pudiera encelarse, o un recuerdo que no se nombra por miedo a perderlo. ¿Para qué contar las heridas y el gozo de antes, si cuando otros los oigan entenderán tan poco?”
Ángeles Mastretta, La emoción de las cosas
“No me mires. Quédate con la yo que anduvo viva, que el muerto sea tu padre, que ya él estaba muerto. En esta caja no estoy, llévatela al jardín, tírala, despilfarra. No están aquí mis ojos ni mis manos ni mi terco deseo de estar aquí.”
Ángeles Mastretta, La emoción de las cosas
“Miro las dos pequeñas cajas, pongo una mano en cada una. La de mi padre, se oye raro, me alegra. Ya no había nada suyo sino el recuerdo nuestro, y ahora están ahí esas pequeñas piedras grises diciendo que existió, que hubo tal cosa como un ser vivo detrás del mito enorme que entre todos tejimos tras su muerte.”
Ángeles Mastretta, La emoción de las cosas
“A un pedazo de su jardín se irán los trozos de arena cenicienta que se volvieron sus ojos claros, su voz, su memoria, su pasión desesperada por la vida y por los hijos de su esposo Carlos, los hijos que nos hemos reunido hoy en la tarde, a pensar bajo qué árbol los pondremos.”
Ángeles Mastretta, La emoción de las cosas
“Quién sabe si se creyó un hombre feliz, pero sabía hacernos reír y al mismo tiempo nos contagió pasión por la melancolía. Un hombre así no debería morir temprano. Pero también la bondad tiene plazo.

Lo enterramos mi madre, mis hermanos y yo. Pasaron los años y no pasó él. Pasó la vida y su memoria se encandiló en la nuestra.”
Ángeles Mastretta, La emoción de las cosas
“Ni mi madre, que durmió junto a él veinte años, supo del espanto que atenazó su vida y su imaginación desde entonces y para siempre. Todos creímos que se le había olvidado. Pero ahí estaba el abismo del que nunca hablaba, ahí, en la nostalgia con que se reclinó en la puerta de nuestra casa, a ver cómo sus tres hijos mayores nos íbamos a vivir a la ciudad de México.”
Ángeles Mastretta, La emoción de las cosas