La ciudad que el diablo se llevó Quotes

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La ciudad que el diablo se llevó La ciudad que el diablo se llevó by David Toscana
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La ciudad que el diablo se llevó Quotes Showing 1-4 of 4
“¿Es verdad que hay muertos que están vivos?
Eso es bien sabido. Bailan, cantan, hacen el amor.
¿Y se matan unos a otros?
Eso nunca.”
David Toscana, La ciudad que el diablo se llevó
“La historia de Kasia y Gosia sin duda tenía suficientes rasgos personales para relatarse en un grueso libro que precisamente se llamaría La historia de Kasia y Gosia. Incluso podría publicarse en sendos volúmenes. Si cada una hubiese llevado un diario, sus vidas paralelas se revelarían muy distintas. nunca sería igual el mundo, los sueños y la muerte vistos a través de los ojos de Kasia que narrados por la palabra de Gosia. Pero si hasta esa fecha no había aparecido ninguna de las niñas en el piso que ocupaba Kazimierz si apenas se había deslizado un mensaje en yídish luego de tanto tiempo, entonces debía suponerse que jamás volverían; aceptar que la historia de ambas había sido la misma que la de otra plétora de judíos. Ya no importaba si a Kasia le gustaba la rayuela y a Gosia la gallina ciega. Daba lo mismo si de verdad habían aprendido griego. Se había borrado cualquier vestigio de su infancia, de su yo. La suma de individuos era una masa. Ahora el relato de sus vidas era el relato de sus muertes. Iniciaba con un vagón para el transporte de ganado y terminaba donde ya se sabe que termina. Había que desechar aquel episodio sobre Gosia empujando a Kasia, suprimir toda especulación sobre el futuro, si una sería una puta, si la otra defraudaría al marido, o si ambas se volverían oculistas que engañan a sus clientes, porque todas las víctimas son buenas, por todas hay que llorar, y si una vivió más que la otra fue porque supo contener la respiración, y pobre de ella porque en esa situación más vida no es sino peor muerte.”
David Toscana, La ciudad que el diablo se llevó
“La historia de Kasia y Gosia sin duda tenía suficientes rasgos personales para relatarse en un grueso libro que precisamente se llamaría La historia de Kasia y Gosia. Incluso podría publicarse en sendos volúmenes. Si cada una hubiese llevado un diario, sus vidas paralelas se revelarían muy distintas. nunca sería igual el mundo, los sueños y la muerte vistos a través de los ojos de Kasia que narrados por la palabra de Gosia. Pero si hasta esa fecha no había aparecido ninguna de las niñas en el piso que ocupaba Kazimierz si apenas se había deslizado un mensaje en yïdish luego de tanto tiempo, entonces debía suponerse que jamás volverían; aceptar que la historai de ambas había sido la misma que la de otra plétora de judíos. Ya no importaba si a Kasia le gustaba la rayuela y a Gosia la gallina ciega. Daba lo mismo si de verdad habían aprendido griego. Se había borrado cualquier vestigio de su infancia, de su yo.La suma de individuos era una masa. Ahora el relato de sus vidas era el relato de sus muertes. Iniciaba con un vagón para el transporte de ganado y terminaba donde ya se sabe que termina. Había que desechar aquel episodio sobre Gosia empujando a Kasia, suprimir toda especulación sobre el futuro, si una sería una puta, si la otra defraudaría al marido, o si ambas se volverían oculistas que engañan a sus clientes, porque todas las víctimas son buenas, por todas hay que llorar, y si una vivió más que la otra fue porque supo contener la respiración, y pobre de ella porque en esa situación más vida no es sino peor muerte.”
David Toscana, La ciudad que el diablo se llevó
“Era un desatino que luego de un bombardeo me llevaran cadáveres de tuberculosos o de alguien que rodó por las escaleras o de un viejo que no pudo más con su vejez o de una mujer que se quedó en el parto; eran muertos de segundo orden, pues no llevaban la aureola de víctimas, sino de meros impertinentes.”
David Toscana, La ciudad que el diablo se llevó