El libro de la fiebre Quotes

“Dormir no es cerrar los ojos. La gente dice dormir y despertar, pero nunca sabe cuándo está dormida y cuándo no.”
― Carmen Martín Gaite, El libro de la fiebre

“Dormir era precisamente abrir los ojos, desde un paisaje inmóvil.”
― Carmen Martín Gaite, El libro de la fiebre

“Terminar una cosa sería no quedarse con temor de ella. Porque nada se termina ni se concluye, todo se enlaza revueltamente. Todo se va, pero sin haber terminado, y la cola de lo no terminado remueve lo siguiente.”
― Carmen Martín Gaite, El libro de la fiebre

“Cuando una cosa no sabemos cuándo ni por qué ha terminado, cuando nos parece que ha quedado incompleta, ese ha sido su verdadero fin.”
― Carmen Martín Gaite, El libro de la fiebre

“Nos hemos acostumbrado a decir "dormir" y "despertar", pero nos pasamos la vida moliendo sueños.”
― Carmen Martín Gaite, El libro de la fiebre

“Anda, déjame. Luego te haré caso. Cuando me despierte, si estoy dormida. O, si no, cuando me duerma. Pero no me hagas sombra en el libro ahora, no me rompas lo que estoy haciendo.”
― Carmen Martín Gaite, El libro de la fiebre

“La puerta cedió suavemente y entonces supe el secreto del jardín cerrado: solo se abría para los que deseaban ardientemente entrar y tenían la esperanza de conseguirlo.”
― Carmen Martín Gaite, El libro de la fiebre

“Mi libro se quedará solo danzando desordenado y loco su danza sonámbula,”
― Carmen Martín Gaite, El libro de la fiebre

“Si alguno de vosotros empieza ya a entrever que este libro es una engañifa y que a ninguna parte va a llevar su lectura, que lo deje ahora mismo y que se vaya al diablo.”
― Carmen Martín Gaite, El libro de la fiebre

“Yo no soy responsable de mi libro, alguien me lo injertó y aunque no lo escribiera, viviría.”
― Carmen Martín Gaite, El libro de la fiebre

“El delirio es sustituido por una reconfortante percepción de la realidad; pero la visión verdadera es la que, desde el encerramiento, rompe los barrotes y abandona los perímetros de lo conocido para adentrarse en mundos remotos.”
― Carmen Martín Gaite, El libro de la fiebre