Nadirs Quotes
Nadirs
by
Herta Müller1,724 ratings, 3.50 average rating, 280 reviews
Nadirs Quotes
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“My flesh was burning where the skin was scraped off my knees, and I was afraid that I couldn't be alive anymore with so much pain, and at the same time I knew I was alive because it hurt. I was afraid that death would find its way into me through this open knee and I quickly covered my knee with my hands.”
― Nadirs
― Nadirs
“وَيَدُقٌ قَلبى منالفرح و أنا أراقب المساء,و فى الفرح خوفاٌ كذلك.
قلبى يدق من الخوف فى الفرح...من الخوف ألا أعود قادره على الفرح ...من الخوف ان الخوف و الفرح هما الشئ ذاته”
― Nadirs
قلبى يدق من الخوف فى الفرح...من الخوف ألا أعود قادره على الفرح ...من الخوف ان الخوف و الفرح هما الشئ ذاته”
― Nadirs
“La Madre de Dios tenía siempre el dedo índice levantado cuando yo me sentaba delante, en el banco de los niños. Pero la expresión de su rostro era amable, y yo no le tenía miedo. Todo el tiempo llevaba el mismo vestido largo azul claro y tenía unos labios rojos muy bonitos. Y un día que el cura dijo que los lápices de labios se hacen con sangre de pulga y de otros bichos repugnantes, me pregunté por qué la Madre de Dios que había en el altar lateral se pintaría los labios. También se lo pregunté al cura, que me golpeó las manos con su regla hasta ponérmelas rojas y me mandó en seguida a casa. Estuve varios días sin poder mover los dedos.”
― En tierras bajas
― En tierras bajas
“Por entonces había muchas serpientes en la aldea. Desde el bosque atravesaban el río hasta los campos, de los campos pasaban a los huertos, de los huertos a los patios y de los patios a las casas. Allí se ovillaban de día tras las escaleras, y de noche se bebían la leche fría de los cubos.
Las mujeres llevaban consigo a sus hijos pequeños cuando salían a trabajar al patio o al huerto. Los metían en canastas de mimbre, entre mantas, y dejaban las canastas a la sombra de los árboles. Arrancaban manojos de hierba de los bancales con raíz y terrón incluidos. Tomaban aliento, volvían a escardar y sudaban.
Ella vivía a la orilla del pueblo. Aquel día estaba en el huerto y había dejado al niño en la canasta de mimbre, bajo el árbol. Junto a la canasta había una botella de leche. Estaba escardando la hierba del bancal de patatas. Olía a sudor. De pronto miró hacia el sol, puso a un lado el azadón y se dirigió al árbol.
La mirada se le vació, la ropa se le pegó a la piel. Se quedó paralizada. Levantó bruscamente al niño, sollozó y gritó, y mientras se tambaleaba sobre la hierba, la serpiente salió de la canasta arrastrándose lenta y perezosa por el suelo, y la mujer encaneció en cuestión de segundos.
En el huerto se quedaron el azadón y la canasta de mimbre bajo el árbol. La serpiente se había bebido la leche de la botella.
El pelo le quedó blanco a la mujer y la gente del pueblo tuvo por fin la prueba de que era una bruja.”
― En tierras bajas
Las mujeres llevaban consigo a sus hijos pequeños cuando salían a trabajar al patio o al huerto. Los metían en canastas de mimbre, entre mantas, y dejaban las canastas a la sombra de los árboles. Arrancaban manojos de hierba de los bancales con raíz y terrón incluidos. Tomaban aliento, volvían a escardar y sudaban.
Ella vivía a la orilla del pueblo. Aquel día estaba en el huerto y había dejado al niño en la canasta de mimbre, bajo el árbol. Junto a la canasta había una botella de leche. Estaba escardando la hierba del bancal de patatas. Olía a sudor. De pronto miró hacia el sol, puso a un lado el azadón y se dirigió al árbol.
La mirada se le vació, la ropa se le pegó a la piel. Se quedó paralizada. Levantó bruscamente al niño, sollozó y gritó, y mientras se tambaleaba sobre la hierba, la serpiente salió de la canasta arrastrándose lenta y perezosa por el suelo, y la mujer encaneció en cuestión de segundos.
En el huerto se quedaron el azadón y la canasta de mimbre bajo el árbol. La serpiente se había bebido la leche de la botella.
El pelo le quedó blanco a la mujer y la gente del pueblo tuvo por fin la prueba de que era una bruja.”
― En tierras bajas
“Os varredores de rua estão trabalhando. Eles varrem as lâmpadas, varrem as ruas para fora da cidade, varrem o morar das casas, me varrem os pensamentos da cabeça, me varrem de uma perna para outra, me varrem os passos do andar.”
― Dépressions
― Dépressions
“A cidade está impregnada de vazio. Um carro atropela meus olhos com suas luzes. O condutor foge, pois é difícil me ver na escuridão.”
― Dépressions
― Dépressions
“Na aldeia, o dia inteiro fica escuro, disse ele. Não amanhece e nem anoitece. Não há um alvorecer e nem um entardecer. O crepúsculo está no rosto das pessoas.”
― Dépressions
― Dépressions
“Dos campos a aldeia parece um amontoado de casas entre as colinas, cuja planta só pode ser reconhecida através das cores. Tudo parece próximo, e quando nos aproximamos não chegamos lá. Eu nunca entendi essas distâncias. Eu sempre estava atrás dos caminhos, tudo corria à minha frente. Eu só tinha a poeira na face. E em lugar nenhum havia um fim.”
― Dépressions
― Dépressions
