The Cry of the Owl Quotes
The Cry of the Owl
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Patricia Highsmith4,062 ratings, 3.75 average rating, 446 reviews
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The Cry of the Owl Quotes
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“—¿Por qué estaba deprimido? —preguntó ella.
—No podría explicarlo —frunció las cejas—. No hay unos motivos concretos, excepto que para mí la vida carece de sentido, a menos de que la viva para otra persona. He estado viviendo para usted desde septiembre... aunque no la conocía.”
― The Cry of the Owl
—No podría explicarlo —frunció las cejas—. No hay unos motivos concretos, excepto que para mí la vida carece de sentido, a menos de que la viva para otra persona. He estado viviendo para usted desde septiembre... aunque no la conocía.”
― The Cry of the Owl
“And would there be time in those last seconds to think of the things he had not done and should have done, that he had done and should not have? Would he be able to remember any kindnesses that he had done for others, by way of buoying his courage, by way of finding a meaning for the thirty or forty or fifty years he would have spent upon the earth? It seemed to him that nothing was of any value except kindness,”
― The Cry of the Owl
― The Cry of the Owl
“[...]Cuando regresé a la Universidad me fui a vivir con un amigo, un compañero de estudios. Se llamaba Kermit. Vivía cerca del colegio con su familia. Tenía un hermano y una hermana menores que él y aquella casa era un caos.—Robert sonrió—. Pero era un hogar, ¿comprendes? No, no puedes comprenderlo si nunca has carecido de uno verdadero.”
― The Cry of the Owl
― The Cry of the Owl
“–Sé lo que es perder un amigo. Pero... ¿la muerte?... Nunca he visto conocidos míos muertos a mi alrededor, tal como los ven los que van a la guerra. ¿La muerte? No. No la conozco. –Sé perfectamente lo que quieres decir cuando hablas de los límites entre cordura y demencia. Yo también pasé por eso cuando murió mi hermano hace tres años. De pronto me pareció que todo en la vida carecía de sentido y, además, que todo el mundo estaba loco excepto yo.”
― El grito de la lechuza
― El grito de la lechuza
“Creo que la muerte se presenta siempre así, bajo la apariencia de un ser humano. Cuando se encuentra a esta persona o se la ve, pienso que se comprende lo que significa, porque existe algo muy íntimo entre ella y uno mismo. Robert iba a decirle que aquello carecía de sentido, pero prefirió callarse. Era evidente que Jenny tomaba muy en serio sus propias ideas.”
― El grito de la lechuza
― El grito de la lechuza
“Aquella llamada le reanimó durante unos instantes, hasta que de pronto tuvo una sospecha: ella iría con Greg, y Greg lo denunciaría a la policía. Al cabo de un rato la sospecha se desvaneció. La joven no era de esa clase, era incapaz de tramar una cosa parecida, estaba seguro. Se sintió satisfecho de haber sido lo bastante decidido para proponerle una cita en el restaurante y, además, no fue él quien llamó primero. Eso hacía que la cosa tuviera un cariz más casual y asimismo impremeditado.”
― El grito de la lechuza
― El grito de la lechuza
“Las cosas se deben aceptar sin desorbitarlas. En eso estriba la diferencia entre las personas sensatas y las desequilibradas. Hay que recordarlo, se dijo a sí mismo.”
― El grito de la lechuza
― El grito de la lechuza
“Una sola idea ocupaba su imaginación, como si contemplase una visión o una pintura: un pez de brillantes colores, como una carpa dorada, pero de mayor tamaño y más rojo, que nadaba a través de una hermosa selva subacuática. El fondo era de arena dorada y relucía como si la luz del sol llegase hasta lo más profundo. Era una imagen plácida y silenciosa, buena para dormirse con ella. La muchacha volvió a verla antes de cerrar los ojos y quedarse dormida.”
― El grito de la lechuza
― El grito de la lechuza
“trajín diario con el material que vendía: píldoras para dormir, píldoras para despertar, píldoras para no beber, para no fumar, para no comer con exceso, para calmar ciertos nervios o para excitar otros. Se diría que el mundo estaba lleno de gente enferma. Pero, por otra parte, esta gente era la que le proporcionaba un trabajo. ¡Incienso bendito!, había exclamado Jenny la primera vez que él le había enseñado su maletín de muestras lleno de centenares de frasquitos con pastillas de distintos colores y tamaños, todos etiquetados con nombres complicados y con sus fórmulas de ingredientes impronunciables. Las únicas pastillas que Jenny tenía en su botiquín eran aspirinas y decía que, como máximo, tomaba dos al año cuando notaba síntomas de resfriado.”
― El grito de la lechuza
― El grito de la lechuza
“–¡Tengo una idea! –exclamó él de pronto–. Un perro. Te conseguiré uno. Un doberman será lo mejor. Un perro guardián. Ella se reclinó contra un almohadón del sofá. –No estoy lo suficiente en casa. No se puede dejar abandonado a un animal durante ocho horas al día. Greg se dio cuenta de que era casi inútil insistir. No resultaba difícil persuadirla de cualquier cosa, pero él no se veía capaz de convencerla respecto a un perro, ni respecto a cualquier ser viviente que Jenny pudiera suponer que sufría por su culpa. –Seguro que en el depósito hay algún perro que preferiría vivir en una casa... en vez de esperar la muerte. –¡Oh, no hablemos más de esto!”
― El grito de la lechuza
― El grito de la lechuza
