La mala costumbre Quotes

Rate this book
Clear rating
La mala costumbre La mala costumbre by Alana S. Portero
40,794 ratings, 4.51 average rating, 7,760 reviews
Open Preview
La mala costumbre Quotes Showing 1-30 of 44
“Cuando reímos con ganas no tenemos edad, lo hacemos igual durante toda nuestra vida y puede adivinarse en nuestra mueca la niña que fuimos o la anciana que seremos.”
Alana S. Portero, La mala costumbre
tags: lgbtq
“Antes de definirte tú misma, los demás te dibujaban los contornos con sus prejuicios y sus violencias.”
Alana S. Portero, La mala costumbre
“Había aprendido mucho de ella, de ellas, eran mi primer aquelarre de mujeres al que pertenecer, sin distancias, sin escondites. Me hubiera gustado impactar en su vida de la misma manera, que el intercambio fuese justo, pero a su lado entendí que las hijas estamos siempre en deuda, que no podemos devolver lo que se nos da o lo que nos quedamos porque no es natural hacerlo. Nuestra misión es traspasar eso que recibimos a otras, las que sean. Aprendí que la genealogía, al ser un amor heredado, solo funciona en cascada.”
Alana S. Portero, La mala costumbre
“Dios casi nunca está cuando se le espera porque es oscuridad, tuvo que crear la luz voceando en el abismo para poder ver algo más que a sí mismo y su tiniebla.”
Alana S. Portero, La mala costumbre
“Me recordó la importancia de la responsabilidad, de no dejarlo todo al destino porque el destino nunca fue amigo de las mujeres”
Alana S. Portero, La mala costumbre
“Que dos contrarios pueden darse al mismo tiempo es algo que se tarda en aprender pero que desata muchos nudos cuando se hace.”
Alana S. Portero, La mala costumbre
“Una, cuando está lejos de todo y no puede tocar nada, imagina cómo será el tacto de las cosas acorde a sus miedos, los propios y los aprendidos”
Alana S. Portero, La mala costumbre
“Aprendí que a las mujeres que viven a su manera, que envejecen a su manera y que llevan la vida marcada en la cara, bien visible, se las suele cubrir con el manto del patetismo y de la burla porque se las teme”
Alana S. Portero, La mala costumbre
“Que la violencia machista se dispensa con independencia de lo que hagamos o dejemos de hacer las mujeres era algo que todavía no había aprendido.”
Alana S. Portero, La mala costumbre
“Apreté los puños hasta marcarme las uñas en las palmas, traté de tragarme las lágrimas pero la de acallar el llanto es una incapacidad que conservaré toda la vida.”
Alana S. Portero, La mala costumbre
“El miedo que se pasa en el armario fabrica monstruos a partir de sombras chinescas.”
Alana S Portero, La mala costumbre
tags: lgbtq
“[...] como los hombres cobardes que nos desean pero que preferirían matarnos antes de llevarnos agarradas del brazo por el parque.”
Alana S. Portero, La mala costumbre
“[...] como los hombres cobardes que nos deasean pero que preferirían matarnos antes de llevarnos agarradas del brazo por el parque.”
Alana S. Portero, La mala costumbre
“Cuando reímos con ganas no tenemos edad, lo hacemos igual durante toda nuestra vida y puede adivinarse en nuestra mueca la niña que fuimos o la anciana que seremos”
Alana S. Portero, La mala costumbre
“como si ser una mujer trans molestase por defecto y tuviera que ir rebajando esa molestia con acciones como estar callada, ser más amable que los demás y no responder a los gestos desagradables.”
Alana S. Portero, La mala costumbre
“Me hubiera gustado impactar en su vida de la misma manera, que el intercambio fuese justo, pero a su lado entendí que las hijas estamos siempre en deuda, que no podemos devolver lo que se nos da o lo que nos quedamos porque no es natural hacerlo. Nuestra misión es traspasar eso que recibimos a otras, las que sean. Aprendí que la genealogía, al ser un amor heredado, solo funciona en cascada.”
Alana S. Portero, La mala costumbre
“Se decía con terror que era un barrio de putas, drogadictos y maricones, que atracaban a la gente y que, aunque estaba cambiando, aún no convenía descuidarse por allí. A mí, desde el Gran San Blas, esto me hacía mucha gracia. De mi barrio, en los setenta y los ochenta se decían cosas parecidas y, aunque podía ser un sitio difícil, no era lo que yo llamaría un infierno. Al menos no por las razones que le daban esa fama.

De Villaverde también se hablaba en esos términos, y de Carabanchel o Aluche. No había que ser muy despierta para entender que todos eran barrios obreros, de rentas bajas, movilizados políticamente y a los que se había castigado con dureza, por ejemplo, introduciendo mareas de heroína y después catalogándolos a partir de las consecuencias que había dejado la droga. También eran barrios en los que había gitanos, que se encontraban bien entre iguales, entre obreros, entre pobres. A los gitanos no se les dejaba descansar y acarreaban con la fama de destrozar los sitios por donde pasaban o donde se asentaban. No se les concedía la mínima garantía ciudadana y se les culpaba por vivir con lo que se les dejaba.”
Alana S. Portero, La mala costumbre
“La conciencia de que necesitas un armario para esconderte te hace listísima en lo tocante al juego de la verdad y la mentira, de lo que dejas ver y de lo que no”
Alana S. Portero, La mala costumbre
“En esas oportunidades mi padre se levantaba del sofá y se acercaba a la cocina a vigilar el guiso, abría la nevera, se preparaba un montadito pequeño de cualquier cosa que hubiese, volvía al salón, le daba un bocado e inmediatamente me lo cedía a mí. Era su forma de decirme que no tenía la más remota idea de cómo hablar conmigo, que no me había entendido nunca pero que estaba dispuesto a sacarse la comida de la boca para alimentarme. Que me quería hasta la inanición si fuese necesario.”
Alana S. Portero, La mala costumbre
“La luna tampoco llegaba hasta allí, ni las tiranías del sol, no se puede contar la nada. No se puede.”
Alana S. Portero, La mala costumbre
“No era condescendiente conmigo y me recordó la importancia de la responsabilidad, de no dejarlo todo al destino porque el destino nunca fue amigo de las mujeres.”
Alana S. Portero, La mala costumbre
“Si quería tener algo parecido a una vida tenía que ser fuera de las miradas de la normalidad, a escondidas, minimizando la posibilidad de la violencia correctiva de lo ordinario.”
Alana S. Portero, La mala costumbre
“A menudo la gente olvidaba que los yonquis eran hijos de alguien y las putas también eran madres, hijas y hermanas.”
Alana S. Portero, La mala costumbre
“O que aconteceu depois foi recuperar o tempo e pedir um empréstimo que a dada altura teria de devolver multiplicado por cem. O maldito tempo, que tanto consegue arrebatar a mulheres como eu… O tempo de sermos meninas, o tempo de sermos adolescentes, o tempo dos amores desajeitados, o tempo de chorar por sermos imbecis, o tempo de fazermos amigas, de discutirmos com elas e de fazermos as pazes logo a seguir, o tempo de dançarmos como loucas, o tempo de aprendermos a ser mulheres sem interrupção. Nada disso nos é concedido quando devido ou é-o em doses que temos de roubar ao destino e esgotar com ânsia, como se bebêssemos de poços no meio do deserto, sabendo que entre um e outro morreremos de sede.”
Alana S. Portero, La mala costumbre
“«De entre los rituales absurdos a los que me sometía para mantener la mascarada, el de aficionada al fútbol fue el más incomprensible».”
Alana S. Portero, La mala costumbre
“(…) como se fosse parar em um lixão cósmico para o qual vamos quando não pertencemos a lugar nenhum.”
Alana S. Portero, La mala costumbre
“Aprendí que la genealogía, al ser un amor heredado, solo funciona en cascada.”
Alana S. Portero, La mala costumbre
“Me parecía que cuando las madres peinaban a sus hijas se transmitía un amor intangible y una belleza sin palabras que no podía darse de otra forma.”
Alana S. Portero, La mala costumbre
“[...] me recordó la importancia de la responsabilidad, de no dejarlo todo al destino porque el destino nunca fue amigo de las mujeres.”
Alana S. Portero, La mala costumbre
“Una parte fundamental de la estrategia de construcción de mi armario consistía en aparentar desgana ante cosas que estaba loca por hacer pero que, de hacerlas con entusiasmo, desvelarían una naturaleza no especialmente masculina.”
Alana S. Portero, La mala costumbre

« previous 1