La última jugada Quotes

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La última jugada La última jugada by Fernando Trujillo Sanz
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La última jugada Quotes Showing 1-30 of 30
“En cualquier caso, el dictamen de los médicos no parecía contar con el peso suficiente para garantizarle a ese pobre desgraciado, a quien no se consideraba en plenas facultades mentales para decidir su propia suerte, un nuevo y saludable corazón.”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“Todo sabe mejor cuando es el fruto de tu propio esfuerzo. Recuérdalo, es un gran consejo.”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“No podemos entender por qué se expresa de ese modo. Igual que no podemos saber por qué nos permite jugar con el resto de nuestras vidas, pero si lo hace será por una buena razón. No podemos entenderlo todo.”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“Acataría dócilmente un sinfín de normas,”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“una persona sin pasión, sin ilusiones, no debería tener la vida de otros en sus manos.”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“sabe mejor cuando es el fruto de tu propio esfuerzo. Recuérdalo, es”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“dócilmente un sinfín de normas, que implicarían renunciar a gran cantidad de vicios y actividades que la inmensa mayoría de las personas consideraba placenteras, y lucharía por aferrarse a este asqueroso mundo cuanto le fuese posible.”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“sabe mejor cuando es el fruto de tu propio esfuerzo. Recuérdalo,”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“persona sin pasión, sin ilusiones, no debería tener la vida de otros en sus manos. Jugar”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“persona sin pasión, sin ilusiones, no debería tener la vida de otros en sus manos. Jugar a las cartas había sido lo único a lo que había dedicado tiempo”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“que es inútil resistirse. Sólo retrasas lo inevitable y cuanto más me enfades más dura será la reprimenda. Como si lo hubiese entendido a la perfección, el perro se levantó y se acercó a la niña en actitud sumisa. La Muerte le acarició con ternura y luego sonrió a Judith durante unos segundos, antes de darse la vuelta y marcharse dando alegres saltitos.”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“sabe mejor cuando es el fruto de tu propio esfuerzo. Recuérdalo, es un gran consejo.”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“posible. Nunca lo sabremos, así que poco importa. Nada importa, en realidad.”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“trata de ser contundente. La Muerte ha hablado de un modo categórico. No necesitará repetir ese argumento jamás.”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“—Está dándonos la respuesta a nuestra conversación: el equilibrio. La muerte se va cobrar nuestras vidas, y no va alterar su duración. Mantiene el equilibrio aunque nos conceda un pequeño margen para alargar una y acortar las otras. Eso simboliza lo que ha apilado la niña.”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“muerte es neutral, no entra en valoraciones. Si lo hiciese viviría quien ella decidiese, pero no es así. Nos”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“sentís mejor pensando que yo soy el diablo y que los demás sois todos ángeles, pero no es cierto. Yo”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“era la respuesta al gran misterio. Álvaro se maldijo a sí mismo por no haberlo deducido cuando relató su historia. Héctor era un suicida, todo encajaba con desconcertante facilidad. De ahí la armadura imperturbable que le recubría. Ya había decidido su destino y el mundo carecía de importancia para él.”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“—Para eso he venido, ignorantes... Mi único propósito es irme con ella —añadió señalando a la niña.”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“opinión, una persona sin pasión, sin ilusiones, no debería tener la vida de otros en sus manos. Jugar”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“su opinión, una persona sin pasión, sin ilusiones, no debería tener la vida de otros en sus manos. Jugar”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“—Pensé que no te gustaba que Dante siguiera en la partida. —Y no me gusta —dijo ella—. Pero entiendo por qué lo has hecho. Eres una persona generosa, probablemente el mejor de todos nosotros. Las palabras de Judith desataron un gran alivio en su interior. A Álvaro le encantó escuchar el buen concepto que ella tenía de él. Fue plenamente consciente del esfuerzo tan desmesurado que le suponía mantener a raya sus emociones al estar próximo a ella. Eso no era bueno para el juego. Debería aislarse, descartar sus sentimientos como malas cartas que no le servían de nada y conservar la mente fría. Lo juicioso sería irse, recurrir a una excusa educada y regresar con los demás. Sin embargo, era absolutamente incapaz de hacerlo.”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“—¿Qué piensas hacer, doctor? —preguntó Dante—. Ya no estás tan cordial y amable. ¿A”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“empezaba a convertirse en el mayor de los peligros de un modo que jamás hubiese sospechado. Su expresión apenada desarmaba a Álvaro cada vez que ella le dedicaba una tímida sonrisa. No lo podía evitar, sentía la necesidad de ofrecerle su protección, se la veía tan desvalida, tan vulnerable, y era tan… atractiva, sí. Álvaro reconoció para sí mismo que Judith era una chica muy bonita, un poco delgada, pero bien proporcionada. Todo en ella le atraía y, sencillamente, eso no podía ser. Tenía que librarse desesperadamente de esa mezcla de compasión y deseo que Judith despertaba en él. Era una enemiga, todos lo eran en aquella mesa, y tenía que permanecer concentrado.”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“por eso su actitud era tan hostil, no estaba acostumbrado a enfrentarse a nadie sin partir de una posición ventajosa, apoyada en su riqueza. Allí no podría sobornar a nadie para ganar.”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“Álvaro catalogó a Dante como potencialmente peligroso, probablemente el más fuerte de los tres, basándose en la primera impresión. Un tipo duro, sin duda, y con todo, un imbécil. Le cayó mal. Y no se desprendía de la sensación de que ya le había visto con anterioridad.”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“ojos de Álvaro tardaron en separarse de la fascinante melena negra que le ocultaba los hombros.”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“le cogió por sorpresa enterarse de lo poco que valía su vida. Había exprimido todo cuanto tenía de valor para solicitar un préstamo por el mayor importe posible.”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“piedra, bastante grande. Comprendió que era una”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada
“La pequeña sierra dejó de girar cuando el esternón se quebró con un chasquido seco. Sus dientes, teñidos de rojo, siguieron rodando unos segundos, perdiendo velocidad gradualmente hasta detenerse por completo.”
Fernando Trujillo Sanz, La última jugada