The Bostonians Quotes
The Bostonians
by
Henry James7,987 ratings, 3.58 average rating, 672 reviews
The Bostonians Quotes
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“Wherever you go, madam, it will matter little what you carry. You will always carry your goodness.”
― The Bostonians
― The Bostonians
“She had never yet encountered a personage so exotic, and she always felt more at ease in the presence of anything strange. It was the usual things of life that filled her with silent rage; which was natural enough inasmuch as, to her vision, almost everything that was usual was inqiuitous.”
― The Bostonians
― The Bostonians
“Miss Chancellor would have been much happier if the movements she was interested in could have been carried on only by people she liked,and if revolutions, somehow, didn't always have to begin with one's self--with internal convulsions,sacrifices,executions.”
― The Bostonians
― The Bostonians
“Basil Ransom had got up just as Mrs. Luna made this last declaration; for a young lady had glided into the room, who stopped short as it fell upon her ears. She stood there looking, consciously and rather seriously, at Mr. Ransom; a smile of exceeding faintness played about her lips--it was just perceptible enough to light up the native gravity of her face. It might have been likened to a thin ray of moonlight resting upon the wall of a prison.”
― The Bostonians
― The Bostonians
“The Bostonians is special because it never was ‘titivated’ for the New York edition, for its humour and its physicality, for its direct engagement with social and political issues and the way it dramatized them, and finally for the extent to which its setting and action involved the author and his sense of himself. But the passage above suggests one other source of its unique quality. It has been called a comedy and a satire – which it is. But it is also a tragedy, and a moving one at that. If its freshness, humour, physicality and political relevance all combine to make it a peculiarly accessible and enjoyable novel, it is also an upsetting and disturbing one, not simply in its treatment of Olive, but also of what she tries to stand for. (Miss Birdseye is an important figure in this respect: built up and knocked down as she is almost by fits and starts.) The book’s jaundiced view of what Verena calls ‘the Heart of humanity’ (chapter 28) – reform, progress and the liberal collectivism which seems so essential an ingredient in modern democracy – makes it contentious to this day. An aura of scepticism about the entire political process hangs about it: salutary some may say; destructive according to others. And so, more than any other novel of James’s, it reminds us of the literature of our own time. The Bostonians is one of the most brilliant novels in the English language, as F. R. Leavis remarked;27 but it is also one of the bleakest. In no other novel did James reveal more of himself, his society and his era, and of the human condition, caught as it is between the blind necessity of progress and the urge to retain the old. It is a remarkably experimental modern novel, written by a man of conservative values. It is judgemental about people with whom its author identified, and lenient towards attitudes hostile to large areas of James’s own intellectual and personal inheritance. The strength of the contradictions embodied in the novel are a guarantee of the pleasure it has to give.”
― The Bostonians
― The Bostonians
“I was on the point of saying that a happy chance had favoured him, but it occurs to me that one is under no obligation to call chances by flattering epithets when they have been waited for so long.”
― The Bostonians
― The Bostonians
“tan lejos de ser admirable, al que la muchacha iba a entregarse no fueran aquellas”
― Las bostonianas
― Las bostonianas
“concesión en ese momento de trance visionario que parecía secar y dispersar todas las nieblas y ambigüedades de la vida. Esas horas de lucidez retrospectiva les llegan a todos los seres humanos, por lo menos una vez, cuando interpretan el pasado a la luz del presente, con la razón que surge de los hechos, como señales indicadoras que aparecen en lugares donde nunca antes las habían visto.”
― Las bostonianas
― Las bostonianas
“de los ojos expresivos de Basil Ransom. Amaba, estaba enamorada… lo sentía en cada partícula de su cuerpo. En vez de haber sido constituida por la naturaleza para abrigar ese sentimiento en un grado excesivamente pequeño (cosa que estaba implicada en el meollo de su cruzada, y por eso había ofrecido su renunciación hacía tiempo a Olive) se daba cuenta de que por el contrario había sido creada para amar con la mayor intensidad posible. Se trataba en realidad siempre de la misma pasión; pero el objeto se había vuelto otro. Había creído hasta entonces que en su espíritu había una especie de doble llama, la mitad de la cual se dirigía hacia una amistad íntima con una persona verdaderamente extraordinaria y la otra se dirigía hacia los sufrimientos de las mujeres en general.”
― Las bostonianas
― Las bostonianas
“y fermentaban. Al final había llegado a creer en ellas, y en eso consistía la alteración, la transformación. Habían encendido una luz bajo la cual la muchacha se veía de un modo completamente nuevo y lo extraño era que a ella le gustaba más esa imagen que la que proyectaba, con exagerado encanto, bajo las viejas lámparas de las salas de conferencias.”
― Las bostonianas
― Las bostonianas
“Era su modo de decir que una gran crisis se había presentado en su vida, y aquella declaración no necesitaba demasiados detalles para constituir una tímida aceptación de que también ella había sucumbido a la pasión universal.”
― Las bostonianas
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“confesado el peligro, y se había abandonado en sus manos. —Me gusta, no puedo remediarlo, verdaderamente me gusta. No quiero casarme con él, no quiero abrazar sus ideas, que son falsas y horribles hasta un grado incalificable; pero me gusta más que cualquier otro hombre que haya conocido.”
― Las bostonianas
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“—¡Del más detestable afeminamiento! Estoy muy lejos de suponer, como sostuvo usted la otra noche, que la mujer no interviene lo suficientemente en la vida pública, que se la ha relegado durante demasiado tiempo a la casa; yo creo que interviene demasiado. Toda la actual generación se ha afeminado; el tono masculino está desapareciendo de este mundo; vivimos en una era femenina, nerviosa, histérica, charlatana y estúpida, una era de frases vacías y falsas delicadezas, excesivas preocupaciones y sensibilidades enfermizas, y si no le ponemos un freno inmediato culminará en el reino de la mediocridad, el más insulso, pretencioso y anodino que haya existido jamás. El carácter masculino, su capacidad para arriesgarse y soportar, conocer y a la vez no temer la realidad, mirar al mundo cara a cara y tomarlo por lo que es, una mezcla extraña donde abundan los peores elementos, eso es lo que quiero preservar, o, más bien, restaurar; y puedo decirle que no me importa nada lo que les ocurra a las mujeres mientras yo libro mi batalla.”
― Las bostonianas
― Las bostonianas
“sentimiento más profundo en el pecho de Ransom en relación con ella era la convicción de que la muchacha había sido creada para el amor, como se había dicho a sí mismo mientras la escuchaba en casa de la señora Burrage. Ella era absolutamente inconsciente de ese hecho, y otro ideal, crudo, vacío y ficticio, se había interpuesto entre ella y los demás;”
― Las bostonianas
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“Verena tenía la esperanza de que algo verdaderamente”
― Las bostonianas
― Las bostonianas
“ideas, criticar las instituciones sociales que uno encontraba en todas partes y desaprobar una gran cantidad de cosas, y sin embargo nunca había soñado encontrar un desprecio tan total como el del señor Ransom, tanta amargura como veía escondida bajo sus exageraciones y sus distorsiones. Sabía que era un conservador ferviente, pero no sabía que ser un conservador significara que una persona pudiera ser tan agresiva y despiadada. Pensaba que los conservadores eran personas obtusas y tercas, satisfechas de sí mismas, y satisfechas también con el orden social imperante; pero el señor Ransom no parecía estar más satisfecho con la realidad presente que con la que ella deseaba que existiera, y estaba dispuesto a decir sobre algunos de los que ella pensaba que militaban en las mismas filas que él cosas peores de lo que la joven consideraría justo decir sobre casi nadie. Después de un rato se desinteresó en discutir”
― Las bostonianas
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“expresión feliz de la muchacha, como lo había hecho en los primeros meses, que el gran problema era ese punto flaco de Verena, la falta de firmeza que ella le había reprochado tan pronto como comenzaron a vivir juntas, cuando le dijo: «Voy a decirte cuál es tu problema; tú no detestas a los hombres como especie» (le volvía ahora a la mente la imborrable impresión producida por la explícita admisión de su amiga). Verena había dicho: «Es verdad, cuando son agradables no me disgustan». ¡Como si la atrocidad organizada pudiera ser agradable! A Olive le disgustaban más cuando menos desagradables pudieran ser. Después de unos momentos, refiriéndose a Henry”
― Las bostonianas
― Las bostonianas
“There are gentlemen in plenty who would be glad to stop your mouth by kissing you!”
― The Bostonians
― The Bostonians
“She thought him very handsome as he said this, but reflected that unfortunately men didn't care for the truth, especially the new kinds, in proportion as they were good-looking. She had, however, a moral resource that should always fall back upon; it had already been a comfort to her, on occasions of acute feeling, that she hated men, as a class anyway.”
― The Bostonians
― The Bostonians
