La sombra de la luna Quotes

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La sombra de la luna (El ciclo de la luna roja, #3) La sombra de la luna by José Antonio Cotrina
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“Me debes tu alma, dos besos a las puertas de la muerte y una noche de masacre. Me los he ganado en buena lid.”
José Antonio Cotrina, La sombra de la luna
“«Todos mueres» se dijo el demiurgo,« al final todos mueren... Pero qué vidas majestuosas podemos llevar mientras tanto. Qué de maravillas nos da tiempo a contemplar».”
José Antonio Cotrina, La sombra de la luna
“-Si lo que pretendes es suicidarte, adelante. Pero la muerte es un lugar sumamente aburrido, te lo advierto. Está lleno de estatuas mal hechas, ciudades nauseabundas y viejas chifladas.
Hector se giró hacia la voz, aturdido al reconocerla.
-No te miento. Vengo de allí.”
José Antonio Cotrina, La sombra de la luna
“—¡Oídme! —aulló, y al momento se hizo el silencio—. ¡Todos me conocéis! ¡La mayoría habéis combatido conmigo! ¡Hemos matado juntos y más de uno a muerto a mi lado! ¡Sabéis quién soy! —desplegó las alas. La multitud le contemplaba y él se sentía inmenso—. ¡Rocavarancolia nos convoca a una nueva batalla! ¡De nuevo resuenan tambores de guerra!
¡Pero no os dejéis engañar! La Rocavarancolia que nos llama no es la nuestra! ¡Nuestro reino agoniza ahí fuera y nada de los que hagamos podrá salvarlo! —Denéstor se removió inquieto y la intranquilidad del demiurgo sirvió de acicate—. ¡Bien se han encargado de ello! ¡Nos lo han arrebatado todo! ¿Me oís? ¡Todo!
¡Y aún así estoy aquí para pediros que os dejéis engañar y que luchéis! ¡Porque fuimos grandes! ¡Somos monstruos y demonios! ¡Somos pesadillas y malos sueños! ¡Somos lo que el mundo teme! ¡Y si triunfa Hurza nos convertiremos en víctimas! ¡Y me niego a que ocurra eso! ¡No somos víctimas de nadie! ¡Jamás! ¡Somos verdugos y asesinos! ¡Quisieron exterminarnos antes y no pudieron!
¡Luchad, monstruos! ¿Me oís? ¡LUCHAD!
¡Luchad por nuestra Rocavarancolia si se os antoja! ¡O por el recuerdo de la antigua! ¡Luchad por Sardaurlar y los reyes conquistadores! ¡Por las torres dragoneras, por la sangre que derramamos! ¡ O por los malditos reyes araña si os apetece! ¡Luchad porque fuimos grandes y nadie que pretenda arrebatarnos eso va a conseguirlo! ¡Luchad por la gloria, por placer, por hacer daño! ¡No me importa el motivo! ¡No me importa qué fuerza os guíe! ¡Sólo quiero que luchéis! ¡Salid ahí fuera y arrasad con todos! ¡Y si se levantan, si osan levantarse, matadlos de nuevo!”
José Antonio Cotrina, La sombra de la luna
“—¡Has dicho que sabes cómo termina! —los ojos le brillaban—. Cuéntamelo, por favor ¿Cómo acaba? ¡Necesito saber si ha merecido la pena!
—No termina —Sedalar sonrió, la mirada alzada al inmaculado cielo, a la claridad que se los llevaba—. Es ahora cuando empieza.”
José Antonio Cotrina, La sombra de la luna
“(...) La felicidad es tener un corazón capaz de amar. Es saber que has sido importante para alguien... Que de algún modo, en algún momento, has marcado la diferencia. Y la muerte no es nada en comparación con esos momentos.”
José Antonio Cotrina, La sombra de la luna
“La amaba, y le importaba bien poco no ser correspondido, la había amado aun antes de saber que lo que sentía por ella tenía un nombre, la había amado sin esperanza. Y no le había importado hacerlo. El hecho de que él pudiera amar era un milagro que tenía sentido por sí mismo, una muestra de que la magia del universo podía estar presente en todos y cada uno de los seres que lo habitaban.”
José Antonio Cotrina, La sombra de la luna
“—Bruno no sabía lo que decía —insistió—. ¿Qué podía saber ese desdichado de finales felices? — la voz le temblaba—. Nada. No sabía nada. La felicidad es estar aquí y ahora, bajo la lluvia, mirándote a los ojos. La felicidad es tener un corazón capaz de amar. Es saber que has sido importante para alguien... Que, de algún modo, en algún momento, has marcado al diferencia. Y la muerte no es nada en comparación con esos momentos.”
José Antonio Cotrina, La sombra de la luna
“—Lo haré. Lo haré porque no me queda más alternativa. Pero no lo haré para cumplir tu sueño, hechicera —hizo un gesto despectivo hacia la Rocavarancolia que aquella mujer había construido en su interior—. No me interesa esta ciudad. No es la mía ni lo será nunca. Lo haré por venganza. Lo haré por justa ira. ¿Estás contenta, Dama Loca? —quiso saber—. Haré lo que deseas.
—Pero por los motivos equivocados.
—¿Y dónde está la diferencia? —preguntó él.”
José Antonio Cotrina, La sombra de la luna
“Será increíble, será magnifico, será leyenda.”
José Antonio Cotrina, La sombra de la luna
“No hay nada más peligroso que un hombre desesperado.”
José Antonio Cotrina, La sombra de la luna
“Olvidad la esperanza. Olvidadla. Lo que necesitamos aquí es lo que queda cuando esa perra ya no está: necesitamos desesperación. ¿Me oís? ¡Desesperación! Ésa sí es una fuerza en la que puedo confiar, ése sí es un credo con el que puedo comulgar. La desesperación nunca os fallará: cuando no os quede nada siempre estará allí. ¿Y sabéis una cosa? No hay nada más peligroso que un hombre desesperado.”
José Antonio Cotrina, La sombra de la luna
“Lo que nos convierte en monstruos es lo que hacemos, no nuestro aspecto.”
José Antonio Cotrina, La sombra de la luna
“Como una canción enloquecida, como el preludio de las leyendas por venir.”
José Antonio Cotrina, La sombra de la luna
“Ahora Rocavarancolia es nuestra.”
José Antonio Cotrina, La sombra de la luna
“La amaba, y le importaba bien poco no ser correspondido, la había amado aún antes de saber que lo que sentía por ella tenía un nombre, la había amado sin esperanza. Y no le había importado hacerlo. El hecho de que él pudiera amar era un milagro que tenía sentido por sí mismo, una muestra de que la magia del universo podía estar presente en todos y cada uno de los seres que lo habitaban.”
José Antonio Cotrina, La sombra de la luna
“Y mientras las alas pugnaban por atravesae otra vez su carne herida, el ángel negro se aproximó a la mujer que amaba”
José Antonio Cotrina, La sombra de la luna
“Lo que importa no son los deagones ni sus dragoneras. Lo que importa no es la canción ni mi voz. El verdadero milagro, dama Desgarro, lo que de verdad importa es que, aquí y ahora, tú me has escuchado cantar. Y si hubieras muerto en aquel callejón jamás podrías haberlo hecho”
José Antonio Cotrina, La sombra de la luna