Juntacadáveres Quotes
Juntacadáveres
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Juan Carlos Onetti892 ratings, 3.69 average rating, 101 reviews
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Juntacadáveres Quotes
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“Asistiendo encogido junto a la estufa, donde ardía y se apagaba la brazada de ramas verdes que había acarreado el muchacho, Díaz Grey buscaba reunir todo lo que el vehemente repetidor hombre gordo ignoraba de sí mismo. «Nació aquí, en la costa, y las superficies del río, de la arena, del campo lo estuvieron aislando y lo anularon, durante cincuenta años mientras que la frecuencia de la balsa le dio, le mantiene la ilusión de participar en los hechos lejanos que él considera decisivos. No es una persona; es, como todos los habitantes de esta franja del río, una determinada intensidad de existencia que ocupa, se envasa en la forma de su particular manía, su particular idiotez. Porque solo nos diferenciamos por el tipo de autonegación que hemos elegido o nos fue impuesto. Un pequeño país en broma, desde la costa hasta los rieles que limitan la Colonia, donde cada uno cree en su papel y lo juega sin gracia. Y así yo, cuando me distraigo, cuando dejo de estar alerta y participo, soy el doctor Díaz Grey, hago el médico, el hombre de ciencia con conocimientos menos discutibles que los de las viejas que atienden partos, empachos y gualichos en el caserío de la costa. Y así también este pobre hombre, al que me empeño en querer, dejó de ser el auténtico y para siempre ignorado Euclides Barthé hace muchos años y todos, sin desconfianza, lo ven representar el boticario, el herborista, el concejal, y —ahora hasta su muerte— el profeta de los prostíbulos sanmarianos.»”
― Juntacadáveres
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“«Saber quien soy. Nada, cero, una compañía irrevocable, una presencia para los demás. Para mí, nada. Cuarenta años, vida perdida; una forma de decir porque no puedo imaginarla ganada. Algunos recuerdos que no es forzoso que sean míos. Ninguna ambición colocada fuera del día siguiente. Hay sentimientos de amor, solidaridades con paisajes, luces, bestias, cielos, vegetales, niños, gente que sufre, actos de bondad, mujeres jóvenes y graciosas. Tal vez convenga no hablar de sentimientos, sino de impulsos de ternura, breves, satisfechos por si tengo miedo; y sin miedo no hay pasiones, la acción resulta absurda. Este que está sentado en este banco: nadie, para mí. En cuanto a los otros, a los que me ven curar, hacer sufrir, presentar cuentas, a los que están obligados a considerarme como un pequeño dios que puede imponerles el dolor o suprimirlo, que puede o podrá matarlos o ayudarlos a vivir, nada igualmente.»”
― Juntacadáveres
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