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“De hecho, toda la cultura que me rodeaba me gritaba ‘puto’, cuando no era ‘marica’, ‘mariposón’, ‘loca’ y otros vocablos repugnantes cuya simple evocación reaviva en mí el recuerdo, siempre presente, del miedo que me inspiraban, la herida que me infligían, el sentimiento de vergüenza que grabaron en mi espíritu. Soy un producto de la injuria. Un hijo de la vergüenza”

“Descubrir, poco a poco, cuáles eran mis deseos y mi sexualidad significó, para mí, entrar en esa categoría previamente definida y estigmatizada por esas palabras insultantes y sentir el efecto de terror que ejercen en quienes las reciben y las sienten como algo a lo que se arriesgan a estar expuestos toda la vida”

“Cuando la izquierda resulta incapaz de organizarse como el espacio o crisol donde se crean los interrogantes, o dónde se inscriben los deseos y las energías, entonces la derecha y la extrema derecha son quienes logran acogerlos y atraerlos”

“En consecuencia, el vínculo que parece evidente entre la “clase obrera” y la izquierda podría no ser tan natural como quisiéramos creer y surgiría, más bien, de una representación construida históricamente por las teorías (el marxismo, por ejemplo) que predominaron sobre otras teorías que competían con ellas y que moldearon nuestra percepción del mundo social y nuestras categorías políticas”

“Así que si aquellos en quienes se tenía cierta confianza ya no son merecedores de ella, se la deposita en otros. Y uno se vuelca, cuantas veces sea necesario, hacia nuevos representantes”

“Un día en que le dijeron: ‘Estoy muy decepcionada, no se puede confiar en usted’, mi madre llegó llorando a la cocina. Quedamos estupefactos al verla en ese estado. Cuando pienso en ello -¡ah! ¡Ese tono de voz!-, aún me da asco ese mundo donde se humilla como se respira y vuelvo a sentir el odio por las relaciones de poder y las relaciones jerárquicas que me viene desde esa época.”