Ari Alfonso’s Reviews > A Song to Drown Rivers > Status Update

Mientras sigamos colocando a hombres mortales en tronos y aclamando como dioses, sacrificando nuestras vidas por sus legados, la historia se repetirá. Los imperios surgirán y se derrumbarán, las guerras comenzarán y cesarán, y el resto de nosotros tendremos que luchar contra las corrientes. Ojalá lo hubiera sabido antes. Ojalá pudiera retroceder en el tiempo.

Mientras sigamos colocando a hombres mortales en tronos y aclamando como dioses, sacrificando nuestras vidas por sus legados, la historia se repetirá. Los imperios surgirán y se derrumbarán, las guerras comenzarán y cesarán, y el resto de nosotros tendremos que luchar contra las corrientes. Ojalá lo hubiera sabido antes. Ojalá pudiera retroceder en el tiempo.

«Si he de morir, quiero que seas tú quien me mate».
Y allí estaba la espada entre nosotros, la empuñadura frente a mí. Una elección. Un final. «Quiero que este sea el último de mis recuerdos».

La confianza era algo tan frágil; tardaba décadas en consolidarse, segundos en romperse y toda una vida en repararse de nuevo.

¿Cuántas mujeres a lo largo historia fueron culpadas de las debilidades de los hombres? Nos convertimos en chivos expiatorios tan convenientes. Nos criaron para ser pequeñas, para guardar silencio, para aceptar lo que nos dieran y nada más.

Uno no puede salvar el mundo y vivir en paz. Así no es como funcionan estas cosas.

Si hubiera reconocido lo que ardía entre nosotros en esos breves y tranquilos momentos juntos. Quizás entonces, todo sería diferente. Pero estas cosas tienden a tener sentido solo en las fantasías, en el recuerdo. En realidad éramos solo dos mortales, unidos por nuestros respectivos roles en la historia, y cualquier destello entre nosotros se sentía terriblemente frágil comparado con el peso de la guerra.

Pero aunque no pudiera librarme del dolor, podía vivir con él. Se podía vivir con casi cualquier cosa, siempre que hubiera algo por lo que vivir.