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Me está costando. Tiene su correspondiente ración de situaciones divertidas, pero no parece haber una historia coherente detrás.

"Waiting at the Crossroads Motel", de Steve Rasnic Tem y "I've Come to Talk with You Again", de Karl Edward Wagner, me han provocado la misma impresión: premisa interesante, pero acaban antes de que de tiempo a desarrollarla.

"Love Is Forbidden, We Croak and Howl", una historia de amor entre especies, de Caitlín R. Kiernan, se deja leer, pero poco más.

Al menos es corta, cosa que no puede decirse de "The Sect of the Idiot", de Thomas Ligotti o de "Black as the Pit, from Pole to Pole", de Steven Utley y Howard Waldrop. De factura más clásica se me han hecho pesadísimos y no he podido acabar ninguno de los dos.

Disfrutándolo mucho. Gran descubrimiento.

Disfrutándolo mucho.

Está perdiendo fuelle, se ha convertido en una sucesión de chistes sin demasiado engarce.

De momento entretenido, aunque no tengo claro cómo va a sacar una historia coherente con estas premisas.

Si no lo estuviera leyendo por compartir una lectora con mi hija a estas alturas ya lo habría abandonado.

No me ha convencido el primer relato, de G. Campbell. Desde muy pronto se intuye que lo va a fiar todo a un giro final y, cuando este se retrasa, la acción pierde interés porque sabes que solo es un señuelo para esa última sorpresa.

Hasta el momento muy interesante.

Hacía tiempo que no me encontraba con un libro de género que me pareciera a la altura de su hype.

Entretenido, pero sin la magia del primer libro.

"Inelastic Collisions", de Elizabeth Bear, es la historia de dos ángeles caídos que no se resignan a su destino. Se deja leer pero no destaca.

"Remnants", novela corta de Fred Chappell. Historia de unos supervivientes en una Tierra dominada por los Antiguos. No he podido con ella, le da demasiadas vueltas a todo y avanza a paso de tortuga. La he dejado a la mitad.

"A Quarter to Three", de Kim Newman es un cuento sencillito, que cumple sin más.

Bastante más ambicioso es "The Dappled Thing", de William Browning Spencer, mezcla de mitos y steampunk en el corazón del África pre-colonial. Pero es más ruido que nueces. La historia no termina de despegar y da la impresión de acabar muy precipitadamente.

Ha pegado un bajón de ritmo por primera vez en la trilogía. A ver si ahora que ha pasado esa parte remonta para un final a la altura.

Cuesta recolocarse (como me pasó con El portal de los obeliscos). Hay cosas que no llego a recordar del todo. Lástima no haber podido leerlos más seguidos.

Está empezando a postularse como mi favorito de Mundodisco.

No por esperado deja de ser menos deprimente ver como los mandos del frente occidental no eran sino un conjunto de prima donnas en busca de casito.