Kindle Notes & Highlights
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September 3, 2024 - July 14, 2025
¿Qué entendemos en una boda por «que salga todo bien»? Puede ser interesante ir a lo esencial: que los dos novios digan «sí, quiero». Y pista. El resto de cosas son no-esenciales
A algunas personas lo que les da pánico es
todas esas miradas fijas en ellas...
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Centraos en la mirada del otro.
—aunque sea pequeño, después de la ceremonia y antes de las fotos, o entre las fotos y el aperitivo— para estar juntos, miraros con calma, «comentar la jugada» y disfrutar en soledad de esos primeros minutos de marido y mujer.
es la primera vez que viajáis como marido y mujer, y es una oportunidad maravillosa para paladear y profundizar en esta nueva realidad:
Algo que puede ocurrir durante la luna de miel
es vuestra primera discusión de casados.
Las discusiones forman parte de la relación entre dos personas que
son distintas
Pero relax: tenéis toda una vida por delante juntos para construir vuestra historia e ir encontrando vuestra manera de hacer y de ser como matrimonio y como familia.
Os dais cuenta en las primeras discusiones de casados y suele ser desconcertante y doloroso, incluso con toques de frustración y desengaño.
«El verdadero amor se manifiesta no tanto en encontrar una especie de sintonía perpetua lograda sin esfuerzo, como en una lucha por superar los obstáculos que se interpongan para conseguir la concordia y aumentar más la unión.
El amor no fluye solo: una relación necesita que impliquemos la libertad, la voluntad y el corazón para avanzar.
Superar los obstáculos juntos
esa lucha conjunta «aumenta más la unión», es decir, nos ayuda a amar cada vez más y mejor.
Desentenderse de batallar juntos
Importante no confundir el consenso con el mero ceder. Ceder es como «Yo pierdo esta vez, pero me debes una».
Necesitamos flexibilidad para ponernos en los zapatos del otro.
aprender a escuchar y a tener en cuenta la postura del otro —aunque no la compartamos—, debatir sin atacar y con muchísimo respeto, exponer
nuestras razones y, finalmente, tomar una decisión entre los dos que no solo no hiera a ninguno, sino que sea lo mejor en conjunto.
Para conseguir esto se necesita mu...
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no siempre es fácil dar nuestro brazo a torcer y abrirnos a la posibilidad
La comunicación está en la base de un buen consenso: cómo somos capaces de exponer lo que pensamos, de transmitirle al otro nuestra manera de ver algo[5].
Llegar a un consenso no quiere decir que escribamos en piedra
esa elección y sea imborrable:
Cuando somos capaces de consensuar, somos equipo. Somos equipo cuando aprendemos a sortear conflictos y de un choque inicial conseguimos salir más unidos.
En el equipo que formamos en la pareja, las cargas no están repartidas 50-50. Estamos los dos al 100%.
qué pasa si la otra persona no ha arrimado el hombro tanto como te habría gustado? Díselo. Puede que ni se haya dado cuenta. Habladlo. Sin escupir reproches, sino exponiendo cómo ha vivido esa situación cada cual y buscando juntos cómo se puede actuar en futuras ocasiones para que ninguno de los dos vuelva a experimentar que «el otro va a su bola».
Hablamos de arrimar el hombro y de mirar juntos en la misma dirección, pero también es interesante no perder de vista las situaciones en las que hacer equipo es luchar espalda con espalda, cual mosqueteros, como cuenta el poeta Enrique García-Máiquez: «No ve uno claramente dónde, cómo y a qué se enfrenta el otro, pero da por sentado que le está salvando el pellejo»[6]
las expectativas no tienen nada de malo,
El punto es darles el valor justo, que se aproximen lo máximo posible a la realidad y, sobre todo, dialogar sobre ellas con el compañero de aventura.
Algo importante para decirse a uno mismo en momentos de tormenta: el otro está de tu lado, mientras no se demuestre lo contrario. Y, por eso, antes de enfadarse, es bueno pensar que o no se ha explicado bien o no lo he entendido correctamente,
No hablamos para ganar, sino para buscar lo mejor para los dos.
Un buen matrimonio sabe acoger: sabe acoger a los hijos, sabe acoger a los familiares y es consciente del impacto que puede tener en el mundo.
En primer lugar, acoge el regalo de la entrega del otro.
la mayoría de los conflictos surgen por problemas de comunicación.
«Para amar al cónyuge o a los hijos, o a cualquiera, hay que hacerse experto en la identidad de esa persona, en vez de proyectar en ella lo que yo quiero. Ser experto en el otro, en lo grande y en lo chico, implica saber qué le hace feliz y qué le hace sufrir»,
«Es que siempre tengo que sacar yo las conversaciones importantes y a él/ella parece que no le importan estos temas». Si estás en una situación así, te diríamos tres cosas: No juzgues las intenciones del otro sin conocerlas a ciencia cierta. Si se te da bien iniciar conversaciones profundas, ¿por qué no sacarle partido a tu talento? Si te agota ser siempre tú el/la que dice un «Tendríamos que encontrar el momento para hablar con calma...», ¿por qué no pruebas a decirle: «Mira, sé que a ti también te encantan nuestras conversaciones de horas, pero necesito que lo demuestres y tengas tú la
...more
(Por cierto: perdamos el miedo a las discusiones y los desencuentros; muchas veces sirven para hablar de cosas que nos cuestan[13]).
La sinceridad y la confianza son dos aliados para el matrimonio.
En un matrimonio no debería haber preocupación por el «qué pensará el otro si le digo que...», ni vergüenza, ni deseos de aparentar.
Y es que tu marido, tu mujer, tiene que ser tu mejor amigo/mejor amiga. O, al menos, estar en camino de serlo.
Al casarnos no rompemos con nuestras amistades, pero lo que pertenece a nuestra intimidad no se comparte con cualquiera.
la flexibilidad: las decisiones y maneras de organizarse no son inamovibles.
podemos prometer amarnos siempre; no podemos prometer que todos los lunes te llevaré el desayuno a la cama, porque no sabemos si los horarios de nuestros trabajos nos lo permitirán, o si los niños madrugadores lo harán posible,
una buena flexibilidad combinada con el orden de prioridades son muy necesarias dos cualidades: la paciencia y el buen humor
Ser «uno» no significa perder nuestra individualidad,
Cada uno conservamos siempre un reducto de intimidad solo para nosotros, y en potencia tenemos nuestro desarrollo personal, nuestro camino de crecimiento y madurez,
Al casarnos, empezamos a ser esposos, pero no dejamos de ser hijos, profesionales, amigos,

