—No puedo —repito con los ojos clavados en los suyos—. No puedo, Tessa. No sabes cuántas veces deseé que el alba no llegara tan pronto. Cuántas veces quise quedarme contigo en lugar de volver a este papel. Cuántas veces deseé ser de verdad Weston Lark, y que el personaje inventado fuera el príncipe Corrick.