Naomi Castillo

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En cuanto me quedo dormida, sueño con Wes, con la calidez de sus manos o con la luz de sus ojos o con la promesa de sus palabras. Y entonces los sueños se vuelven pesadillas, en las que un hombre de negro lanza puñales hacia los ojos de Wes mientras él permanece inmóvil rogando piedad.
El elixir de flor de luna
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