llegar a la puerta hizo girar la llave y la abrió. Ni siquiera se volvió para lanzar una ojeada al cadáver. Comprendía que el secreto del éxito consistía en no darse cuenta de lo sucedido. El amigo que había pintado el retrato fatal, causante de todos sus sufrimientos, había desaparecido de su vida. Eso