Si celebrar lo pequeño te cuesta mucho, seguramente te acecha la actitud ir a lo grande o irte a casa. Desconéctala. Es una trampa. Celebrar una victoria —por pequeña que sea— te conducirá rápidamente a otras victorias. Piensa en todas las veces que pudiste haber cambiado y no lo conseguiste, y aquí estás, cambiando con dos flexiones de piernas.