No te obligues a hacer más que la versión mínima del hábito. Si estás enfermo, cansado o sin ganas, vuelve al tamaño más pequeño. Siempre podrás subir el listón cuando quieras hacer más y —por mucho que te sorprenda— podrás reducirlo a lo más pequeño cuando haga falta. La flexibilidad es parte de esta habilidad.