More on this book
Community
Kindle Notes & Highlights
«Resistiré. No le clavaré un rotulador en el ojo.»
Pero sólo la idea de que Ruby se acerque a mi padre me revuelve el estómago.
Si tuviera que apostar diría que tiene celos de mí. Interesante...
te tengo presa aquí conmigo.
—Estás muy... muy guapa.
Siento lo que he dicho. Sólo pensé... que antes eras amiga de gente muy distinta. Simplemente me pregunto si habríamos intimado tanto de no ser por el asunto de tus padres. Lin se me queda mirando un rato. Al final suspira y murmura: —Tienes razón.
—Beaufort se ha pasado toda la hora mirándote —comenta de repente. —Estaba delante. Todos me miraban —contesto con un suspiro. —No como él. Casi te suplicaba con los ojos que lo mirases.
Se separa de la pared y se acerca a mí. —¿Tienes un momento? —pregunta.
Que sepa que no puede hacerme algo así.
—El chico está delante de nuestra puerta
Para mí, tú ya no eres invisible. Y no quiero actuar como si lo fueses.
—No espero nada. Lo único que no quiero es volver a lo de antes. ¿No podemos... conocernos a partir de ahora?
una mirada que consigue que me flaqueen las rodillas.
aun así ella está bonita. Como una tortuga ninja. Una tortuga ninja con el pelo alborotado y la cara roja como un tomate.
Durante toda la semana la he saludado por los pasillos y en cada una de esas ocasiones se ha llevado un susto, como si no estuviera habituada a que alguien le hablase fuera de clase.
me queda claro que los chicos no me necesitan para nada.
—¿Prefieres estar solo?
Ruby se echa a reír y me enternezco.
James retrocede un poco y me mira a los ojos. —¿Te molesta que yo beba?
Me vuelvo indignado hacia Cyril, a quien se le ha borrado la sonrisa. —Mamón de mierda —digo en voz baja. Me hubiera gustado gritárselo a la cara, pero no quiero asustar a Ruby.
lo hizo. E incluso más. Se ocupó de mí. Me vistió y se comportó como todo un caballero. Sostuvo mi mano mientras yo le contaba lo de papá.
—Si hay alguien que te vaya a enseñar a bailar —me advierte tras una breve pausa—, ése soy yo.
—¿En serio? A mí nunca me has sonreído así. —Porque hasta ahora no me has dado que se diga muchas razones para sonreírte.
—Lo siento —dice. —¿Qué es lo que sientes? —pregunto a media voz. —No haberte dado hasta ahora ninguna razón para que me miraras como has mirado antes a Kieran. —James... —Lo cambiaré
Y tengo que sonreír. Porque me alegro de verlo. Porque disfruto de su compañía. Porque es agudo e inteligente, y lo encuentro interesante. Porque es como un enigma que deseo a toda costa resolver.
El chico ha tenido este detalle y es un gesto precioso
—¿Te gusta? —pregunta,
me gustaba la idea de verte pasear por la escuela con el James.
Los ojos de James se oscurecen y acto seguido me estrecha contra él, más de lo que era usual en la época victoriana.