Lydia Marie Child resumió la situación social de las mujeres negras durante la esclavitud como sigue: La mujer negra no está protegida ni por la ley ni por la opinión pública. Es propiedad de su amo, y sus hijas son también propiedad de este. Se les permite no tener escrúpulos de conciencia, ni sensación de vergüenza, ni contemplaciones con el marido o el padre: deben mostrarse absolutamente sumisas a la voluntad de su amo si no quieren ser azotadas hasta, en el mejor de los casos, rayar la muerte para complacer la voluntad de este.