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by
A.G. Lafley
Read between
February 23, 2023 - July 1, 2024
«eligiendo conscientemente un conjunto diferente de actividades que aportan valor único»
Por tanto, la estrategia exige tomar decisiones explícitas —hacer algunas cosas y no otras— y
una estrategia es una sucesión coordinada e integrada de cinco decisiones: una aspiración ganadora, dónde jugar, cómo ganar, capacidades esenciales y sistemas de gestión.
La estrategia no ha de entrañar ningún misterio. Conceptualmente, es simple y clara. Exige reflexionar con claridad e intensidad, exige creatividad real, valentía y liderazgo personal. Pero se puede hacer.
La primera pregunta —¿Cuál es nuestra aspiración ganadora?— marca el rumbo de todas las demás decisiones. Cada compañía debe intentar ganar en un lugar particular y de un modo particular.
El lugar donde jugar representa el conjunto de decisiones que restringen el campo de competición.
Al decidir dónde jugar se selecciona el campo de juego; al decidir cómo ganar se determinan las elecciones para ganar en dicho campo.
Hay dos cuestiones que dimanan del seno de la estrategia y que son cruciales: (1) qué capacidades se necesitan para ganar y (2) qué sistemas de gestión hacen falta para respaldar las decisiones estratégicas.
Cuando una compañía opte por participar, pero no por ganar, pasará lo inevitable: no tomará las decisiones difíciles ni hará las inversiones sustanciales que podrían hacer de la victoria una remota posibilidad.
Una aspiración demasiado modesta es mucho más peligrosa que una demasiado ambiciosa. No son pocas las compañías que acaban muriendo por culpa de la modestia de sus aspiraciones.
Las aspiraciones ganadoras se deberían articular pensando expresamente en el consumidor. Las aspiraciones más poderosas siempre tendrán en el consumidor, no en el producto, su razón de ser fundamental.
La estrategia es una forma de ganar. Fin de la película.