El médium era hijo de un campesino: pronosticaba el futuro usando el omóplato de una oveja, detalle que siempre me dio risa por la precisión en la elección del hueso. El chico alertaba sobre cosas útiles para su comunidad, cómo debían cuidar el ganado, cuánto dinero ganarían o perderían en la siguiente cosecha, si se avecinaba una tormenta, si corrían peligro en una época de violencia política. Me gustaba el nombre del método y cómo lo pronunciaba mi abuelo: silinnenath.

