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Tenía treinta y seis años
En Washington, John Quincy Adams y James Monroe
Al final de aquella guerra salvaje y humillante, un solo hombre recibiría el crédito por concebir, organizar y liderar solo la liberación de seis naciones: una población un cincuenta por ciento mayor[20] que la de América del Norte, una masa del tamaño de la Europa moderna.
Su éxito para unir a todas las razas alrededor de la causa patriota fue el punto de inflexión en la guerra por la independencia. Es justo decir que dirigió tanto una revolución como una guerra civil.
Pocos héroes en la historia han recibido tanto honor, tanto poder y tanta ingratitud.
1783,
El 24 de julio de 1783,
Tan pronto como la Corona pudo imponer cierta apariencia de control, impuso estrictas divisiones entre las razas. Se puso en marcha un implacable sistema de dominancia racial. En la cúspide estaban los supervisores nombrados por la Corona, nacidos en España, como Simón de Bolívar; debajo de ellos, los criollos —blancos nacidos en las colonias—, como el propio hijo de Bolívar. Después venían los pardos, población de mezcla racial en constante crecimiento que era mestiza, en parte blanca, en parte indígena; o los mulatos, mezcla de blancos y negros; o los zambos, combinación de negros e
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Cuando Simón de Bolívar, el señor español, llegó a Venezuela a fines del siglo XVI, la población era de cinco mil españoles, diez mil africanos y 350 mil indígenas;[54]. Doscientos años después, cuando nació el Libertador, según el antropólogo Alexander von Humboldt, Venezuela tenía ochocientos mil habitantes[55], de los cuales más de la mitad eran mestizos o mulatos. Hoy en día, más de dos terceras partes[56] de todos los latinoamericanos son mestizos. En ningún otro lugar de la tierra se ha forjado una civilización de semejante complejidad étnica en tan poco tiempo[57]
Caracas era chica, apenas catorce cuadras en un sentido y doce en el otro.
El ambicioso régimen borbónico español había decidido imponer a sus colonias un gobierno estricto. Puso en marcha una serie de leyes anticriollas que tuvieron efectos directos sobre los negocios de don Juan Vicente. Primero separó a Venezuela del virreinato de la Nueva Granada, región en expansión que originalmente abarcaba del Pacífico al Atlántico en los territorios al norte de América del Sur; luego nombró a un intendente en Caracas para administrar los asuntos económicos y a un capitán general para manejar las cuestiones políticas y militares. Ahora, conectada directamente a Madrid por un
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La Compañía Guipuzcoana,
José Miguel Sanz.
padre Francisco de Andújar
cuarenta millones de dólares,
A medianoche del 1º de abril de 1767, se expulsó a todos los sacerdotes jesuitas de la América española.
Carlos IV dejaba clarísimo[100] que no era aconsejable que América se educara: a España le convenía más y sus súbditos serían más fáciles de manejar si mantenía a sus colonias en la ignorancia.
Se le dio más poder al Tribunal de la Inquisición, instaurado en 1480 por Fernando e Isabel para mantener al Imperio en cintura.
Un resumen de los derechos de la América británica, de Thomas Jefferson.
“Solo sé de dos[117] —respondió el prisionero—, y somos usted y yo: usted como opresor de mi país y yo porque quiero rescatarlo de sus tiranías”.
José Antonio Galán,
En 1789 se publicó en Francia la “Declaración de los Derechos del Hombre”.
“L’injustice à la fin produit l’indépendance!” (¡La injusticia al cabo da lugar a la independencia!), verso del Tancrède de Voltaire, fue la consigna.
Fue una insurrección liderada por un hijo de esclavos. José Leonardo Chirino —mitad negro, mitad indígena— había viajado de Venezuela a Santo Domingo[119] y visto personalmente cómo la rebelión de los esclavos había prácticamente exterminado a los blancos de la isla y transformado la colonia —antaño la más productiva del Nuevo Mundo— en la república negra de Haití.
reina María Luisa.
En una ocasión, mientras los tres discutían sobre política colonial, Bolívar defendió apasionadamente[51] la liberación del continente del yugo de la Corona española. Le preguntó a Humboldt si creía que América tenía lo que se necesitaba para gobernarse a sí misma. El científico se aventuró a afirmar que las colonias podían estar listas para la libertad, pero agregó que no conocía a ningún líder que fuera capaz de ganársela.
una revolución hace a sus líderes,
Napoleón se puso a prueba cuando se coronó emperador en la catedral de Notre-Dame ese mismo año. No está claro si Bolívar vio el espectáculo del 2 de diciembre de 1804,
Ludwig van Beethoven,
Eroica
peripatético
“república de las letras”
“No quiero ser como los árboles que echan raíces en un solo lugar —escribió—. Prefiero ser como el viento, el agua, el sol, como todas esas cosas que están siempre en movimiento perpetuo”
“Maman”.
corona de Lombardía,
“Dieu me la donne (Dios me la da) —anunció Napoleón mientras se la ponía en la cabeza—.
“Recibí a Roma de ladrillos y la dejé de mármol”
papa Pío VII.
“El papa debe tenerle poco respeto al más alto símbolo del cristianismo si lo usa en sus sandalias, mientras que los reyes más orgullosos de la cristiandad lo prenden en sus coronas”.
Albergaba, como se daría cuenta Alexander von Humboldt muchos años después, un odio profundo hacia España. Había comenzado como una respuesta natural de mantuano y crecido en los pocos meses pasados en Venezuela como terrateniente casado, luchando por administrar sus propiedades. Se había acrecentado en Francia, donde pudo ver la exuberancia de una nación liberada de su rey Borbón.
“¿Recuerdas cuando fuimos juntos al monte Sacro para jurar en el terreno sagrado que no descansaríamos hasta que nuestra patria fuera libre? Seguramente no has olvidado ese día de gloria eterna”
Un registro en la logia de los masones de París[88], la fraternidad antimonárquica que estaba reclutando frenéticamente a jóvenes en ese momento, lo cuenta como “reclutado”[89]
El 2 de septiembre de 1805,
Francisco de Miranda,
Thomas Jefferson, Alexander Hamilton, George Washington, James Madison, Thomas Paine, Henry Knox, Catalina la Grande, Maximilien de Robespierre, el general Lafayette e incluso a Joseph Haydn.
“Tenemos ante nuestros ojos dos grandes ejemplos: las revoluciones americana y francesa. Imitemos prudentemente la primera y evitemos cuidadosamente la segunda”
“Durante mi corta visita a los Estados Unidos —escribió más tarde—, por primera vez en mi vida vi personalmente la libertad racional[129]”.
Dicen que los grandes proyectos deben prepararse con calma. ¿Trescientos años de calma no bastan?
Napoleón Bonaparte, quien, en el otoño de 1807, cruzó España con la falsa pretensión de conquistar Portugal.
rey Carlos IV encontró

