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Kindle Notes & Highlights
Aunque no sepan nada de triunfar, se ahorran al menos los desengaños de la derrota.
y en cuanto a creer cosas, me puedo creer cualquiera con tal de que sea totalmente increíble.
Elijo a mis amigos por su apostura, a mis conocidos por su buena reputación y a mis enemigos por su inteligencia.
Pero hasta el más valiente de nosotros tiene miedo de sí mismo.
Tan sólo las personas superficiales no juzgan por las apariencias.
La única diferencia entre un capricho y una pasión para toda la vida es que el capricho dura un poco más.
Los jóvenes quieren ser fieles y no lo son; los viejos quieren ser infieles y no pueden:
Siempre hay algo infinitamente mezquino en las tragedias de los demás.
A la gente le encanta regalar lo que más necesita.
La experiencia carece de valor ético. Es sencillamente el nombre que dan los hombres a sus errores.
El verdadero inconveniente del matrimonio es que mata el egoísmo.
Y las personas sin egoísmo son incoloras.
Sólo hay dos clases de personas realmente fascinantes: las que lo saben absolutamente todo y las que no saben absolutamente nada.
Padecía hambres locas que se hacían más devoradoras cuanto mejor las alimentaba.
Los lívidos espejos recuperan su imitación de la vida.
Es perfectamente intolerable –dijo, finalmente– la manera en que la gente va por ahí diciendo, a espaldas de uno, cosas que son absoluta y completamente ciertas.
Las mujeres prueban suerte. Los hombres arriesgan la suya. –Narborough no era perfecto –exclamó la anciana señora. –Si lo hubiera sido, no lo
Me gustan los hombres con futuro y las mujeres con pasado
se podía destruir el recuerdo de los antiguos pecados con el frenesí de los recién cometidos.
pero aunque el perdón fuera imposible, el olvido no lo era,
¿Quiere eso decir que no te gusta tu país? –preguntó la duquesa. –Vivo en él. –Para poder censurarlo mejor.
Eres un escéptico. –¡Jamás! El escepticismo es el comienzo de la fe.
Además, cada vez que se ama es la única vez que se ha amado nunca.
La muerte y la vulgaridad son los dos hechos del siglo XIX que carecen de explicación.

