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Hay personas que creen que la muerte es un destino peor que el aburrimiento.
De todas las palabras tristes habladas o escritas, las más tristes son estas, podría haber sido.
Qué crueldad que tengamos que despertarnos cada día para responder al mismo nombre, revivir los mismos recuerdos, adoptar los mismos hábitos y estupideces con los que cargábamos el día anterior antes de acostarnos.
No es justo, nadie más tiene que esperar a ser lo bastante mayor para saber quién es su padre. No deberíamos elevar lo fortuito a la categoría de deseable.