Alejandría no solo coleccionaba libros, sino también intelectuales. Se trataba a los estudiosos con reverencia y se les obsequiaba con maravillosas facilidades. La biblioteca y el Museion les ofrecían una existencia encantadora; había pasarelas cubiertas para pasear, jardines en los que descansar y una sala en la que dar conferencias. Casi todas las necesidades estaban cubiertas; los estudiosos recibían un estipendio de los fondos públicos, alojamiento y comidas, en un elegante comedor con el techo abovedado. De manera un tanto incongruente, es posible que también hubiera un zoo. El objetivo
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