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el obispo Marcelo había destruido el vasto y aún muy popular templo de Zeus en Apamea con sus oraciones y la ayuda de un hombre que «no era constructor, ni albañil, ni artesano de ninguna clase». Hoy, Marcelo es adorado como un santo en la Iglesia ortodoxa.[309]
La edad de la penumbra: Cómo el cristianismo destruyó el mundo clásico
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