En el Museo Arqueológico de Esparta, una colosal estatua de la diosa Hera mira a ciegas, con los ojos desfigurados por cruces. Una hermosa estatua de Apolo procedente de Salamina está castrada y tiene en la cara las marcas de los duros golpes que partieron la nariz del dios. En el cuello tiene cicatrices que indican que los cristianos intentaron decapitarlo sin éxito.