Max

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Es una pregunta que formulan muchos gobernadores romanos, estupefactos. «¿No ves la belleza de este agradable clima? —exhorta uno—. No hallarás placer ninguno si matas a tu propio ser. Pero escúchame y te salvarás.»
La edad de la penumbra: Cómo el cristianismo destruyó el mundo clásico
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