aquel momento, la autoridad de la historia no estaba en peligro de erosión tanto por unos filósofos desdeñosos como por la nueva ciencia de la geología. La auténtica edad de la Tierra estaba empezando a dificultar la creencia en la creación, sobre todo en una que había tenido lugar, como célebremente afirmara un teólogo cristiano, el 23 de octubre del 4004 a.C. Muchos píos académicos victorianos lucharon contra esta nueva y amenazadora ciencia, entre ellos, de una manera un tanto extraña, algunos geólogos. En su discurso inaugural, William Buckland, el primer profesor de geología en la
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