Max

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Aparecieron complejas demonologías que lo explicaban todo, desde la creación de estas criaturas (una caída miltoniana de la gracia), hasta su pestilencia (repugnante), su geografía (Roma era uno de sus lugares favoritos), el tacto de su piel (mortalmente frío) e incluso sus costumbres sexuales (variadas, imaginativas y persistentes). Todo se tenía en cuenta, también el modo en que los demonios planeaban superar las dificultades logísticas y lingüísticas que implicaba la dominación del mundo. «No debemos pensar que existe un espíritu de la fornicación que seduce a una persona que, por ejemplo, ...more
La edad de la penumbra: Cómo el cristianismo destruyó el mundo clásico
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